«Los récords me los quitarán, salvo el de mi pueblo; por eso prefiero medallas»
▶ El murciano es uno de los grandes aspirantes al podio en el Mundial de atletismo en pista cubierta de Belgrado
Hay muchos motivos que convierten a Mariano García (Cuevas de Reyllo, Murcia, 1997) en uno de los atletas españoles del momento. De un lado, claro, están sus marcas y resultados. Sobre todo, ese 1:45.12 que estableció en febrero como nuevo récord de España de 800 mientras corría, nada menos, que en Nueva York. Del otro están su forma de ser y correr, su punto de valentía e inconsciencia. Y esa moto que simula arrancar cada vez que le enfoca la cámara y que ha convertido en su seña de identidad. Ahora lo que tiene es hambre después de dos años en penumbra, uno por la pandemia y otro por una apendicitis que le apartó de los Juegos de Tokio. Siente que ahora ha llegado su momento, empezando por el Mundial de Belgrado de este fin de semana. No renuncia a nada. Antes, hace parada en Madrid después de coger lo que él llama «el tren de vapor» en su querida Región de Murcia. «Es antiguo, antiguo y tarda cinco horas, eh. Pero no me quejo, ya estoy acostumbrado».
—Después de un invierno tan intenso, ¿cómo llega al Mundial?
—Bastante en forma, mucho mejor que en las últimas competiciones. Falta que en carrera salga todo lo que estoy trabajando. Lo que quiero es pasar a la final. Serán unas semifinales muy duras y es el primer objetivo que me marco. Luego ya veremos...
—¿Pero se ve ganando una medalla?
—Es una opción para todos los que vamos, el objetivo de cualquier atleta en un campeonato de este tipo.
—¿Ya ha visualizado esa posible final?
—He visualizado la semifinal y me veo ganándola. Si se cumple o no, eso ya...
—En el 800 tanto Álvaro de Arriba como usted llegan con opciones de podio. ¿Es demasiado soñar con un doblete?
—Hace cuatro años ya hubo opciones, así que por qué no. Ojalá pueda darse.
—¿Cuánto duele una apendicitis?
—Psicológicamente no me dolió más de un día y medio. Después ya me recuperé. Incluso viví con mucha ilusión los Juegos como aficionado. Mi mejor virtud es la cabeza, así que enseguida me propuse llegar al siguiente campeonato del mundo. Pensar en ese objetivo fue la manera que tuve de recuperarme antes y hacerlo con motivación. Perderse unos Juegos es duro, pero se puede salir más fuerte de una situación así. No hay que venirse abajo.
—Pues ha cumplido con creces. Incluso con récord de España.
—Más que el récord, lo importante es que he seguido mejorando como atleta. Y bastante. El récord me lo pueden batir esta misma semana o el año que viene. El único que no me van a quitar es el de mi pueblo, porque no hay más atletas, solo estoy yo. Por eso me importan más las medallas.
—¿Qué tiene Mariano García para ser uno de los atletas que más llegan al aficionado?
—Cuando salgo a la pista me transformo. Se me va la cabeza y salgo a dar lo mejor de mí, aunque a veces me equivoque en la táctica. Me gusta ser así, porque en una carrera de medio fondo no sabes lo que te espera.
—¿Cómo lleva su entrenador ese punto irracional?
—Pues muchas veces me toca escucharle. Que por qué he hecho eso, que por qué he corrido así... Yo le digo que no lo sé, que se me ha cruzado un cable.
—Esa forma de ser, de competir, ¿de quién la ha heredado?
—Desde que empecé en este deporte siempre he ido a los campeonatos más a jugar que a competir. Y sigo haciendo lo mismo. Trato de correr disfrutando. Si me lo tomase como un trabajo muy serio no sería igual. Ni por asomo. Prefiero tomármelo de esta manera y disfrutar cada momento que me toca vivir. Lo noto mucho cuando estoy en la cámara de llamadas a la pista y veo a todos mis rivales tan serios... Yo, en cambio, estoy feliz, con una sonrisa. Es mi forma de ser. Prefiero ser de esta manera, porque disfruto tanto de las competiciones como de los entrenamientos. No hago nada que me cueste y me va muy bien.
—Dice que empezó a correr huyendo de un perro que le perseguía por la calle. ¿Qué recuerda de esos inicios?
—El perro creo que se ha muerto porque ya no le veo. Pero ahora hay otro que también me persigue. Empecé en las típicas carreras escolares de los colegios y en los campeonatos regionales de Murcia. Vi que quedaba delante, que me lo pasaba bien y que hacía buenos compañeros, así que fue todo ‘p’alante’.
—¿Se comporta igual dentro de la pista que fuera?
—Fuera no soy alguien a quien le guste
Actitud «Siempre he ido a los campeonatos más a jugar que a competir, y lo sigo haciendo porque me ha ido bien así»
discutir. Paso de meterme en líos. Si hay problemas me aparto y me voy por otro camino. Nada que ver con la competición, ahí me transformo y el que me quiera quitar de en medio tendrá que correr más que yo.
—¿Qué le gusta hacer cuando aparca la moto?
—Salir de mi casa al bancal, dar un paseo y disfrutar de las vistas que tengo en mi pueblo. Solo hay bancales, lechugas y poco más, pero estoy muy orgulloso de dónde vivo. Me gusta el campo, es donde me entreno, donde he estado toda la vida. De mi pueblo no me quiero ir porque estoy muy a gusto. La tranquilidad que tengo ahí no se puede tener en una ciudad. Pierdo cosas, pero gano en paz y en el clima murciano. —«Cualquiera de mis rivales ha hecho más que yo», se le escuchó decir hace poco. ¿Es humildad sincera o tiene algo de estrategia?
—Es la realidad. A nivel internacional han conseguido muchas cosas. Yo no tengo nada. Ojalá en este campeonato, puedo empezar a igualarme a ellos. El nivel de los últimos años es muy fuerte y eso es lo que nos ha hecho crecer tanto a los atletas españoles y conseguir tantas cosas. En el Mundial tengo una oportunidad para ir pillándoles poco a poco.
Táctica «Cuando salgo a la pista me transformo. Se me va la cabeza y doy lo mejor de mí, aunque me equivoque»