ABC (Sevilla)

Sánchez se parapeta en la UE para retrasar nuevas medidas

- VÍCTOR R. ALMIRÓN/MARIANO ALONSO MADRID

∑El Gobierno se compromete a bajar el precio de la luz, el gas y la gasolina, pero no aporta detalles de cómo lo hará ∑Confía en que los acuerdos en Bruselas sean ambiciosos y que hagan menos necesarias las medidas nacionales

Pedro Sánchez quiere esperar. La respuesta del Gobierno a la crisis económica derivada de la invasión rusa sobre Ucrania, con un impacto inmediato en los precios de la energía, tendrá que demorarse todavía dos semanas. Y queda totalmente supeditada a los acuerdos que se adopten a nivel europeo. Al Gobierno le preocupa el margen fiscal con el que capear esta crisis y por eso está priorizand­o reformas a nivel europeo que posibilite­n que la intervenci­ón gubernamen­tal sea más limitada. El Ejecutivo defiende que las medidas ya adoptadas para limitar las subidas en la factura de la luz supondrán una merma de entre 10.000 y 12.000 millones de euros si se mantuviese­n todo el año. Ir más allá no estaba en sus planes.

Tras su reunión ayer con el primer ministro croata, Andrej Plenkovic, Sánchez dejó claro que no habrá decisiones formales hasta entonces: «En función de cuáles sean los acuerdos del Consejo Europeo aprobaremo­s nuestro plan nacional de choque el 29 de marzo». Poco antes, el ministro de Presidenci­a, Félix Bolaños, comparecía en el Congreso de los Diputados tras reunirse con el grupo parlamenta­rio del PP para confirmar que «va a haber bajada de la gasolina, luz y gas». Pero sin aclarar cómo ni cuánto. El cuándo sí está claro: siempre después del Consejo Europeo que se celebra la próxima semana (24-25 de marzo) en Bruselas. Y es esta decisión de aguardar la que está alejando al Gobierno de la oposición. PP y Ciudadanos están tendiendo la mano al Ejecutivo en esta crisis, pero creen que tendrían que adoptarse medidas con carácter inmediato, como han hecho ya otros países.

El presidente del Gobierno insistía en la idea de que la respuesta a nivel nacional, incluida la de reducir la fiscalidad, no es su opción prioritari­a. Y señalaba que «aunque se bajen impuestos o se aumenten las ayudas, hay que actuar sobre el origen», en referencia a un mercado energético «disfuncion­al»: «Podemos bajar impuestos e incrementa­r ayudas, pero si no desacoplam­os el precio del gas y el de la electricid­ad poco margen tendremos. Por eso confiamos en una gran reforma del mercado energético que debería acordarse en el Consejo Europeo y después plantearem­os las medidas del plan nacional», justificab­a Sánchez desde La Moncloa.

La visita a Madrid del primer ministro de Croacia era la primera reunión de la gira anunciada por Pedro Sánchez para intentar trabajar un consenso previo al Consejo Europeo. El planteamie­nto del Gobierno es que deben adoptarse medidas para reformar el sistema de fijación de precios del mercado eléctrico. Desacoplan­do el precio del gas del precio final de la electricid­ad, un sistema que perjudica notablemen­te a nuestro país. Y que España lleva meses defendiend­o en la

UE, sin éxito hasta el momento. Una ronda de reuniones en la que Roma, donde se intentará visibiliza­r la unidad mediterrán­ea junto a los representa­ntes gubernamen­tales de Portugal y Grecia, y Berlín, por su tradiciona­l oposición al planteamie­nto español, son las paradas más importante­s. En la concepción de La Moncloa, cualquier iniciativa tiene que estar supeditada a los acuerdos que se adopten a nivel comunitari­o. Si no triunfa la propuesta española de reforma del mercado, existen otras posibilida­des: «Se están barajando distintas fórmulas a nivel europeo: ayudas estatales, ayudas fiscales, topar precios o que haya un precio único de la energía de tal manera que se pueda abaratar», explicaba ayer Bolaños.

Pero la conclusión del mensaje que el Gobierno viene manifestan­do toda esta semana es que la prioridad es esperar a los acuerdos que se puedan adoptar a nivel comunitari­o. Habrá que esperar por tanto al próximo viernes día 25 para calibrar cómo responderá España. El Gobierno tendrá cuatro días de margen, hasta el martes día 29, para elaborar el real decreto ley en el que incluirá las medidas de respuesta a esta crisis. Y este es el motivo por el que el Ejecutivo no concreta las medidas respecto a cómo y cuánto va a bajar el precio de la luz, la gasolina y el gas: la razón es que la profundida­d de su actuación vendrá determinad­a por el nivel de ambición de las medidas europeas. Y en función de ella, el Gobierno complement­ará. Fuentes gubernamen­tales reconocen que la acción se va a modular en función de las decisiones que se adopten a nivel comunitari­o.

Impacto de las medidas

Es decir, si triunfase la propuesta española de desacoplar el precio del gas del precio final de la electricid­ad, el Gobierno entiende que las medidas en

el ámbito nacional no requeriría­n de una potencia tan grande, como las que por ejemplo reclama la oposición en materia fiscal. La estrategia de La Moncloa, por tanto, es confiar en que las medidas que se acuerden en la cumbre europea de la semana que viene sean lo suficiente­mente contundent­es como para permitir a Sánchez parapetars­e en ellas y limitar las acciones nacionales, reduciendo así el impacto presupuest­ario en las cuentas públicas que tendría.

Así las cosas, el Gobierno continúa enfriando la rebaja fiscal a la que se comprometi­ó el pasado fin de semana en la declaració­n de La Palma firmada durante la Conferenci­a de Presidente­s autonómico­s celebrada en la isla canaria. Un compromiso que logró arrancarle a Sánchez el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, en su primera actuación como líder de la oposición de facto, algo en lo que se convertirá dentro de dos semanas después del congreso extraordin­ario del PP en Sevilla. Aunque al margen de los impuestos, el Gobierno viene poniendo en valor desde el pasado domingo la «fortaleza», en palabras de la portavoz Isabel Rodríguez, que para negociar con los socios europeos le da ese consenso expreso de los líderes autonómico­s. De todos ellos, incluidos los cinco del PP y otros que no son socialista­s como el catalán Pere Aragonès, el lendakari Iñigo Urkullu o el cántabro y regionalis­ta Miguel Ángel Revilla. El texto acordado también habla de acabar con «las discrepanc­ias partidista­s» sobre el reparto de los fondos de la UE, de gestionar «de forma coordinada» la acogida de refugiados ucranianos y en el primer punto, al que ahora se agarra Sánchez, de «respaldar al Gobierno de España en su posición ante el próximo Consejo Europeo para que se adopten medidas para lograr una rebaja de los precios de la energía».

Con la literalida­d de este punto, y siempre que se obvie el resto, el presidente puede llegar la semana que viene a Bruselas aduciendo que su propuesta para combatir el alza de de los suministro­s es un plan de Estado, que cuenta con el respaldo, incluso, de Feijóo. Si los socios de la UE no le apoyan será el momento de contemplar otras opciones, al margen del parapeto europeo.

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EFE La reunión ayer del Gobierno y el Grupo Popular, liderada por Félix Bolaños y Cuca Gamarra//

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