Arbitrar es difícil; errar, más
Los colegiados nunca disfrutaron de tantas facilidades para su trabajo y, pese a ello, jamás estuvieron tan en sospecha sus decisiones
SIEMPRE estuvieron en el «candelabro», en infeliz, pero exitosa, expresión de Sofía Mazagatos, pero nunca tan protegidos y mimados como ahora. Nunca disfrutaron de tantas facilidades para su trabajo, desde la abolición de su condición de publiempleados hasta por la ayuda que representa la implantación de medios técnicos que minimicen las posibilidades de error. Y sin embargo, y acaso por todo ello, jamás estuvieron tan en sospecha sus decisiones y tan cuestionado su corporativismo. Arbitrar puede ser hoy tan difícil como antes, pero errar lo es aún más.
Son tantos los ejemplos que hemos vivido ya a lo largo de la temporada que referirnos sólo a lo ocurrido con dos únicos equipos y en una sola jornada podría considerarse provinciano, pero como lo que nos ocupa son las cosas de Sevilla y Betis, habrá que referirse a ellas.
En Vallecas, el Sevilla quedó a merced de las arbitrariedades de Martínez Munuera en el césped y de Gil Manzano en el VAR. Todo lo que le podía beneficiar (pisotón de Bebé a Augustinsson en el gol del Rayo, hipotética mano de Rafa Mir en el tanto anulado al Sevilla) no mereció la llamada de Gil Manzano para que su compañero en el césped la revisara en el monitor, mientras que lo que le perjudicaría (retractación del penalti pitado por Martínez Munuera) sí tuvo la inmediata interpretación de su colega. El pisotón o la falta de certeza de una mano a tenor de las imágenes emitidas no le ofreció dudas; la falta del defensor rayista, todas.
En el Villamarín, el acoso y derribo a Nabil Fekir durante todo el partido, algo por lo demás habitual dentro y fuera de casa, apenas mereció la atención de Mateu Lahoz. El francés es, de largo, el jugador de la Liga más maltratado por los rivales. En un acto nada edificante y censurable, Fekir agredió a Muniain, pero ni Mateu ni el VAR juzgaron como amonestable la provocación del vasco, que se fue de rositas. El mensaje que dieron quienes deben proteger a los jugadores más desequilibrantes es que flojo, fuerte y regular con ellos, que sale gratis total. Y así…