La Virgen de la Encarnación de San Benito «es de Blas Molner»
El historiador David Molina la atribuye con firmeza al escultor de finales del siglo XVIII
La hermandad de San Benito ha puesto cerco a la autoría de la Virgen de la Encarnación. Los cabos que unen la historia de una de las grandes dolorosas de la Semana Santa de Sevilla parecen unirse tras los trabajos de investigación del historiador del arte que desde décadas vive más cerca de esta Virgen del Martes Santo. David Molina, responsable del archivo de la corporación durante décadas, revela el nombre de Blas Molner como posible autor de una imagen que está cargada de misterio desde su aparición en Triana y hasta su llegada al barrio de la Calzada. La investigación ha acotado la ejecución de la imagen entre los años 1780 y 1793, «fechas extremas en las que, dentro de la actividad artística del escultor en Sevilla, no existe documentación emanada por la propia hermandad», asegura Molina.
Este estudio se enmarca dentro de la efeméride del primer centenario de la reorganización de la hermandad de San Benito en la Calzada, y encuadrada dentro de los actos que esta corporación va a celebrar a lo largo del último trimestre del año. Con ello, el próximo 25 de octubre verá la luz una nueva publicación donde se recoge la hipótesis de atribución de la autoría de la Virgen de la Encarnación al escultor valenciano del siglo XVIII Blas Molner y Zamora, alejando a la Virgen del siglo XVII, como se pensaba. «Es una puesta al día del estudio histórico-artístico que llevó a cabo junto a los trabajos de conservación y restauración a los que fue sometida la venerada imagen por parte del profesor Juan Manuel Miñarro en el año 2014», señala el investigador.
Molina argumenta que «desde entonces se ha seguido investigando para reconstruir de manera rigurosa su compleja historia material, así como establecer un marco cronológico no solo de su hechura, sino de las distintas evidencias materiales —fruto de transformaciones o intervenciones realizadas a lo largo de diferentes siglos— lo que ha permitido ahora plantear una hipótesis
Una publicación con motivo del centenario de la reorganización determina que la imagen se hizo entre 1780 y 1793
sobre la autoría de esta venerada dolorosa». Este estudio viene avalado por el propio Miñarro como autor de la restauración y estudio analítico, quien además ha escrito el prólogo, así como por el asesor histórico de la intervención, el catedrático de Historia del Arte de la Universidad de Sevilla José Roda Peña, que firma la presentación del libro.
Otra de las claves de este estudio es que hay evidencias de que esta imagen pudo realizarse cien años más tarde de lo que hasta ahora se creía. Como apunta Molina, «técnica y morfológicamente la Virgen puede vincularse con la obra de Molner, si bien en la actualidad presenta una serie de modificaciones estéticas que han dificultado su adscripción al catálogo pasionista del imaginero». Todas estas vicisitudes por las que ha pasado la imagen a lo largo de su historia material quedarán explicadas en la publicación. Además, en el libro se podrá conocer la relación técnica y morfológica entre la dolorosa del Martes Santo y otras imágenes tanto documentadas como atribuidas con certeza a la mano del artista valenciano, como la Virgen de los Dolores de las Penas.
Lo que si se ratifica es que la imagen recibió durante décadas culto en Triana. El Viernes Santo de 1845 cruza por primera vez el puente de barcas para alcanzar la Catedral. En aquella gesta también se estrenó la Esperanza de Triana horas antes.
Tras esta salida, poco después, la corporación entró en decadencia saliendo por última vez en 1848 y despareciendo definitivamente en 1868. La Junta revolucionaria decreta el cierre de su capilla que sería derruida en 1874. El Cristo pasó a un pueblo de la provincia y la Virgen a la iglesia de San Benito. Allí comienza a generar devoción esta dolorosa hasta la creación de su hermandad en 1921. De aquello han pasado ya cien años.