ABC (Sevilla)

Yolanda Díaz gana a Nadia Calviño

- JOSÉ MARÍA CARRASCAL

Dispuesto como está a dar todo

a Unidas Podemos por sus votos, ¿que no dará a los independen­tistas por los suyos?

HABÍA la casi convicción de que la política económica del Gobierno iba a llevarla Nadia Calviño, por su brillante currículo y sus excelentes relaciones en Bruselas, donde llegó a llevar el presupuest­o de la Comunidad Europea. Pero aunque hoy ocupa la Vicepresid­encia Primera, su papel ha ido palidecien­do, mientras otros miembros y miembras, como diría alguna componente del extenso gabinete, sin tanto mérito y sin tanto relumbrón, ganaban muchísimo protagonis­mo y poder de decisión.

Acabamos de verlo en un momento crítico como el que atravesamo­s, cuando están en juego asuntos tan trascenden­tales como la nueva ley de la Vivienda y los próximos Presupuest­os Generales del Estado. Visto que las negociacio­nes sobre ellos entre los dos socios de Gobierno no avanzaban, Pedro Sánchez convocó al ministro de la Presidenci­a, Félix Bolaños, y María Jesús Montero, ministra de Hacienda por el PSOE, junto a Yolanda Díaz, vicepresid­enta segunda, e Ione Belarra, ministra de Asuntos Sociales por parte de Unidas Podemos. Sin que Nadia Calviño apareciera por ninguna parte.

Mucho apunta que la quiere sólo para convencer a alemanes, franceses y demás aliados de que suelten la pasta de los fondos de recuperaci­ón lo antes y más pródigamen­te posible. De poner de acuerdo a los podemitas ya se encargaría él. ¿Cómo? Pues dándoles lo que pedían: un límite a los alquileres, 250 euros mensuales a los inquilinos de menos de 35 años y un 15 por ciento mínimo de impuestos a los «grandes propietari­os», a partir de diez inmuebles, que tampoco te hace supermillo­nario. Aparte de que es solo el empezar.

El resultado de este primer pulso interguber­namental es: extrema izquierda, 10; izquierda moderada, 0. Pedro Sánchez está claro que no es un Felipe González. Está más cerca de Pablo Iglesias o de Yolanda Díaz, su sucesora. Y, sin duda, pronto vendrán otros sablazos en la misma dirección. Como imponer por ley el impuesto de sucesiones, aunque sea un simple piso, este puede ser el próximo, ya que la izquierda siente un odio instintivo a todo herencia, ahorro o capital, por pequeño que sea y fuese logrado por el sudor y las privacione­s.

Como piensa siempre en términos de Estado, cuyo dinero parece ser que «no es de nadie», está dispuesto a gastarse todo el dinero español y europeo para seguir en La Moncloa. Aparte de acabar con el esfuerzo, con la ambición, con las ganas de crecer. Dicho de otra forma: así se arruina un país.

Mi última pregunta: dispuesto como está a dar todo a Podemos por sus votos, ¿que no dará a los independen­tistas por los suyos?

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