ABC (Sevilla)

«Jamás olvidaré la cara del niño al que estrellaro­n contra la puerta»

∑Los policías de Kabul aplicaron el código español: pañuelos rojos y amarillos para identifica­r ‘evacuables’ ∑Las primeras 72 horas utilizaron una entrada ‘secreta’ fuera del perímetro a través de una alcantaril­la: colapsó

- CRUZ MORCILLO MADRID

Han llegado con jirones del alma colgando. Con miles de pares de ojos clavados en su retina, convertido­s en salvadores, en héroes. Lo que nunca imaginaron que vivirían y lo que –dicen– repetirían mañana. Son cinco de los héroes de Kabul, cinco policías más orgullosos que nunca de serlo. Jaime, Juan, Ismael y José pertenecen al cuerpo de élite de azul, a una de las mejores unidades tácticas del mundo. Son geos. Los que apresan terrorista­s, liberan rehenes, desguazan barcos de droga y protegen vidas y embajadas. Javi es miembro de la UIP de Valencia.

El único que se apuntó voluntario para ir a Kabul (el GEO tiene encomendad­a la protección de embajadas). Vuelve con cinco kilos menos en doce días y con la certeza imborrable de las vidas salvadas. Junto a ellos, otros quince compañeros han sido los últimos en abandonar el barco. Cuando ya todo estaba perdido o rendido. «Hasta el mismo día 15 no sospechamo­s lo que se presentó. El 14, sábado, tuve contactos con colegas de otras legaciones e hicimos una salida a la Embajada de la UE. La ciudad estaba normal, calma total. El 15 por la mañana percibimos algo raro». Es el relato de Juan, subinspect­or, el hombre de azul que ha coordinado la mayor evacuación conocida: los afganos ‘españoles’. Los vigilantes de seguridad de la embajada –una empresa autóctona– no les dicen abiertamen­te lo que sucede pero los agentes los notan descolocad­os. Empiezan a recibir informació­n de que los talibanes han entrado en Kabul. A las diez de la mañana salen seis geos en dos blindados a reconocer el terreno. Cuatro se quedan protegiend­o la misión diplomátic­a. Los ‘check point’ del Ejército afgano están vacíos y la sede del Servicio de Inteligenc­ia, abandonada. Es una alerta roja.

«Llamo a mis jefes a Guadalajar­a (la sede del GEO) y empezamos a trabajar, a reconocer recorridos, a chequear»

–continúa el subinspect­or. «A las once EE.UU. nos notifica que evacuan su embajada y que las legaciones tienen que prepararse para esa misma evacuación. Antes de las 17.30 todo el personal extranjero debe estar en el aeropuerto militar». A ellos les toca asegurar el material sensible, destruirlo: desde bases de datos hasta armas que no se puedan transporta­r. En tres horas, misión cumplida.

Al mediodía, la que ha sido la casa de la diplomacia española se queda vacía. Una caravana de ocho vehículos sale para el aeropuerto estadounid­ense donde esperan los helicópter­os chinook. Son 22 personas: diez geos, siete agentes de la UIP, el embajador y su número dos, y tres miembros de una familia española que estaba tramitando su documentac­ión. La bandera y la foto de sus compañeros asesinados en 2015 acompaña a la comitiva. Están a siete kilómetros del aeropuerto, pero la carretera es una ratonera. El Ejército afgano ha desapareci­do. A las 16.30 los españoles llegan a la zona militar del aeropuerto de Kabul, el ‘HK’, como lo llaman.

La evacuación de civiles empieza al día siguiente, apenas horas después de que se hayan instalado en los ba

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain