Los médicos califican de «dislate» la «violencia obstétrica» de Igualdad
El Sindicato Médico de Sevilla considera inaudito que pueda considerarse «violencia de género» una cesárea Junta y Diputación analizarán repartir competencias de la fumigación para evitar ir a la Justicia
El Sindicato Médico de Sevilla (SMS) ha calificado de «dislate» la reforma que proyecta el Gobierno central, adelantada por ABC, para incluir el el concepto de «violencia obstétrica» dentro de los supuestos la «violencia de género» contra la mujer. La noticia, que ha provocado una notable preocupación en el colectivo de obstetras, hace decir a SMS que es «injusto y preocupante la pretensión de considerar un acto violento una cesárea o una episiotomía que, en el peor de los supuestos, podría no estar bien indicada, pero que, en la inmensa mayoría de los casos, nacerá exclusivamente de la preocupación del profesional por garantizar la seguridad de la madre y el feto y por evitar posibles complicaciones». Y añade: «¿Acaso deben los ginecólogos y, lo que es aún más absurdo, las ginecólogas, mayoritarias por cierto en la especialidad, preocuparse por ser denunciadas en el futuro por violencia de género? No cabe mayor dislate».
El comunicado del SMS explica que «el concepto de “violencia obstétrica” hace referencia a ciertas prácticas médicas que podrían representar un trato deshumanizado de la mujer embarazada o suponer abusos de medicación o “patologización” del parto. Entre estas prácticas se contarían el abuso de las cesáreas o de las episiotomías, los partos inducidos, la técnica de Kristeller (consistente en presionar sobre el abdomen de la mujer para acelerar el expulsivo) o la imposibilidad de elegir la posición durante el parto».
Humanización
Los representantes del Sindicato Médico comentan que «como se ve, el concepto incluye técnicas diversas que deberían ser analizadas por separado. En cualquier caso, los médicos de ambos sexos estamos comprometidos con la humanización de la asistencia sanitaria, incluyendo la asistencia durante el parto, por lo que cualquier propuesta tendente a mejorar su calidad y fomentar el respeto a la dignidad de la mujer en esta área contará con nuestro apoyo. De hecho, algunas de estas críticas, como la referida al elevado porcentaje de cesáreas en nuestro medio, proceden de foros profesionales ajenos por completo a los grupos feministas».
Sin embargo -añade el SMS-, «lo que ha preocupado a nuestro colectivo es la asociación de esta denuncia al concepto de “violencia”. No está claro si el término hace referencia a una posible violencia “social”, entendida como la que ejercería el colectivo sanitario, o la sociedad en su conjunto, sobre las mujeres embarazadas, o bien a la posibilidad de que actos concretos llevados a cabo por profesionales sanitarios en la asistencia al parto pudieran constituir casos de violencia de género. En el primer supuesto, resultaría profundamente injusto tachar de violenta a una sociedad y a un colectivo que tanto ha hecho en los últimos años por mejorar la calidad de la asistencia al parto, con salas de dilatación individuales o generalización de la analgesia epidural, por poner solo dos ejemplos».
«El concepto de violencia de género ha despertado la conciencia de la sociedad ante el grave problema que representa la violencia machista sobre las mujeres, pero forzar el concepto hasta incluir en él prácticas susceptibles de mejora en el ámbito obstétrico más parece el resultado de una obstinación ideológica que el producto de una preocupación sincera por la defensa de los derechos de las mujeres. Naturalmente, nuestra organización defenderá con todos los medios a su alcance la profesionalidad de los obstetras y se opondrá a cualquier pretensión de criminalizar su práctica profesional», añade el comunicado firmado pro el comité ejecutivo del Sindicato Médico de Sevilla que preside el anestesista Rafael Ojeda.
Sobre la mesa de nuevo, el virus del Nilo que este verano ha vuelto a dejar cinco personas ingresadas y la labor de los ayuntamientos afectados para combatir al mosquito. Ayer se celebró la segunda reunión entre técnicos de la Junta y representantes de La Puebla del Río y Bollullos de la Mitación para analizar la situación tras notificarse el pasado viernes dos casos positivos de vecinos de ambas localidades. Tal y como ocurriera la semana pasada con los alcaldes de Coria y Villamanrique, en esta ocasión han sido Manuel Bejarano (La Puebla) y Fernando Soriano (Bollullos) los que mantuvieron un encuentro telemático con el director general de Salud Pública y Ordenación Farmacéutica, José María de Torres, la delegada territorial de Salud y Familias de la provincia de Sevilla, Regina Serrano, y Trinidad Argota por parte de la Diputación de Sevilla.
Nada más acabar el encuentro, el alcalde de La Puebla del Río insistió en que estamos «ante un problema de salud pública en el que la Junta debe coger el timón, establecer unas pautas y trabajar entre todos para llegar a buen puerto». Asimismo, el alcalde insistió durante la sesión «en la necesidad de que cada pueblo no tenga un plan, sino buscar una solución conjunta entre ayuntamientos, Diputación y Junta para actuar cada uno en sus respectivas competencias. No es un problema solo del término municipal, sino que es un problema de salud pública en el que la Junta debe coger el timón, establecer unas pautas y trabajar entre todos para llegar a buen puerto», indicó Bejarano.
Además, explicó que existe un compromiso de que tanto su organismo jurídico como el de la Diputación «mantengan un encuentro para analizar y poder llegar a un entendimiento en lo que respecta al reparto de competencias, con el objetivo de intentar evitar así la vía jurídica del contencioso–administrativo».
Más fumigación
«No tiene sentido y no podemos aceptar esta coacción al colectivo médico»
Por su parte, la propia Consejería de Salud y Familias de la Junta, insistió en que hay que intensificar esas medidas en el núcleo urbano principal, en otros núcleos poblados y en las zonas periféricas hasta 1,5 kms. de ambos, siendo esta actuación imprescindible en aquellos focos de cría de larvas y en mosquitos adultos para reducir su población y, en definitiva, la probabilidad de transmisión de esta enfermedad.