ABC (Sevilla)

«Ser actriz no está considerad­o como una profesión pero sí que lo es, y muy complicada»

Las actrices Mona Martínez y Paula Iwasaki debaten sobre el papel de la mujer en la profesión

- A. TÁVORA

Durante el día de ayer tuvo lugar el tercer encuentro de Andalucía en Femenino tras la mesa inaugural del pasado sábado. El foro, una iniciativa de ABC bajo el patrocinio de Caixabank y Reale Seguros, en colaboraci­ón con Cepsa, Universida­d de Sevilla y CocaCola European Partners; ha tratado sobre el papel de la mujer en el ámbito del arte y la cultura, una rama con presencia femenina especialme­nte durante los últimos años. En esta ocasión, las ponentes de la última mesa han sido dos profesiona­les del terreno de la interpreta­ción. Por un lado, Paula Iwasaki, actriz protagonis­ta de obras como ‘Hipatia de Alejandría’ o ‘Castelvine­s y Monteses’; y por otro, Mona Martínez, consolidad­a actriz de cine, teatro y televisión que recienteme­nte ha participad­o en series de renombre como ‘Antidistur­bios’ o ‘Veneno’.

El encuentro comenzó con la intervenci­ón de ambas ponentes, que discutiero­n sobre las dificultad­es que suele atravesar en sus comienzos cualquier persona que desee dedicarse a la interpreta­ción. En este sentido, Paula Iwasaki comentaba que a pesar de que no le pusieron trabas en su casa para dedicarse a la interpreta­ción, no fue sencillo hacer lo que le gustaba: «Yo tuve la suerte de que cuando le comenté a mis padres que quería dedicarme a esto no tuve problemas, ya que ellos también se dedican a este ámbito. Una vez de viaje en Nueva York cuando era niña fuimos a ver El fantasma de la Ópera y sentí la necesidad de ser una más de aquel escenario. Creo que ahí descubrí mi vocación. Sin embargo, aquí en Sevilla, tan solo el colegio San Francisco de Paula era el único que tenía una asignatura de teatro como obligatori­a, por lo que accedí allí y ya di el paso natural de unirme a la Escuela de Interpreta­ción más adelante, pero no es una carrera con facilidade­s para acceder a ella».

Quizá por pertenecer a otra generación, Mona Martínez, sí que se topó con más dificultad­es, especialme­nte fuera de casa: «Mis padres me apoyaron cuando supieron que quería dedicarme a esto. A pesar de no ser una familia que tuviera recursos para facilitarm­e la formación, sí que me apoyaron bastante. Aún así, siempre he escuchado comentario­s del tipo: ¿cuándo va a encontrar un trabajo de verdad? El calificati­vo de trabajo no entra en nuestra profesión. Ser actriz no está considerad­o como una profesión pero sí que lo es, y muy complicada. Y esto debe instalarse en el lenguaje común. Todo el mundo consume cine, teatro, series… y aún así no se considera trabajo cuando está comprobado que existe esa necesidad».

Una profesión que, según las propias actrices, requiere de una gran apuesta personal y de confianza en sí mismo: «Yo creo que hay que soñar. Es un problema llegar a la adolescenc­ia y no saber qué hacer. Todos tenemos talento y los padres o los tutores deben saber reconocer ese talento y tirar de ese hilo para formar a los jóvenes en eso que parece que tienen talento», señala Mona. Un razonamien­to con el que Paula coincide y del que destaca la importante labor de los educadores: «No todas las familias dan un espacio a sus hijos para desarrolla­r ese talento. No existe culpa en un chaval de 15 años que desde pequeño lleva recibiendo estímulos para que se dedique a otra cosa. Por eso es muy importante la labor de los educadores. Hay que educar también en el error, los niños deben jugársela por lo que les gusta aunque no salga bien, y no pasa nada por elegir una profesión con 18 años que no es la adecuada».

Para Mona, ese desarrollo del ser humano debería ser justo y equitativo para todo el mundo: «Todos los niños y niñas deberían tener ese derecho de desarrolla­rse en plenitud. En este ámbito, sin embargo, los hombres tienen más facilidad que una mujer para empalmar un trabajo con otro. Puede ser que haya más actores que actrices, pero ahora cuando veo algún cartel de una obra siempre cuento el número de hombres y mujeres. Antes era algo que no pensaba, pero ahora sí porque las mujeres aunque estemos avanzando en términos de paridad, aún estamos lejos».

Un problema en la profesión que no se limita únicamente al sexo, sino que la edad y el físico también juega un papel importante en la carrera de una actriz: «Cuando creé una compañía de teatro para levantar la obra ‘¡Ay, Carmela!’, siempre hablaban con mi compañero para las cuestiones técnicas y económicas en lugar de conmigo. En cuanto al físico, a mí me han llegado a sugerir desde dirección de casting retocarme la nariz para acceder a personajes más interesant­es. Te dicen que tienes la posibilida­d de hacer un papel protagonis­ta pero que para eso tienes que cambiarte la nariz. Lo que te están diciendo al final es que para conseguir ese papel lo que tienes que cambiar es tu físico, no tu talento», concluye Paula.

«A mí me han llegado a sugerir desde dirección de casting retocarme la nariz para acceder a personajes más interesant­es. Al final lo que te están queriendo decir es que tienes que cambiar tu físico, no tu talento»

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