Los huertos sociales del Parque Guadaíra están contaminados con uralita
El Ayuntamiento ha encargado un estudio completo del suelo para saber si hay fibras de amianto
Los adjudicatarios de los huertos urbanos del Parque Guadaíra, que discurre en paralelo a la avenida de La Raza, han encontrado cascotes de uralita y otros materiales de obra mientras labraban la tierra y la preparaban para la siembra. Estos restos proceden de la escombrera ilegal que había en esta zona antes de que la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir la limpiara y la convirtiera en una zona verde que terminó cediendo al Ayuntamiento de Sevilla.
Los vecinos que cuidan y cultivan estos huertos denuncian a ABC que «han aparecido numerosos trozos de plástico, ladrillo, azulejos, rotos, cemento y lo más preocupante, uralita, que contiene amianto». Desde el pasado mes de junio, cuando pudieron entrar en el terreno tras la firma de la adjudicación, hasta hoy han sido muchos los restos encontrados, generando alarma e impidiendo que se pueda trabajar con tranquilidad. La situación ya está en conocimiento de los técnicos de Parques y Jardines del Consistorio y de la Junta de Andalucía, a los que han pedido un informe sobre la situación.
Los hortelanos critican que «el Ayuntamiento les ha comunicado que sólo va a hacer un análisis en los tres o cuatro huertos en los que ha aparecido uralita para comprobar si hay restos de amianto», una decisión que consideran insuficiente, dado el peligro que supone este material para la salud. Por eso mismo solicitan una analítica de amianto en todas las huertas y de metales pesados e hidrocarburos «en vista de la cantidad de escombros que hay bajo tierra, pero se niegan en rotundo. Solo queremos saber si los suelos de los huertos son aptos para el cultivo y si supone un riesgo para nosotros consumir las verduras y hortalizas que cultivemos», señalan.
Igualmente lamentan que «el Ayuntamiento se refiera a estas parcelas como huertos sociales y ecológicos cuando se encuentran en este estado y se han adjudicado sin comprobar si estaban correctamente desafectados». Los vecinos temen que si siguen pidiendo estas analíticas terminen por cerrar los huertos, una circunstancia que se puede producir si se detectan niveles de amianto elevados.
Ante esa tesitura solicitan que se reubiquen en otra parte del parque que esté libre de escombros y materiales sospechosos. Por su parte, fuentes municipales aseguraron a ABC que «el asunto ya está en trámite» y que «se ha pedido un estudio de los suelos a una empresa especializada para aclarar si hay fibras de amianto». Las fuentes consultadas indican que «el estudio ya está en marcha y también se ha comunicado a la Junta de Andalucía como autoridad competente», aunque de momento no ha tomado ninguna decisión sobre la clausura de estos terrenos. Es esta administración la que tiene la última palabra.
Respecto a lo que analizará el estudio indica que «será completo» no sólo de los restos de amianto para saber si se puede cultivar con seguridad y que los productos que dé esa tierra son seguros para su consumo. No sería la primera vez que se detectan materiales pesados en huertos urbanos de la ciudad. Ya ocurrió hace tres años en los del Parque Miraflores, donde se detectaron concentraciones elevadas de plomo tanto en el suelo como en las hortalizas que se cultivaban. El estudio lo realizó el Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Sevilla, perteneciente al CSIC, que tomó muestras en ocho parcelas entre los años 2016 a 2018. Los expertos concluyeron en aquella ocasión que «la contaminación era significativa, pero la toxicidad en humanos por metales pesados requiere que se produzca un consumo continuado de productos contaminados durante un período de tiempo largo», cosa que no había ocurrido. De la misma forma, aseguraron que «el carácter ecológico de estos huertos había limitado que el plomo pasara a las plantas», aunque generó inquietud entre los que cultivan estas parcelas.
El asunto se ha comunicado a la Junta, que es la que tiene que tomar la decisión de clausurarlos ante un posible riesgo