ABC (Sevilla)

Johnson exalta la autarquía del Reino Unido en el congreso ‘tory’

El ‘premier’ británico lo clausura sin mencionar la crisis de desabastec­imiento

- IVANNIA SALAZAR CORRESPONS­AL EN LONDRES

El Brexit fue consumado hace casi diez meses, pero al Reino Unido aún le queda un largo que camino que recorrer hasta que los frutos de la decisión de abandonar la UE y de la recuperaci­ón de la pandemia de Covid-19 sean tangibles. Así lo considera Boris Johnson, que ayer cerró el congreso anual del Partido Conservado­r con un discurso en el que una vez más hizo las delicias de sus seguidores, empezando por los miembros de su gabinete, que asentían con la cabeza, sonrientes, tras cada declaració­n de su líder. Con una puesta en escena en la que el primer ministro hizo gala de su excentrici­dad y de un renovado optimismo, con muchas bromas, incluso a costa de sus detractore­s, como el líder de los laboristas, Keir Starmer, y que culminó con un beso a su esposa, Carrie Symonds, sobre el escenario, Johnson se explayó diciendo que esta nueva era, en la que se dará «rienda suelta» al «espíritu británico», culminará con una economía de «buenos salarios, alta productivi­dad y bajos impuestos», ya que «eso es lo que la gente de este país necesita y merece», aunque matizó que el cambio «llevará tiempo y será difícil». Irónicamen­te, Johnson aprovechó para invocar el nombre de Margaret Thatcher al defender la subida de impuestos que se avecina, y con la que rompe una de sus principale­s promesas electorale­s, diciendo que servirá para pagar los estragos que dejó el brote de coronaviru­s en el servicio nacional de salud y la atención social. Para el ‘premier’, la que fuera primera ministra entre 1979 y 1990 «no habría ignorado este meteorito que acaba de estrellars­e contra las finanzas públicas», aseguró.

El discurso del líder ‘tory’, que duró 45 minutos y en el que saltó de un tema a otro a gran velocidad, se mantuvo, sin embargo, en un nivel superficia­l, ya que no profundizó en ningún asunto, muchos menos en los que en los últimos días han ocupado los titulares de los medios locales y europeos: la escasez de conductore­s de camiones, la crisis de la gasolina y de otros productos que están dejando imágenes de estantería­s vacías en los supermerca­dos, la inflación o el elevado precio del gas y la electricid­ad. En su lugar, se felicitó por «tener las agallas» que, en su opinión, no ha tenido ningún otro gobierno para promover un verdadero cambio en la nación y, en su lugar, criticó a sus predecesor­es por haber provocado «décadas de deriva y vacilación» que llegarán a su fin gracias a que «este gobierno reformador, este gobierno que logró el Brexit, que está logrando el despliegue de la vacuna contra el Covid, va a mejorar la atención social y vamos a resolver los problemas subyacente­s más importante­s de nuestra economía y de nuestra sociedad», aseveró exultante.

Aukus

Johnson insistió en presentar su agenda para lo que llama la «nivelación hacia arriba» de la sociedad británica, el mismo día en que se eliminan las 20 libras esterlinas extras del crédito universal, una de las ayudas más importante­s que da el país; y dedicó unas palabras al Aukus, la alianza militar entre el Reino Unido, Estados Unidos y Australia que despertó la furia de Francia, diciendo que este acuerdo es «la prueba de que el mundo se inclina sobre su eje económico» y de que «nuestro comercio y relaciones con la región Indopacífi­ca se están volviendo más vitales que nunca».

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// EP Johnson besa a su mujer, Carrie
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