Sánchez tira de chequera
Copia las peores prácticas
del zapaterismo para intentar atraer el voto joven
EN menos de 24 horas el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se ha sacado de la manga dos cheques para jóvenes: un bono cultural de 400 euros que recibirán como regalo quienes en 2022 estrenen la mayoría de edad –y que podrán gastar en libros, discos, cine, teatro, conciertos...– y otro de 250 euros para ayuda al alquiler de los menores de 35 años con sueldos inferiores a 23.750 euros. Zapaterismo en estado puro. ¿Recuerdan el cheque bebé de 2.500 euros que aprobó el Gobierno socialista en 2007? Tres años después, con una España arruinada, el mismo presidente que lo aprobó lo tuvo que suprimir. ¿Y se acuerdan del cheque de 400 euros para todos los contribuyentes que se puso en marcha en junio de 2008? Ese no duró ni año y medio.
El Gobierno de Pedro Sánchez copia las peores prácticas del zapaterismo, tira de la chequera de todos los contribuyentes para atrarse el voto joven. La diferencia es que cuando en 2007 y 2008 el Gobierno socialista aprobó estas medidas, las cuentas públicas estaban equilibradas y la deuda no llegaba al 40% del PIB. Hoy el déficit ronda el 8% del PIB y la deuda supera el 120%. No parece el mejor momento para aprobar derroches, por mucho que el Gobierno sueñe con el maná europeo. Y eso aparte de las dudas que suscitan las medidas inmobiliarias aprobadas para cumplir su objetivo: facilitar a los jóvenes el acceso a la vivienda. Los propios socios de Gobierno de Sánchez advierten de que dar un cheque puede servir para presionar al alza los precios del alquiler.
En todo caso, no es el cheque a los jóvenes lo que más preocupa en el sector inmobiliario de la anunciada ley de vivienda. La inseguridad jurídica que genera el anuncio de intervención sobre los precios, aunque la última palabra la tengan las comunidades autónomas, es una nueva losa a la hora de atraer inversiones a nuestro país. No tiene ningún sentido que el presidente del Gobierno garantizara en julio a los fondos americanos que no toparía las subidas de precios, y que ahora haga exactamente lo contrario. Sánchez no era creíble en España, pero ahora tampoco en el exterior.