La aerolínea acusa al fabricante de inflar los precios de los 230 aviones encargados
Las tensiones vividas en los últimos días entre Ryanair y Boeing por el macropedido de 230 737 Max 10 desembocó ayer en una ruptura de las negociaciones. La aerolínea de bajo coste dio por concluidas las conversaciones con el fabricante después de que ambas partes no llegaran a un acuerdo final sobre el precio de los aparatos. Las negociaciones se iniciaron hace ya diez meses, pero finalmente no han llegado a buen puerto. La compañía destacó, pese a ello, que esta ruptura no afectará al pedido de más de 200 aviones B737 «Gamechanger» que ha realizado para los próximos cinco años, de 2021 a 2025. Con estas entregas, la aerolínea de bajo coste prevé incrementar su flota a más de 600 aviones, con capacidad para transportar más de 200 millones de pasajeros al año.
La ruptura de las negociaciones relacionadas con el Max 10 parecía imposible hace meses. Pero desde la semana pasada era más que probable. El consejero delegado de Ryanair, Michael O’Leary, ya advirtió hace escasos días que era poco probable que se lograra un acuerdo este año en relación a este macropedido, pero dejó la puerta abierta al acuerdo al asegurar que la empresa sí podría pedir 250 aviones nuevos si se reducía el precio.
El guante no ha sido recogido por
Boeing, lo que desató ayer las críticas de la compañía aérea. «Estamos decepcionados», dijo O’Leary, que añadió que «Boeing tiene una perspectiva más optimista sobre los precios de los aviones que nosotros».
Mientras, el fabricante americano defendió ayer su postura explicando que, aunque Ryanair es su socio desde hace años, son muy cautelosos respecto al precio de sus aviones. Ryanair ha sido una empresa clave para mantener a flote a Boeing, que llegó a la crisis del coronavirus con un grave problema reputacional causado por los dos accidentes mortales que provocó su modelo 737 Max 8 entre octubre de 2018 y marzo de 2019.
Como consecuencia de ambas catástrofes, el modelo de Boeing –uno de los más vendidos– estuvo vetado por cientos de Estados durante casi dos años. El Max no retomó el vuelo hasta diciembre del año pasado. Precisamente la ‘low cost’ irlandesa dio un espaldarazo al fabricante estadounidense cuando anunció, a finales de 2020, que encargaría 75 Boeing 737 Max por 7.000 millones de dólares.
655 cancelaciones
La operación representó un salvavidas para Boeing, que ahora afronta un castigo de similares proporciones con la cancelación de este otro pedido de Ryanair. Como el resto del sector, el fabricante se ha visto muy penalizado por la crisis del coronavirus. Las restricciones a la movilidad impuestas en todo el mundo han provocado que las aerolíneas reduzcan al máximo su flota de aviones y limiten sus nuevos pedidos. El año pasado Boeing entregó a sus clientes la mitad de aviones comerciales.