‘El acechador nocturno’
—Me derribó y creo que también a Reese. Ya habíamos filmado la primera parte de la temporada cuando nos vimos obligados a cerrar. Después, decidimos incorporar el Covid. —¿Están cambiando muchas cosas en nuestra sociedad y en Hollywood?
EE.UU. 2016. Drama-Crimen. 89 min. Dir.: Megan Griffiths. 0.15 La Sexta El cine vuelve sobre la figura del asesino en serie de los 80 Richard Ramírez, pero esta vez en un duelo dialéctico (ficticio) del psicópata, ya encarcelado, con una periodista que quiere evitar la ejecución de un inocente. Basado en el libro de Philip Carlo adaptado por la directora, Megan Griffiths, el telefilme tiene en las formas mucho de ‘El silencio de los corderos’, incluso en sus saltos temporales a la infancia de los protagonistas y a algunos crímenes, pero en el fondo no deja de ser un melodrama ‘inspirado en la vida real’ de tantos. Gran actuación de Lou Diamond Phillips, principal razón para ver la película.
Wéstern de estructura ‘por relevos’ (un Winchester pasa de mano en mano) que, amén de no perder nunca el pulso, tiene grandes diálogos y personajes con relieve psicológico. En blanco y negro, es el primero de los cinco wésterns del director con James Stewart, a quien se suman Shelley Winters, un joven Tony Curtis y hasta Rock Hudson haciendo el indio.
Película minimalista que amenaza con agrandarse, pero se queda en nada. Adrien Brody despierta amnésico en un coche accidentado en un bosque; otros dos tripulantes yacen muertos, mientras la radio anuncia un atraco con fuga. La resolución es tonta y lo único rescatable es la actuación del flaco Brody. El inexistente primer acto se expone hacia el desenlace, en ‘flashback’.
Sin la chicha de sus precedentes, el segundo capítulo de la tercera temporada de la serie de TVE sobre la crónica policiaca local reproduce el improvisado secuestro de Anabel Segura (una joven que trotaba por La Moraleja) en 1993, a manos de dos amigos borrachos. La música es de Javier Cámara pero, paradójicamente, no es música de cámara.