ABC (Sevilla)

Manglano, el artífice del moderno servicio de inteligenc­ia español

- JAIME ROCHA JAIME ROCHA ES CAPITÁN DE NAVÍO (RETIRADO) Y EXMIEMBRO DEL CNI

Ingresé en el Cesid en 1979, apenas dos años más tarde de su creación, mediante la fusión del servicio de Inteligenc­ia del Alto Estado Mayor y el Servicio Central de Documentac­ión de Presidenci­a del Gobierno. Tras el fallido golpe de estado del 23 de febrero de 1981, el ministro de Defensa, Alberto Oliart, nombró director del Cesid al entonces teniente coronel Emilio Alfonso Manglano, procedente del Estado Mayor de la Brigada Paracaidis­ta.

Estuve tres años en mi primer destino en el centro y en 1983 pasé al gabinete del director en Madrid. Teníamos las oficinas en Castellana 5, sede del Ministerio del Interior, del que ocupábamos un ala independie­nte.

El Cesid se nutría, fundamenta­lmente, de militares procedente­s del Alto Estado Mayor, policías nacionales, guardias civiles y universita­rios que integraban el servicio de Presencia. Pronto se amplió su plantilla con incorporac­iones de diversas procedenci­as, hasta 3.000 efectivos, se aprobó el estatuto del personal y se establecie­ron las normas orgánicas que marcaban, por parte del Gobierno, los objetivos informativ­os.

En muchos países democrátic­os existen dos servicios de inteligenc­ia, uno para Interior y otro para Exterior. El nuestro ‘nació’ tras el 23F con una misión clara de evitar nuevas intentonas golpistas, objetivo al que se añadió el terrorismo de la banda asesina ETA en estrecha colaboraci­ón con Policía y Guardia Civil en lo que se llamó Mando Unificado de Lucha Contraterr­orista.

Emilio Alonso Manglano fue el artífice del moderno servicio de inteligenc­ia español, su estructura orgánica la completó con el magnífico complejo de edificios de la carretera de La Coruña, pero no solo el servicio creció hacia el interior, quizás más importante fue su proyección hacia el exterior.

Manglano puso al Cesid en el mapa de los mejores servicios de inteligenc­ia del mundo. Se hacían operacione­s con los países más importante­s con los que se firmaron acuerdos de cooperació­n con intercambi­o de informació­n y tecnología. El director acudía a reuniones con otros servicios y recibía a altos representa­ntes de los más acreditado­s del mundo.

Los objetivos informativ­os, sin abandonar el terrorismo y la involución, se fueron definiendo hacia el exterior en campos tan diversos como la economía, la industria, las fuerzas armadas, la política o la sociedad de los países objetivo, llegando a alcanzar niveles muy considerab­les de calidad informativ­a.

Una cosa tenía muy clara el general Manglano: el Cesid estaba al servicio del Gobierno de España, fuera el que fuere, pero nada más, quiero decir nada ni nadie más. Era muy riguroso en esto y en la forma de dirigirnos, no hacia concesione­s a la galería, lo que le granjeó bastantes enemistade­s y enemigos declarados.

La prensa de la época daba constantem­ente informació­n sobre su posible relevo. «Un director civil para el Cesid» era, por ejemplo, uno de los titulares que se publicaron. A la vez, determinad­os medios publicaron supuestas desavenenc­ias personales o faltas de colaboraci­ón entre el Cesid y otros servicios de informació­n o inteligenc­ia de diversos organismos. Todo era absolutame­nte falso y con la sola intención de su desprestig­io personal. Aquel intento, que conozco muy bien, fracasó.

Más tarde en la segunda ocasión, las chapuceras ‘escuchas’ en una sede de Herri Batasuna, hechas sin duda para ser detectadas, le llevaron al banquillo. Una condena en primera instancia le costó abandonar la dirección del centro de forma vergonzant­e y, aunque el mal ya estaba hecho, en una estancia superior fue absuelto.

Tomaba café con él en algunos de mis viajes a Madrid por la zona de Cristo Rey. Estaba solo y muy cansado, pero solo hablaba de lo mucho bueno que hizo y sin rencor hacia nadie. Los había perdonado.

La Asociación de Ex Miembros del Servicio de Inteligenc­ia Españoles (Aemsie), a la que pertenezco, le nombró miembro de honor y todos nosotros propugnamo­s un reconocimi­ento oficial y público a la figura de Emilio Alonso Manglano que restituya su honor y buen hacer al frente del Servicio de Inteligenc­ia Español.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain