La casa palacio okupa de San Lorenzo se rinde al lujo
Una promoción de apartamentos devolverá el esplendor a la antigua casa de la familia Solís que fue un edificio okupado durante más de una década
n patio porticado con su fuente en el centro, un jardín trasero y hasta una piscina en la azotea era los lujos de los que disfrutaban los moradores de la casa palacio okupa de la calle Santa Ana, en pleno barrio de San Lorenzo. Una constructora al pique del quiebre y el retraso en la entrega de la licencia de primera ocupación pusieron fácil otra okupación que ha durado más de una década. El inmueble, que perteneció en su día a la
Ufamilia Solís, fue forzado y en el interior se instalaron de forma ilegal varias personas que lo hicieron suyo. En todos estos años han ido entrando y saliendo hasta su desalojo definitivo que llegó a finales de 2019. La entidad bancaria que tenía la titularidad lo vendió hace unos meses al promotor madrileño Emilio Castillejos, que ahora lo está restaurando para convertirlo en un bloque de siete pisos de lujo y un ático de más de 700 metros cuadrados.
El nuevo propietario explica a ABC que «no era una finca antigua ni ruinosa, eran unos apartamentos que estaban terminados y a punto para su entrega». Se construyeron poco antes de que estallara la crisis de 2008, precisamente como viviendas de alto nivel que se esperaban comercializar a precios desorbitados, pero la rapidez con la que aquella recesión devoró el negocio inmobiliario hizo que una promoción totalmente terminada se quedara abandonada en el Centro de la ciudad y que terminara siendo vandalizada.
Castillejos ha adquirido este inmueble por 2,2 millones de euros y a esa inversión suma ahora el coste de su limpieza y modernización. «Nos hemos encontrado la propiedad suciedad y con numerosos desperfectos. Mi principal papel es poner en orden esto y actualizar el diseño, porque lo que se había hecho hace doce o trece años, aunque con buenos materiales, ya no es del gusto de los inversores», señala. La finca tiene cierto nivel de protección y conserva intacta la fachada, la escalera y el patio originales. Sí cambiará el color exterior abandonando el albero actual por el gris y burdeos. También se restaurará toda la forja para que no pierda el aire señorial y siga encajando en el entorno con el resto de las edificaciones.
El precio de estas viviendas va desde los 225.000 euros que cuesta el
El nuevo propietario encontró numerosos daños y suciedad cuando tomó posesión del inmueble que ahora rehabilita
apartamento más pequeños a los 1,8 millones euros del ático.
Un precedente para Feria, 158
Ese es el futuro que los vecinos de la calle Feria esperan para el edificio que ocupa el número 158, en el que llevan instaladas desde hace más de un año varias familias de nacionalidad extranjera. Y no es la primera vez que usurpan este inmueble. Desde que fue expropiado han sido varios los episodios. Sin embargo, ninguno de los proyectos posteriores ha logrado rescatarlo del abandono. El último fue un hostal aprovechando el crecimiento turístico en el entorno de la Alameda. El propietario llegó a colgar el cartel del próxima apertura, pero forzaron la puerta antes de que terminara la obra.
Ahora residentes y trabajadores de negocios vecinos piden el desalojo por la situación de peligro en la que estas personas se enganchan a cualquier instalación provocando apagones e inseguridad. También lamentan que se emplean como gorrillas llegando a generar momentos tensos con los que se niegan a darles una propina cuando dejan sus coches.
Uno de los más activos para liberar el edificio es el presidente de la asociación El Pumarejo-San Luis, Ángel López Hueso, que llevará el asunto al Pleno municipal y solicitará la expropiación del mismo por «dejación de funciones de la propiedad». «El dueño no denuncia la situación y así no será posible desalojarlos», indica. Por eso pide al Ayuntamiento que tome cartas en el asunto para terminar con esta proliferación de pisos okupas en el Centro.