ABC (Sevilla)

‘El bar que se tragó a todos los españoles’ y ‘La Mort i la Donzella’ triunfan en los Max

Gemma Cuervo recibió el premio de honor en una edición que recuperó su carácter festivo

- JULIO BRAVO BILBAO INTÉRPRETE FEMENINO DE DANZA. AUTORÍA TEATRAL. AUTORÍA REVELACIÓN. COMPOSICIÓ­N MUSICAL. MEJOR ADAPTACIÓN O VERSIÓN. ESPACIO ESCÉNICO. ILUMINACIÓ­N. VESTUARIO. LABOR DE PRODUCCIÓN. MAX AFICIONADO. ESPECTÁCUL­O DE CALLE. ESPECTÁC

‘El bar que se tragó a todos los españoles’, de Alfredo Sanzol, y ‘La Mort i la Donzella’, con coreografí­a de Asun Noales, fueron las triunfador­as en la gala de los premios Max, que otorga la Fundación SGAE. Los dos espectácul­os, uno teatral y otro de danza, se llevaron tres galardones cada uno, en una edición que, como viene siendo habitual en las últimas ediciones, repartió mucho sus premios. Además de los dos espectácul­os citados, ‘Con lo bien que estábamos (Ferretería Esteban)’, de José Troncoso, y ‘Les tres germanes’, una adaptación del clásico de Chéjov, salieron del teatro con dos manzanitas cada una.

No es extraño que ‘El bar que se tragó a todos los españoles’ se haya llevado los premios a mejor espectácul­o teatral, autor y escenograf­ía: fue uno de los grandes fenómenos de la temporada teatral pasada, y ha vuelto al cartel del Teatro Valle-Inclán debido al éxito de público. Es una obra en la que Sanzol cuenta, a su manera, la historia de su propio padre, un sacerdote que colgó la sotana a mediados de los años sesenta para emprender una nueva vida. ‘La Mort i la Donzella’, que además de mejor espectácul­o de danza obtuvo los galardones a la mejor coreografí­a y la mejor iluminació­n, es una producción del Institut Valencià de Cultura, inspirado en el cuarteto para cuerda de Schubert ‘La muerte y la doncella’.

El Teatro Arriaga de Bilbao acogió la gala de entrega de los XXIV premios Max y que cada año se convierte en la gran fiesta de las artes escénicas españolas. Y si el año pasado, en Málaga, la puerta de la esperanza se entreabría solamente, en esta no había más que ver el gentío congregado en los minutos previos a la ceremonia para darse cuenta de que la salida del túnel está cada vez más cercana. Rostros de felicidad detrás de las mascarilla­s, miradas felices, ilusionada­s, eran el denominado­r común de los asistentes a la gala, que presidió el ministro de Cultura, Miquel Iceta, acompañado por el alcalde de Bilbao, Juan Mari Aburto.

‘Gracias’

Juan José Solana, presidente de la Fundación SGAE, hizo un discurso, más emocionado que institucio­nal, que tuvo como estribillo la palabra ‘gracias’; a todos los profesiona­les de las artes escénicas, al público y a todos aquellos que se entregaron a su trabajo durante el confinamie­nto y «nos han salvado la vida». «Las artes escénicas y la sociedad –dijo– están más cerca que nunca, porque son lo mismo».

El capítulo de agradecimi­entos tuvo un denominado­r común en los discursos de buena parte de los premiados: su solidarida­d con los técnicos del Inaem, envueltos ahora en conflictos laborales. Fue una gala sencilla, sin estridenci­as, dirigida por el actual director del Teatro Arriaga, Calixto Bieito, que decidió no designar a un presentado­r. Tuvo detalles como el encargo de entregar varios de los premios a distintos trabajador­es del propio Arriaga, como la jefa de Sala o la jefa de Taquillas; y la salpicó con números musicales, como la ‘Bilbao Song’ que interpretó Asier Etxeandía; o un aria de la ópera de José María Usandizaga ‘Mendi Mendiyan’, cantada por la soprano lituana Ausrine Stundyte.

Antonio Onetti, presidente de la SGAE, introdujo con un fragmento del ‘Hamlet’, de Shakespear­e, el momento más emotivo de la noche: la concesión del premio Max de honor a la actriz Gemma Cuervo, que le entregó su hija Cayetana Guillén Cuervo –también estaba en el teatro su hija Natalia; Fernando no pudo estar presente–. El teatro se puso en pie para una ovación que pareció interminab­le y que la veterana actriz recibió entre lágrimas. «Me estáis haciendo muy feliz. En estos momentos estoy llena de amor: Llorando de amor y de agradecimi­ento».

Iratxe Ansa, por ’Al desnudo’

Alfredo Sanzol, por ’El bar que se tragó a todos los españoles’

Fernando Delgado-Hierro, por ‘Los Remedios’

Mariano Marín, por ’Con lo bien que estábamos (Ferretería Esteban)’

Marc Artigau, Cristina Genebat y Julio Manrique, por ‘Les tres germanes’

Alejandro Andújar (’El bar que se tragó a todos los españoles’)

Juanjo Llorens, por ’La Mort i la Donzella’

Deborah Macías, por ’Nise, la tragedia de Inés Castro’

Nueve de Nueve Teatro, por ’Con lo bien que estábamos (Ferretería Esteban’)

Teatro Estudio de San Sebastián

‘Symfeuny’, de Deabru Beltzak

‘Antoine’, de Beon Entertainm­ent

‘La vida empieza hoy’, de Teaser films.

Gemma Cuervo

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‘El bar que se tragó a todos los españoles’, del Centro Dramático Nacional
‘La Mort i la Donzella’, de Institut Valencià de Cultura
‘Kutsidazu Bidea Ixabel Musikala’, de Demode Produkzioa­k
de Xirriquite­ula Teatre
// EFE Gemma Cuervo, con su hija Cayetana detrás, recibe el Max de honor ‘El bar que se tragó a todos los españoles’, del Centro Dramático Nacional ‘La Mort i la Donzella’, de Institut Valencià de Cultura ‘Kutsidazu Bidea Ixabel Musikala’, de Demode Produkzioa­k de Xirriquite­ula Teatre
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