Zelenski cede a la exigencia de Putin de no entrar en la OTAN
∑El presidente ucraniano añade que será inflexible con la defensa de la integridad territorial de su país ∑Los primeros ministros polaco, checo y esloveno viajan a Kiev como gesto de apoyo de la Unión Europea
La cuarta ronda de conversaciones iniciada el lunes entre las delegaciones rusa y ucraniana para tratar de acordar un cese de las hostilidades se reanudó ayer por videoconferencia. Las posiciones continúan aparentemente irreconciliables y los bombardeos no dan tregua. Sin embargo, en las últimas horas, funcionarios próximos a los negociadores hablan de cierta «aproximación».
Por lo pronto, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, afirmó ayer en un encuentro telemático con altos mandos militares de la Alianza Atlántica que su país va a tener que renunciar a integrarse en el bloque. «Ha quedado claro que Ucrania no es miembro de la OTAN. Lo entendemos. Somos gente comprensiva. Durante años hemos escuchado que las puertas estaban supuestamente abiertas, pero ya hemos visto que no podemos entrar», se lamentó.
Al mismo tiempo, el jefe del Estado ucraniano dijo alegrarse de que «nuestra gente comience a entender esto y confíen en sus propias fuerzas y en la ayuda de nuestros socios». Zelenski pidió una vez más ayuda militar a la OTAN y deploró que la organización sigue «poniendo peros» al establecimiento de una zona de exclusión aérea sobre Ucrania para evitar que las fuerzas rusas sigan disparando misiles y bombardeando con sus aeronaves. Aseguró que el bloque atlántico «parece haber quedado hipnotizado por la agresión rusa».
A este respecto, Zelenski declaró que «escuchamos argumentos diciendo que la Tercera Guerra Mundial podría comenzar si la OTAN cierra su espacio a los aviones rusos. Por eso, no se ha creado una zona aérea humanitaria sobre Ucrania; por eso, los rusos pueden bombardear ciudades, hospitales y escuelas». Al no estar en la Alianza, «no pedimos que se active el artículo 5 del Tratado de la OTAN (…), pero sí haría falta crear nuevos formatos de interacción». Subrayó tal necesidad, ya que los aviones y misiles rusos podrían volar hacia Occidente, y recordó que Rusia «ha atacado con misiles a 20 kilómetros de las fronteras de la OTAN y sus drones han llegado ya hasta allí».
Crimea, Donetsk y Lugansk
El principal negociador ucraniano, Mijailo Podoliak, insistió ayer antes del comienzo de las conversaciones que su país «no hará concesiones relativas a su integridad territorial», queriendo dejar claro que, como venía exigiendo Moscú, Kiev no reconocerá Crimea como rusa ni las repúblicas separatistas de Donetsk y Lugansk como estados independientes. Mucho menos los territorios ucranianos ocupados por las tropas rusas durante la actual campaña, entre ellos la provincia de Jersón y la franja que une Donetsk con Crimea.
Podoliak señaló que lo prioritario pasa ahora por «acordar un alto el fuego y la retirada de las tropas rusas de Ucrania». Y aquí la cuestión no va a ser fácil, ya que habrá que determinar qué zonas debe dejar libres el Ejército ruso. El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, dijo ayer que «aún es prematuro hacer un pronóstico» sobre el posible resultado de la serie de contactos y sobre la fecha del final de las negociaciones.
Por su parte, Oleksii Arestóvich, consejero de la Presidencia ucraniana, anunció que «a lo más tardar en mayo deberíamos llegar a un acuerdo de paz, o quizá mucho más rápido». El representante
Kiev, Járkov y Dnipró fueron ayer bombardeadas. La castigada Mariúpol logró organizar con éxito una nueva salida de civiles
de Rusia ante la ONU, Vasili Nebenzia, formuló ayer las condiciones de Rusia para Ucrania: desmilitarización (descartar las armas ofensivas), desnazificación (prohibición de las organizaciones neonazis), garantizar que Ucrania no será una amenaza para Rusia y renunciar a formar parte de la OTAN. Nebenzia esta vez no dijo nada de Crimea y el Donbass.
Visita de mandatarios a Kiev
Por otra parte, el primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, viajó ayer a Kiev junto a sus homólogos checo –Petr Fiala– y esloveno –Janez Jansa–, y Jarosław Kaczynski, que actualmente es el presidente del Comité de Seguridad y Defensa Nacional de Polonia y líder en la sombra del partido en el gobierno PiS. Esta delegación deseaba escenificar su apoyo incondicional al gobierno ucraniano y presentar un programa de ayuda económica. Jarosław Kaczynski fue un histórico opositor al comunismo desde el sindicato Solidarnosc de Lech Walesa y fundó el partido Ley y Justicia (PiS), con el que llegó a gobernar Polonia.
A sus 73 años, este viaje suponía un riesgo añadido y sus primeras fotos publicadas desde Kiev en las redes sociales polacas despertaban anoche la belicosidad de la generación que desafió al poder soviético y se siente ahora de nuevo amenazada por Rusia.
Su hermano gemelo, Lech Kaczynski, visitó en 2008 Tiflis, cuando Georgia se enfrentaba a la agresión de Rusia. «Su visita cambió entonces la percepción de esta guerra», explicó el jefe de la oficina del primer ministro polaco, Michał Dworczyk. Al cierre de esta edición, sin embargo, no había todavía pruebas gráficas de la reunión con el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, que era el objetivo de la comitiva. Dworczyk informó que por seguridad no se daría a conocer la hora ni el lugar de la reunión.
Morawiecki ha defendido en la UE que los activos congelados a oligarcas rusos sean destinados a un fondo de reconstrucción de Ucrania. «Congelen los activos del Estado ruso por completo, congelen las propiedades y finanzas de los oligarcas rusos, grandes y pequeños, empresarios y políticos. Que sirvan a
las víctimas desarmadas del régimen de Putin. Que sirvan para la reconstrucción el Estado que defiende heroicamente su independencia y soberanía», declaró antes de viajar a Kiev. En el anuncio oficial de la oficina del gobierno polaco se puso especial énfasis en aclarar que el objetivo de la visita no era ninguna negociación, sino un gesto de apoyo europeo a Ucrania. Se insistió en que el viaje se organizaba de acuerdo con el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.
En el frente de guerra, Kiev, Járkov y Dnipró fueron ayer bombardeadas. El aeropuerto de Dnipró quedó destruido. En Járkov, según el Ejército ucraniano, las tropas rusas «llevaron a cabo un intento de asalto que fue repelido». Mientras, la Rada Suprema (Parlamento ucraniano) aprobó ayer extender 30 días más la ley marcial, decretada el día que empezó la guerra, el pasado 24 de febrero. La castigada Mariúpol logró organizar una segunda salida de vehículos, dos mil aproximadamente, a través del corredor humanitario.