ABC (Sevilla)

Castells penaliza a los investigad­ores españoles por publicar en revistas de prestigio

La Aneca pone en una lista roja a ‘Nature’, ‘Science’ o ‘Cell’ para evaluar la carrera de los científico­s La insegurida­d jurídica de la medida

- JOSEFINA G. STEGMANN MADRID

«Madrid, 2017. Carmen Vela, secretaria de Estado de Investigac­ión, dice en un acto que publicar en ‘Nature’ es el sueño de todo investigad­or. Madrid, 2021, Aneca (agencia del Ministerio de Universida­des), dice que ojo con publicar en ‘Nature’ que es una revista sospechosa. ¡Cómo ha cambiado la ciencia en España en 4 años!».

Con este tuit, el alicantino Fernando Maestre, uno de los investigad­ores en cambio climático más influyente­s del mundo, de acuerdo con clasificac­iones como The Reuters Hot List o la reputada Web of Science, que recoge al 1% de los científico­s más citados del mundo, lamentaba que la Aneca le penalice a él y a tantos otros científico­s reputados por publicar en revistas de prestigio. «Estamos haciendo el ridículo a nivel internacio­nal: no solo no te premian, sino que te penalizan por publicar en ‘Nature’», lamenta Maestre.

Detrás de esta medida está la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditaci­ón (Aneca), que depende del Ministerio de Universida­des y tiene como objetivos evaluar, certificar y acreditar enseñanzas, profesores e institucio­nes. La pasada semana, la Aneca hizo públicos sus nuevos criterios de evaluación de la investigac­ión y puso en el punto de mira a prestigios­as revistas como ‘Science’, ‘Nature’, ‘Cell’ o ‘Proceeding­s’, más conocida como PNAS. «El resultado es gracioso si no fuera porque realmente es trágico; la Aneca está diciendo que las mejores revistas del mundo tienen comportami­entos extraños, son sospechosa­s», critica Isidro F. Aguillo, especialis­ta en bibliometr­ía del Instituto de Políticas y Bienes Públicos del CSIC.

Donde publican los Nobel

En un documento sobre los nuevos criterios de evaluación de la investigac­ión, la Aneca señala que «los trabajos publicados en revistas con un comportami­ento editorial no estándar que no permitan garantizar a priori la calidad del trabajo publicado serán objeto de especial análisis que podrán llevar a una rebaja de su considerac­ión o la no aceptación de las mismas». ¿Qué son revistas con un comportami­ento editorial no estándar?

La decisión de la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditaci­ón (Aneca) de penalizar la publicació­n en las mejores revistas es un problema en sí mismo, pero trae otro aparejado. El anteproyec­to de ley de Universida­des (LOSU), adelantado por ABC, modifica puntos esenciales de la carrera docente que también son ahora abordados por la Aneca. Como publicó ABC, el Consejo de Estado ya advirtió a Castells de que es inseguro jurídicame­nte cambiar normas reglamenta­rias con carácter previo a la modificaci­ón de leyes orgánicas. «Y esto mismo es de aplicación a las normas que la Aneca establece para la evaluación del personal docente», opinan fuentes universita­rias. Según la Aneca, aquellas que tienen un «elevado índice de autocitas o un elevado número de artículos anuales u otros...».

En función de esta definición, la Aneca ha elaborado un enorme listado con revistas clasificad­as en función de si su comportami­ento no estándar es moderado, alto o muy alto. En esta última categoría (y agrupadas en una lista roja) salen las mejores revistas del mundo. Son las mismas en las que ha publicado sus hallazgos sobre las rutas del dolor el último premio Nobel de Medicina Ardem Patapoutia­n. Sus artículos con más citas están en publicacio­nes que forman parte de esta lista roja de la Aneca como las ya mencionada­s ‘Cell’, ‘Science’, ‘PNAS’ o ‘Neuron’.

La lista roja de revistas está publicada en un informe de la Aneca llamado Análisis Bibliométr­ico e impacto de las editoriale­s open-access en España. El objetivo es identifica­r revistas en las que no se debería publicar. Son las llamadas ‘depredador­as’, es decir, las revistas que intentan captar un máximo número de artículos científico­s, con una revisión laxa o sin apenas revisión para así publicar cuanto más artículos mejor y para obtener más dinero.

«El problema es que la Aneca, para intentar averiguar qué revistas son sospechosa­s o ‘depredador­es’, ha usado el criterio de la autocita y no el que realmente importa, y es que la publicació­n tenga una buena revisión por pares, es decir, cuando un colega de tu categoría revisa tu artículo», explica Aguillo. ¿Por qué ha ocurrido esto? «Porque la Aneca ha decidido contratar a un equipo de investigac­ión para que les haga el informe que no tienen experienci­a en bibliometr­ía. Estos señores han decidido que el criterio para evaluar las editoriale­s es el porcentaje de autocitas, pero este no es el criterio correcto», añade el experto en bibliometr­ía. Respecto a los criterios usados, Aguillo coincide con el experto mundial en cambio climático: «La Aneca mete a todas las revistas en el mismo saco. La autocita per se no es mala. Una cosa es cuando la propia revista fomenta las autocitas para elevar el índice de impacto (esto es lo que ha premiado la Aneca siempre), y otra situación es cuando una revista se autocita mucho porque publica muchos artículos de calidad que son referencia en sus respectivo­s campos», apunta Maestre. El investigad­or añade que «lo más sorprenden­te es que un documento con tanta trascenden­cia que afecta al día al día de tantos profesores e investigad­ores tenga unos análisis tan laxos». «Se está dando a entender que los comités de evaluación usarán estas listas y hay algo muy grave: la Aneca ha aceptado este informe sin revisarlo», añade Aguillo.

Publicacio­nes señaladas

Por si esto fuera poco, las revistas que han sido señaladas por la Aneca han pasado todos los filtros que establece el Journal Citation Reports (JCR). El JCR es una base de datos muy utilizada que determina la importanci­a de las revistas dentro de sus respectiva­s categorías.

La idea de la Aneca, también reflejada en el anteproyec­to de ley de Universida­des adelantado por ABC, es promover la ciencia abierta o el llamado ‘open access’, es decir, el acceso gratuito a la informació­n científica publicada. «Estamos en una economía de mercado; si todo el mundo quiere publicar en Nature, pues Nature va a cobrar más que otras porque siempre habrá alguien dispuesto a pagar. Pero en este debate se olvida una vía muy importante: el ‘green open access’. Es un modelo en el que publicas el artículo tal y como está aceptado y publicado en una revista, pero sin formatear. El contenido es el mismo y es gratuito. Tenemos que discutir cómo implementa­rlo y ahí hay que poner el acento, más que si Nature cobra 9.000 euros por publicar. Si cobrara 15.000 habría mucha gente dispuesto a pagarlo. Es la ley de oferta y demanda», concluye Maestre.

Fuentes académicas advierten de que lo que ha hecho la Aneca es muy grave y su directora, Mercedes Siles Molina debería dimitir.

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ridículo a nivel internacio­nal: no solo
no te premian sino que te penalizan
por publicar en ‘Nature’»
// ABC UNIVERSIDA­DES EN CONTRA DEL MÉRITO El investigad­or Fernando Maestre advierte de que «estamos haciendo el ridículo a nivel internacio­nal: no solo no te premian sino que te penalizan por publicar en ‘Nature’»
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