‘Viva la vida’ como alternativa
Sin ser brillante, nos devuelve a una zona agradable y sosegada en la que hablar durante media hora
Le hizo Toñi Moreno una bonita entrevista a María del Monte en ‘Viva el verano’ (Telecinco). Con su gran dominio de la situación proclamó la libertad del querer: nadie, ni siquiera la Pantoja, puede prohibirnos querer a quien queremos.
Se notó que Toñi Moreno es su amiga. Su estilo cariñoso y sonriente no resulta ya tan empalagoso; o ha cambiado ella o hemos cambiado nosotros. Unas semanas antes le hizo otra estupenda entrevista a Ortega Cano, que hasta lloró.
‘Viva el verano’ ha arreglado un par de noches calurosas y es la prolongación de ‘Viva la Vida’, un programa consolidado que ofrece un tratamiento más clásico de la información del corazón.
En el ‘Sálvame’ la noticia son ellos, y ‘Viva la vida’, sin ser tan brillante, nos devuelve un paso atrás, a una zona agradable y sosegada en la que hablar durante media hora del testamento de la Jurado.
Conserva rasgos de las tardes del fin de semana: la mirada nostálgica al pasado (cada vez menos), o el ingrediente de las Campos, pues no deja de ser el programa que fue de María Teresa. Carmen Borrego se irá al ‘Sálvame’, pero siguen Terelu y su hija (a todo esto, ¿por qué Terelu habla en andaluz y la hermana no?).
El programa tiene especialistas del género: Diego Arrabal, siempre venenoso, el prometedor animal televisivo Avilés (¡qué lágrimas tan puras lloró por Carmen Borrego!), el perfecto Carlos Pérez Gimeno, Luis Rollán y su moreno transracial o Kiko Matamoros, que con sus gafas parece el novelista egipcio Naguib Mahfuz. Matamoros, ubicuo, es uno de los puntos en común con ‘Sálvame’, pero ‘Viva la vida’, de otra productora, funciona como una segunda división, casi una cantera de colaboradores, también como el lugar de los damnificados, o donde no llega el integrismo Corredera. Tiene algo de metadona, de alivio cuando no hay droga, pero cuando el corazón parece amenazado por la propia deriva del ‘Sálvame’, que lo absorbió, o por el obsesionante fenómeno de las series turcas, ‘Viva la vida’ ofrece una alternativa para los incurables aficionados al género, una tertulia inteligible de cotilleo fino, filipino y paparazi.