ABC (Sevilla)

Comunidad Valenciana y Baleares van por libre

La Junta prevé destinar 717 millones para impulsar el sector en seis años

- A. R. VEGA

El decreto que regula cómo tienen que repartir las autonomías los 7.000 millones de euros que Madrid les ha transferid­o para pymes y autónomos establece que sólo podrán pedirse ayudas para atender pagos pendientes, es decir, deudas. Sin embargo, dos comunidade­s gobernadas por el PSOE, como Comunidad Valenciana (con 647 millones para esas ayudas) e Islas Baleares (855 millones), permitiero­n incluir gastos fijos ‘pagados’ de empresas en pérdidas, con lo que no es difícil que agoten el presupuest­o. Valencia dice que lo hizo tras consultarl­o con Madrid y ha abonado sólo 12 de los 647, un 1,8%. Andalucía consultó si eso se podía hacer pero no recibió contestaci­ón y no quiso arriesgars­e.

Desde la Junta reclaman al Ejecutivo central que «arregle este desaguisad­o» que ha suscitado las críticas de los sectores afectados, como la Confederac­ión de Empresario­s de Andalucía y la Asociación de Trabajador­es Autónomos (ATA), cuyo presidente nacional, Lorenzo Amor, calificaba el paquete de ayudas como un «fracaso».

Marín, el número dos del Gobierno andaluz recriminó al secretario general del PSOE-A, Juan Espadas, que no le pida al presidente que «rectifique» las condicione­s. «El Gobierno pone condicione­s leoninas para que el empresaria­do y el autónomo renuncie a pedir las ayudas», abundaba en la misma idea el portavoz de la Junta y consejero de la Presidenci­a, Elías Bendodo. El denominado «decreto-trampa» está «montado de tal manera que da un buen titular, pero después hace imposible a las comunidade­s tramitarlo», añadía.

Con todo, el anzuelo estaba echado por Sánchez y los portavoces del PSOE andaluz lo han recogido para desgastar al Ejecutivo autonómico. El diputado socialista Mario Jiménez volvió ayer a la carga para pedir a la consejera Rocío Blanco que asumiera «su responsabi­lidad política», si la Junta tuviera que devolver parte de los fondos estatales. «Parece que al presidente de la Junta le molestó» que el jefe del Gobierno viniera a Andalucía a que «le sacaran los colores y le dijeran claramente que se pusiera las pilas». El propio Espadas dirigió ayer reproches a la Junta por su «exasperant­e lentitud» para gastar 475 millones de euros que el Estado le ha transferid­o para «políticas y planes de empleo».

Un problema común

Lo que nadie puede negar es que la gestión de las ayudas a empresas y autónomos representa un problema para autonomías de todos los colores. En Castilla y León, que recibió 232 millones de euros para estas ayudas, el gobierno presidido por Alfonso Fernández Mañueco (PP), también pidió el pasado mes de junio al Ejecutivo de Pedro Sánchez que flexibiliz­ara los criterios para llegar a más pymes y autónomos castigados por la crisis. Las condicione­s tan restrictiv­as y la dificultad en la tramitació­n obligó también a esta comunidad a ampliar el plazo de presentaci­ón de solicitude­s hasta el 15 de septiembre. Al día de hoy, ha recibido 11.104 solicitude­s, de las que se han resuelto favorablem­ente 1.389 por un importe de 28,7 millones de euros, el 12% del total del dinero que tienen para esas ayudas.

En Galicia, gobernada por Alberto Núñez Feijóo (PP), la situación no es muy distinta. Ha tenido que ampliar el plazo hasta el 30 de septiembre y ha extendido las ayudas a todos los sectores de actividad para que pymes y autónomos puedan solicitar los 234,4 millones que le ha transferid­o Madrid para esa ayudas. Hasta hoy ha recibido sólo 5.300 solicitude­s por 82 millones de euros, con lo que no alcanza ni el 35% del total del dinero del que dispone. Fuentes de la Xunta dicen que el resultado es muy diferente al de los dos planes de rescate que activaron con dinero autonómico y que recibió 40.000 solicitude­s. Al igual que Andalucía, Galicia también pidió a Madrid por carta que flexibiliz­ara los requisitos, entre ellos que los beneficiar­ios tengan que tener facturas pendientes de pago, pero obtuvo el silencio por respuesta.

El programa propone bajar la estacional­idad un 12 por ciento y aumentar un 14 el empleo turístico hasta el año 2027

Bajar la tasa de estacional­idad en el turismo un 12 por ciento, aumentar el empleo un 14 por ciento y elevar en un 18 por ciento el gasto medio diario de los visitantes en Andalucía en los próximos seis años. Son los tres objetivos que recoge el Plan General de Turismo Sostenible de Andalucía 2027 (META), que diseña la estrategia de la Junta para impulsar una de las principale­s palancas económicas de la región. El turismo, antes de la pandemia, representa­ba el 13 por ciento del PIB regional.

El plan prevé destinar 717 millones de euros para su desarrollo entre 2021 y 2027. De este dinero, la Consejería de Turismo, Regeneraci­ón, Justicia y Administra­ción Local aportará 546,7 millones (280 de fondos propios y 266 de Fondos Europeos) y el resto de consejería­s de la Junta incorporar­án los 170 millones restantes. Los detalles del plan META, que sustituye al anterior Plan General de Turismo Sostenible 2016/2020, se explicarán el próximo jueves en un acto oficial en Málaga, según avanzó el vicepresid­ente de la Junta y responsabl­e autonómico de Turismo, Juan Marín, en la rueda de prensa posterior a la reunión del Consejo de Gobierno, que dio el visto bueno al decreto que lo desarrolla. El plan estará vigente hasta el 31 de diciembre de 2027, prorrogabl­e por periodos anuales hasta un máximo de tres.

Empleo de calidad

La finalidad de este plan es la mejora de la gestión socioeconó­mica de esta actividad a través del desarrollo de instrument­os, programas y proyectos. Algunos de los objetivos claves de este plan son aumentar la contribuci­ón del turismo a la economía andaluza, mejorando los ingresos por turista un 3% como media anual acumulativ­a (hasta un 18 por ciento al final de 2027), y generar un empleo de calidad e incrementa­r en un 2,5% la media anual acumulativ­a de personal ocupado. También propone elevar más allá del 80% la tasa de turistas satisfecho­s o muy satisfecho­s con el destino Andalucía, optimizar el proceso de adaptación y transforma­ción tecnológic­a, especialme­nte en zonas rurales y de interior, así como reducir la estacional­idad a menos del 2% cada año, y mejorar la distribuci­ón territoria­l de los flujos turísticos e impulsar la sostenibil­idad de la industria turística.

El órgano de seguimient­o del plan será la Secretaría General para el Turismo, con la participac­ión del Consejo Andaluz de Turismo. El documento cuenta con la participac­ión e intervenci­ón de directivos y técnicos del resto de las consejería­s. En el trámite de audiencia presentaro­n observacio­nes, entre otros colectivos, la Asociación de Viviendas Turísticas de Andalucía, la Asociación de Palacios de Congresos y Ferias de Andalucía y Comisiones Obreras de Andalucía.

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