∑Muchos padres se oponen a la obligación de llevar mascarillas y las autoridades insisten en la vacunación
∑La variante Delta deja en algunos estados una situación similar a la vivida en las peores oleadas
Ayer Estados Unidos celebró ‘Labor Day’ (Día del Trabajo), un festivo que marca el final del verano y el comienzo del nuevo curso. Los niños vuelven de forma masiva a los colegios, los universitarios llenan los campus, apenas quedan oficinistas de vacaciones y los museos, teatros y salas de conciertos arrancan una nueva temporada.
El verano también comienza de forma oficiosa con otro festivo, ‘Memorial Day’. Este año cayó el 31 de mayo. Para entonces, en el país reinaba el optimismo sobre la pandemia. EE.UU. registraba de media unos 17.000 casos de Covid al día, muy por debajo de los 300.000 que llegó a tocar a comienzos de año, en la peor ola de la pandemia. La vacunación, además, había avanzado con fuerza –en EE.UU. sobran dosis– y la gran mayoría de estados habían retirado la práctica totalidad de restricciones a los negocios.
A este paso, se pensaba entonces, en el nuevo curso se habrá recuperado la normalidad y la pandemia será casi un mal recuerdo. Los niños podrán volver a clase con constancia, se ocuparán las oficinas y se llenarán los teatros.
Solo el 53% tiene dos dosis
La variante Delta destrozó estas previsiones. Los casos diarios superan los 160.000. Lo que es peor, las hospitalizaciones y muertes han crecido de forma dramática. La fuerte capacidad de contagio de Delta, los insuficientes niveles de vacunación –solo el 53% de los estadounidenses tienen la pauta completa–, la posibilidad de que las vacunas pierdan eficacia con el paso de los meses y la retirada de restricciones han dado la vuelta a la situación.
En el último mes, según los datos de los Centros para el Control y la Prevención
de Enfermedades (CDC, en sus siglas en inglés), el número diario de fallecidos se ha incrementado un 131% en el último mes, cerca de 1.500 personas al día. Los hospitalizados por Covid son casi 90.000, el mismo nivel que a finales de enero.
La situación hospitalaria empieza a parecerse a la de los peores momentos de anteriores oleadas. Estados con bajos índices de vacunación, como Alabama o Misisipi tienen sus UCI a reventar. Otros, como Oregón o Idaho, acaban de reconocer que se empiezan a quedar sin camas de UCI. «Estamos peligrosamente cerca de tener que activar estándares de crisis para la atención médica en todo el estado», reconoció el gobernador de Idaho, el republicano Brad Little. «En esencia, alguien tendrá que decidir quién debe ser tratado y quién no».
El resultado es que la pandemia toma el camino inverso en el final del verano al que había comenzado a principios de este. Las autoridades sanitarias piden a los vacunados que usen mascarillas en espacios interiores, estados como Kansas imponen a sus funcionarios que trabajen desde casa y destinos vacacionales, como Hawái, piden que no vayan los turistas.
Uno de los principales asuntos, que coincide con el regreso del curso escolar, es qué medidas tomar con los menores. Según los datos de la Academia Americana de Pediatría, más de medio millón de niños estadounidenses dieron positivo en tres semanas del verano, entre el 5 y el 26 de agosto. En el último curso, millones de niños estuvieron sin clase duran