Mucha, mucha Policía
LOS camioneros tienen poder. Tienen un último poder de presión. Con sus grandes camiones, como centauros en sus cabinas, son el trabajador potenciado por la máquina, el hombre-técnica, el fin de una época, y hasta que sean sustituidos por drones o sus camiones sean manejables por control remoto, mantienen un poder físico, de acción, de bloqueo o simplemente la capacidad de paralizar el comercio. Comparen a un camionero con un repartidor en bicicleta: ¿quién tiene poder?
Así que con el carburante a precio de cocaína los transportistas decidieron hacer un paro que, por supuesto, no fue apoyado por los sindicatos, la Bielorrusia del PSOE, obedientes a quien les paga y sobrepaga. Tampoco hubo gran seguimiento de las televisiones, aunque unas y otros sí apoyaron la reclamación de docentes catalanes a favor de la inmersión lingüística y contra el gravísimo adelanto de una semana del calendario laboral (algo como para quemar las calles).
Sindicatos, medios y… Policía, que completa la trilogía gubernamental. Si en las protestas de los trabajadores gaditanos apareció una tanqueta, ahora un transportista de San Fernando de Henares se lleva un tiro en el abdomen. ‘Se lleva’ y no ‘le pegan’ porque muy probablemente fuera un accidente o solo negligencia. En las imágenes no se percibe con claridad, aunque sabemos que el disparo sale del arma de un policía de paisano (con la sudadera de Macron) y que el transportista era reducido por varios policías que no podían temer por su vida. ¿Qué hacían allí? Velar por el orden y la seguridad, o traducido: arruinar la huelga, minimizar sus efectos, asegurarse de que todos los camiones pudieran salir, lo que no hicieron, por ejemplo, cuando los independentistas cortaban las vías.
No es presumible que el disparo levante un movimiento internacional como el de Floyd, ni siquiera nacional, y tampoco Vox dirá gran cosa estando de por medio los policías, ¡las Fuerzas y Cuerpos!
Como no tenemos arreglo, tras el incidente, el camionero ‘balaseado’ reproducía con el madero una escena de Hermano Lobo: «Lo siento mucho tío, no sabía que eras policía».