Soyeon Schröder Kim, la «madona millonaria sufriente» en Moscú
La esposa de Gerhard Schröder ha publicado en redes sociales una imagen rezando en Moscú que ha sido muy criticada. El excanciller no solo no ha condenado la invasión, sino que mantiene cargos en empresas rusas ligadas al Kremlin
La indignación ha estallado en las redes sociales alemanas después de que la esposa del excanciller Gerhard Schröder publicase una fotografía en la que, con las manos juntas y los ojos cerrados, posa rezando en una habitación del lujoso hotel Kempinski de Moscú, con la catedral de San Basilio de fondo. La foto pretende constituir la primera prueba de que la pareja está en la capital rusa, supuestamente con la intención de negociar con Putin y a petición de Ucrania, una misión que, sin embargo, ninguna fuente confirma y varias desmienten. El gobierno ucraniano asegura no saber nada, el ruso no confirma la cita en la agenda de Putin y el alemán es tajante: «No hemos sido informados».
Schröder se ha negado a abandonar los millonarios cargos que ocupa en empresas rusas muy ligadas al Kremlin y tampoco ha criticado la invasión de Ucrania ordenada por su amigo personal Vladímir Putin, a pesar de que se lo ha pedido explícitamente el canciller alemán y colega del Partido Socialdemócrata, Olaf Scholz. Para Moritz Hürtgen, editor en jefe de la revista satírica ‘TitaDnic’, la foto toca techo: «Después de esto ya no hay nada más que parodiar», se ha quejado en Twitter, acusando a los Schröder de quitarle el trabajo. El rapero Fatoni ha constatado que «la realidad es peor que cualquier ironía» bajo la imagen de la «madona millonaria sufriente». «Oligarcas alemanes» es la etiqueta que circula junto a la foto de la surcoreana de 54 años, Soyeon Schröder-Kim, que gracias a su boda con el excanciller se ha convertido en una primera dama en la sombra de los negocios alemanes.
En su casa de Hannover, en la sala de invitados, hay un libro en cuya portada aparece Soyeon Kim con el «caballero de encanto bastante rudo», como ella lo define. En él firmaron todos los invitados a la boda, en 2018, y está ilustrado con fotos en las que la madura pareja camina sobre la nieve en actitud romántica, forrado en papel dorado, el mismo color que predomina en la decoración del salón. Soyeon es la quinta mujer de Schröder y subraya siempre que puede que la definitiva.
La primera fue Eva Schubach, de gran ayuda en los estudios de Derecho que había emprendido casi a los 30 y a la que abandonó cuando tuvo el título bajo el brazo.
Entre 1972 y 1983 estuvo casado con Anne Taschenmacher, cuya familia le proporcionó clientela pudiente en su primer bufete en Hannover, pero a mediados de la década de los 80 Schröder había fijado ya sus objetivos en la política. Había gritado:
«¡Voy a ser canciller alemán!» en una noche de borrachera con amigos, mientras zarandeaba la valla de la residencia del canciller federal, por entonces en Bonn, y contrajo matrimonio con Hiltrud Hensen, socialdemócrata y politóloga que le abrió las puertas del partido, hasta convertirse en presidente regional de Sajonia.
Para su salto a la política federal, se divorció de ‘Hillu’ para casarse con Doris Kopf, la periodista estrella de la sección de Política del diario alemán ‘Bild Zeitung’. Pero tras dos legislaturas, dispuesto a dar el salto a los negocios internacionales, Kopf no daba el perfil deseado y Schröder protagonizó un cuarto divorcio, habiendo entablado ya relación con Soyeon, por entonces esposa de un importante empresario coreano al que el excanciller hubo de pagar 22.000 euros como compensación por llevarse a su mujer y, con ella, su agenda de contactos.
Se conocieron durante un viaje comercial. Ella había estudiado en Alemania y resultó muy útil como intérprete. Los amigos de la pareja destacan su interés por los negocios y la autora Jutta Ditfurth sospecha que «probablemente esté orando menos por el éxito de la reunión de Schröder-Putin y más para que a su esposo se le permita quedarse con el sueldo de la junta de supervisión de Gazprom».