Intervenir y expropiar, todo es empezar
El Gobierno se pone ya en clave electoral. ¡A por un nuevo voto cautivo!, los jóvenes, y si para ello
hay que expropiar, se expropia
ESTABAN tardando. Porque pinceladas de ganas por implantar mamarrachadas ya habían dado algunas. Sin bajar al terreno, eso sí... hasta hoy mismo. Pasar del dicho al hecho era cuestión de tiempo. Porque desde el mismo momento en el que la coalición social-comunista se hizo realidad en el Gobierno Sánchez, las medidas populistas se veían venir. Esas que buscan votos y pasan de realidades, y cuestan una pasta que no hay. Y si la hay, se derrocha y punto. Pero no es el caso. Ahora bien, que la falta de dinero no estropee un eslogan. Al más puro estilo zapateril con tintes morados. Hoy, a la caza de un nuevo voto captura: los jóvenes, aprovechando su orfandad política, ya que el exvicepresidente Iglesias está en sus cosas, pasa de los suyos, del colectivo en cuestión, y va de tertulia en tertulia mientras valora en su tiempo libre –todo el del mundo, y con los bolsillos llenos– proyectos de producción de cine.
Película de terror a la vista. Que la semilla de Iglesias se quedó bien plantada, bajo el relevo posterior y actual de la vicepresidenta Yolanda Díaz. Mientras, el presidente Sánchez solo necesitaba una razón de peso para convertir esa semilla en brote. Los Presupuestos Generales del Estado para 2022 y perpetuarse en el sillón presidencial con nuevos adeptos. Y si para lograr el apoyo de sus socios con los que conseguir después más votantes había que expropiar, pues se expropia.
Y qué mejor para captar a los jóvenes que utilizar carencias constitucionales: derecho a una vivienda digna, un trabajo idem y un sueldo ‘reidem’. Pues nada, lo intervienen todo y se acabó. ¿Cuál es el problema? Así, suben el salario mínimo, controlan los precios de los alquileres y le dan una paga de 250 euros mensuales a los jóvenes de entre 18 y 35 años que quieran independizarse –habrá que leer la letra pequeña, que luego todo se queda en agua de borrajas, como el IMV, o como los 400 millones tirados a la basura que costó similar medida con Zapatero–, y votos futuros a la buchaca. Medidas, por cierto, que disparan de inmediato la inseguridad jurídica y, por tanto, aleja a los inversores. En ello están.
Un apunte presidente al hilo de la nueva Ley de vivienda: la política de control de alquileres que va a aprobar junto a sus socios no ha funcionado ni en Berlín, ni París, ni Viena, ni Nueva York, ni Suecia... ¡ni en Barcelona! Es trasladar un error local a todo el Estado. El control de precios de alquileres supuso ya la desaparición del 40% de la oferta disponible en la ciudad condal y los ciudadanos sufren la enorme dificultad de encontrar un alquiler allí. ‘Peccata minuta’. ¡Propietarios de España, uníos! que intervenir y expropiar, todo es empezar. ¡Ah! y de paso prohíben por ley la presencia de dromedarios en la Cabalgata de los Reyes Magos. Todo muy en favor de los animales.