Palomas muertas
SÁBADO
Son los pájaros que aparecen cuando les llega el olor del abandono
Al igual que las golondrinas de Bécquer son el símbolo de la nostalgia, las palomas muertas constituyen la mejor metáfora del olvido. Esta semana el compañero Manuel Luna descubrió y contó en un reportaje que la antigua iglesia del Convento del Carmen de la calle Baños, lo que hoy es el Conservatorio, era un nido de basura y de restos de aves. La que hasta mediados del siglo XIX fue la Casa Grande del Carmen, desalojada por la exclaustración, convertida en cuartel de las tropas francesas y después en cuartel del Ejército, rescatada en su día por el Ayuntamiento que la compró en 1984 y cedida después a la Junta para escuela musical se salvó de la piqueta por la grandiosidad del conjunto. Un espacio tan inmenso en el centro histórico no deja de ser un lujo que en este caso se aprovecha para la docencia. En su día se destruyó la capilla donde se encontraba la Soledad de San Lorenzo pero mantuvieron en pie el templo del recinto, sede de otras cofradías como la Quinta Angustia o las Siete Palabras. El cuartel se restauró para que cumpliera la función de conservatorio pero la Iglesia se dejó para una mejor ocasión. Se dejó, se dejó, se dejó... Cuando hace días el periodista llegó para hacer un reportaje, porque la escuela de música quiere que allí pongan un auditorio, se encontró con la realidad de la desidia: un recinto artístico sucio lleno de escombros y de palomas muertas que es el pájaro que aparece, como el buitre cuando huele a la muerte, al llegarle el olor del abandono.
Las palomas muertas suelen sembrar las torres y los campanarios a los que nadie sube a limpiar, y ocupar por ejemplo la antigua Iglesia de San Hermenegildo propiedad municipal (que no sirve para nada) amén de otras tantas estancias que la administración en cualquiera de sus niveles, estatal, regional o local, desprecia porque no tiene interés. Qué casualidad que todos los edificios que se encuentran así son fundamentalmente públicos. Cuando se reclama el valor y la dignidad de lo público no solo vale meter ahí la sanidad o la educación. Ahí entra todo. Esto que ocurre en el conservatorio es indigno además de una inmensa vergüenza para Sevilla.