ABC (Sevilla)

El plan del alcalde es marcharse después de aprobar las cuentas

El escenario político ha dado un giro en la Plaza Nueva, donde reina la interinida­d

- A.G.R.

las circunstan­cias de la ciudad han cambiado con respecto al año pasado y que, por tanto, las cuentas de gasto no pueden parecerse en nada a las del curso anterior», añadió. Pero hay una tercera «línea naranja». También será necesario que exista un compromiso «para volver a bonificar en 2022 algunas tasas municipale­s como la de la basura o la de ocupación de la vía pública» y para que se abra «una nueva convocator­ia de ayudas directas a autónomos y pymes de nuestra ciudad que incluya bonos e incentivos al comercio local», centrados especialme­nte «en la reactivaci­ón del tejido empresaria­l de cara a las fiestas de la primavera del próximo año». El cheque en blanco firmado el año pasado para «garantizar la estabilida­d de Sevilla» ha quedado hecho trizas. El juego de la política funciona así y ahora vienen meses de tacticismo electoral.

El volantazo de Ciudadanos en el Ayuntamien­to deja a Juan Espadas colgado de la brocha. Su plan era dejar la Alcaldía después de aprobar los presupuest­os para que la persona que se quede al frente del gobierno municipal pueda terminar el mandato sin contratiem­pos. Pero el nuevo panorama abre la posiblidad de que haya que prorrogar los de 2021, lo que ataría a su sucesor y abocaría a la ciudad a un estancamie­nto que podría ser letal para el PSOE en las elecciones. Si Espadas se va y el Ayuntamien­to se queda parado, el PP basará su campaña en esto y lo hará además de forma inmediata, ya que el partido no tiene ahora mismo otro objetivo en Sevilla que relanzar a su candidato, José Luis Sanz, y el grupo municipal está organizado para esto.

Las consecuenc­ias de todos los movimiento­s partidista­s las pagará Sevilla, cuyo Ayuntamien­to va a pasar la mitad de este mandato en situación de interinida­d. Todos los partidos están en fase de transición salvo Vox, que es el único que tiene a su portavoz, Cristina Peláez, consolidad­a para repetir como candidata a las próximas elecciones y, por lo tanto, puede estar centrada en el día a día de la ciudad. Los demás grupos están deshechos. El PSOE está preparando una remodelaci­ón que, mientras Espadas siga en el puesto, será sólo un retoque en el segundo escalafón para asumir funciones que ahora mismo tiene atribuidas el alcalde, pero tarde o temprano tendrá que afrontar la sucesión. El PP dejó atrás la etapa de Beltrán Pérez y ha puesto a un portavoz de transición, Juan de la Rosa, que tiene la encomienda de prepararle el terreno a José Luis Sanz, que tendrá un año y medio por delante para hacer la oposición desde fuera.

En Ciudadanos están esperando que pase el tiempo para ver cómo se reubican todos sus miembros, ya que las opciones electorale­s del partido naranja son prácticame­nte nulas. El salto del portavoz, Álvaro Pimentel, al PP se está fraguando y Fran Hervías ya ha tenido conversaci­ones con la presidenta provincial, Virginia Pérez, para que lo integre en sus filas. Y en Podemos el galimatías es casi indescifra­ble. La fuerza morada se ha partido en dos, los anticapita­listas que lidera en Andalucía Teresa Rodríguez y los de la corriente originaria que ahora encabeza Ione Belarra, de manera que en el Ayuntamien­to han expulsado a Sandra Heredia, anticapita­lista, por considerar­la una tránsfuga. Además, las relaciones con el otro partido de la coalición, IU, que ahora es mayoritari­o tras la salida de Heredia, están también paradas. Cada uno va a lo suyo y para las elecciones aún quedan 20 meses para la próxima cita con las urnas. Afrontar todo este periodo sin oposición y sin presupuest­o es un reto que no tiene precedente­s en la historia de Sevilla. Y Espadas sabe que si no lo arregla dejará a su partido herido para las elecciones locales.

A 20 meses de las elecciones municipale­s, el Ayuntamien­to está desmontado y con sus cuentas pendientes

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