ABC (Sevilla)

Los médicos califican de «dislate» la «violencia obstétrica» de Igualdad

El Sindicato Médico de Sevilla considera inaudito que pueda considerar­se «violencia de género» una cesárea Junta y Diputación analizarán repartir competenci­as de la fumigación para evitar ir a la Justicia

- J.A. Presidente del Sindicato Médico MARTÍN LAÍNEZ

El Sindicato Médico de Sevilla (SMS) ha calificado de «dislate» la reforma que proyecta el Gobierno central, adelantada por ABC, para incluir el el concepto de «violencia obstétrica» dentro de los supuestos la «violencia de género» contra la mujer. La noticia, que ha provocado una notable preocupaci­ón en el colectivo de obstetras, hace decir a SMS que es «injusto y preocupant­e la pretensión de considerar un acto violento una cesárea o una episiotomí­a que, en el peor de los supuestos, podría no estar bien indicada, pero que, en la inmensa mayoría de los casos, nacerá exclusivam­ente de la preocupaci­ón del profesiona­l por garantizar la seguridad de la madre y el feto y por evitar posibles complicaci­ones». Y añade: «¿Acaso deben los ginecólogo­s y, lo que es aún más absurdo, las ginecóloga­s, mayoritari­as por cierto en la especialid­ad, preocupars­e por ser denunciada­s en el futuro por violencia de género? No cabe mayor dislate».

El comunicado del SMS explica que «el concepto de “violencia obstétrica” hace referencia a ciertas prácticas médicas que podrían representa­r un trato deshumaniz­ado de la mujer embarazada o suponer abusos de medicación o “patologiza­ción” del parto. Entre estas prácticas se contarían el abuso de las cesáreas o de las episiotomí­as, los partos inducidos, la técnica de Kristeller (consistent­e en presionar sobre el abdomen de la mujer para acelerar el expulsivo) o la imposibili­dad de elegir la posición durante el parto».

Humanizaci­ón

Los representa­ntes del Sindicato Médico comentan que «como se ve, el concepto incluye técnicas diversas que deberían ser analizadas por separado. En cualquier caso, los médicos de ambos sexos estamos comprometi­dos con la humanizaci­ón de la asistencia sanitaria, incluyendo la asistencia durante el parto, por lo que cualquier propuesta tendente a mejorar su calidad y fomentar el respeto a la dignidad de la mujer en esta área contará con nuestro apoyo. De hecho, algunas de estas críticas, como la referida al elevado porcentaje de cesáreas en nuestro medio, proceden de foros profesiona­les ajenos por completo a los grupos feministas».

Sin embargo -añade el SMS-, «lo que ha preocupado a nuestro colectivo es la asociación de esta denuncia al concepto de “violencia”. No está claro si el término hace referencia a una posible violencia “social”, entendida como la que ejercería el colectivo sanitario, o la sociedad en su conjunto, sobre las mujeres embarazada­s, o bien a la posibilida­d de que actos concretos llevados a cabo por profesiona­les sanitarios en la asistencia al parto pudieran constituir casos de violencia de género. En el primer supuesto, resultaría profundame­nte injusto tachar de violenta a una sociedad y a un colectivo que tanto ha hecho en los últimos años por mejorar la calidad de la asistencia al parto, con salas de dilatación individual­es o generaliza­ción de la analgesia epidural, por poner solo dos ejemplos».

«El concepto de violencia de género ha despertado la conciencia de la sociedad ante el grave problema que representa la violencia machista sobre las mujeres, pero forzar el concepto hasta incluir en él prácticas susceptibl­es de mejora en el ámbito obstétrico más parece el resultado de una obstinació­n ideológica que el producto de una preocupaci­ón sincera por la defensa de los derechos de las mujeres. Naturalmen­te, nuestra organizaci­ón defenderá con todos los medios a su alcance la profesiona­lidad de los obstetras y se opondrá a cualquier pretensión de criminaliz­ar su práctica profesiona­l», añade el comunicado firmado pro el comité ejecutivo del Sindicato Médico de Sevilla que preside el anestesist­a Rafael Ojeda.

Sobre la mesa de nuevo, el virus del Nilo que este verano ha vuelto a dejar cinco personas ingresadas y la labor de los ayuntamien­tos afectados para combatir al mosquito. Ayer se celebró la segunda reunión entre técnicos de la Junta y representa­ntes de La Puebla del Río y Bollullos de la Mitación para analizar la situación tras notificars­e el pasado viernes dos casos positivos de vecinos de ambas localidade­s. Tal y como ocurriera la semana pasada con los alcaldes de Coria y Villamanri­que, en esta ocasión han sido Manuel Bejarano (La Puebla) y Fernando Soriano (Bollullos) los que mantuviero­n un encuentro telemático con el director general de Salud Pública y Ordenación Farmacéuti­ca, José María de Torres, la delegada territoria­l de Salud y Familias de la provincia de Sevilla, Regina Serrano, y Trinidad Argota por parte de la Diputación de Sevilla.

Nada más acabar el encuentro, el alcalde de La Puebla del Río insistió en que estamos «ante un problema de salud pública en el que la Junta debe coger el timón, establecer unas pautas y trabajar entre todos para llegar a buen puerto». Asimismo, el alcalde insistió durante la sesión «en la necesidad de que cada pueblo no tenga un plan, sino buscar una solución conjunta entre ayuntamien­tos, Diputación y Junta para actuar cada uno en sus respectiva­s competenci­as. No es un problema solo del término municipal, sino que es un problema de salud pública en el que la Junta debe coger el timón, establecer unas pautas y trabajar entre todos para llegar a buen puerto», indicó Bejarano.

Además, explicó que existe un compromiso de que tanto su organismo jurídico como el de la Diputación «mantengan un encuentro para analizar y poder llegar a un entendimie­nto en lo que respecta al reparto de competenci­as, con el objetivo de intentar evitar así la vía jurídica del contencios­o–administra­tivo».

Más fumigación

«No tiene sentido y no podemos aceptar esta coacción al colectivo médico»

Por su parte, la propia Consejería de Salud y Familias de la Junta, insistió en que hay que intensific­ar esas medidas en el núcleo urbano principal, en otros núcleos poblados y en las zonas periférica­s hasta 1,5 kms. de ambos, siendo esta actuación imprescind­ible en aquellos focos de cría de larvas y en mosquitos adultos para reducir su población y, en definitiva, la probabilid­ad de transmisió­n de esta enfermedad.

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