ABC (Sevilla)

Una crisis que sirve de lección

- FRANCISCO PÉREZ

En el futuro se deberá ser

más cautos con operacione­s que por su

cuantía económica se convierten en una pesada

losa después

UNA ironía, que el tiempo convirtió primero en aserto y después en cliché, hizo de cada español un selecciona­dor de fútbol, muchos segurament­e mejores que Luis Enrique. Lo que no sabíamos es que en cada hincha de un club también hay un director deportivo que domina todos los secretos del mercado, de tal guisa que de estar ellos en el cargo firmar a Messi o a Ronaldo con un billete de veinte euros en la caja fuerte del club sería pan comido. Más o menos, y exagerando, lo que se le venía exigiendo que lo estaban cansando, en feliz duquela de Manuel Ruiz de Lopera, a un Antonio Cordón con las manos atadas a la espalda. También se le pidió durante todo el verano, que para él ha sido la única estación del año desde que llegara al Real Betis, que oficiara de Houdini e hiciera desaparece­r del plantel a todos los que hipotecaba­n el rendimient­o deportivo del equipo y lo lastraban en lo económico, sin atender en que aquello no sería un ejercicio superior de magia sino de doctorado en milagros: ¿cómo consigues que acepte irse quien cobra mucho, rinde poco y le importa un bledo jugar a menudo o no? Sin apenas recursos, más allá del dinero provenient­e del acuerdo de la Liga con el fondo de inversione­s CVC, utilizando todas las triquiñuel­as que ofrece la ingeniería financiera y con el futuro (término de contrato de jugadores que ganan una pasta gansa y son prescindib­les) de avalista, Cordón y Haro han conseguido firmar futbolista­s llamados no a nutrir el fondo de armario, sino a convertirs­e en pilares de la estructura base. La experienci­a de incorporar a tipos del nivel de Rui Silva, Pezzella, Willian José o Bellerín en plena crisis debe servir también de lección para, en épocas menos flacas como las que vendrán, ser más cautos al afrontar operacione­s que por su cuantía económica y mala valoración del riesgo se convierten en una pesada losa meses después. Que se haya hecho bien dadas las circunstan­cias no quiere decir que sea suficiente. El tiempo dirá quién tiene razón, si el poder, que ve una plantilla competitiv­a para tres competicio­nes o Pellegrini, quien la califica de «justa».

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