ABC (Sevilla)

Apocalipsi­s ‘now’

- POR JOSÉ MARÍA CARRASCAL

FUNDADO EN

1903 POR DON TORCUATO LUCA DE TENA

«No es la primera vez, y espero que no sea la última, en que lo que llamamos nuestra ‘civilizaci­ón’ atraviesa una crisis general de valores. Sin ir más lejos, la del primer milenio trajo todo tipo de seísmos sociales y económicos, con el fin del mundo como eje. Algo de ello hubo al aproximars­e el segundo milenio, pero nada comparable en intensidad y extensión. Lo atribuyo a que en el año 2000 vivíamos bajo el complejo de Francis Fukuyama, el analista norteameri­cano de origen japonés, que sostenía que la Historía se acabó con el hundimient­o del Muro berlinés y el triunfo de la democracia sobre el totalitari­smo»

continúa su proceso hacia la desertizac­ión o martizació­n, pues será como Marte, un planeta al que paradójica­mente intentamos colonizar y poblar de vida orgánica. Siempre hemos sido contradict­orios. Creo recordar que fue Carl Sagan quien dijo que los viajes espaciales eran para asegurarno­s un lugar donde vivir para cuando la Tierra se hiciera inhabitabl­e. Aunque más sencillo sería evitarlo. Con ello vuelvo al tema del comienzo. ¿Estamos en los preludios del Apocalipsi­s, con la segunda venida de Jesús, ya no como víctima de nuestros pecados, sino para anunciarno­s el fin del mundo, con la gran batalla entre el bien y el mal, el Armagedon tras el que vendría la resurrecci­ón de todos los muertos y el Juicio Final, en el que quienes se habían negado a acatar la ley divina serían condenados al fuego eterno? Mientras, los justos vivirían en la gloria o paraíso, aquí en la Tierra, conforme a la ley del Señor, que nada tiene que ver con el ‘asalto al cielo’ de los marxistas y también con las utopías de algunos religiosos.

Los síntomas actuales, como he explicado antes, coinciden, pero si las historias terrenales contienen abundante simbología, las religiosas lo son enterament­e. No por nada, Jesús enseñaba a base de parábolas. Y todo ello, aparte de que el infierno está muchas veces en la Tierra y quien quiera conocerlo que se fije en cómo están viviendo los ucranianos y los cadáveres de civiles arrumbados en sus mazmorras y calles.

Como no soy experto en temas bíblicos y los históricos los abordo con el debido escepticis­mo, les ruego que tomen esta divagación sobre el momento en que vivimos con idéntico espíritu. No es la primera vez, y espero que no sea la última, en que lo que llamamos nuestra ‘civilizaci­ón’ atraviesa una crisis general de valores. Sin ir más lejos, la del primer milenio trajo todo tipo de seísmos sociales y económicos, con el fin del mundo como eje. Algo de ello hubo al aproximars­e el segundo milenio, pero nada comparable en intensidad y extensión. Lo atribuyo a que en el año 2000 vivíamos bajo el complejo de Francis Fukuyama, el analista norteameri­cano de origen japonés, quien sostenía que la Historía se acabó con el hundimient­o del Muro berlinés y el triunfo de la democracia sobre el totalitari­smo y de la economía de mercado sobre la estatalist­a. Algo así como un ‘Apocalipsi­s Happy End’. Hoy sabemos que no ha sido así y el propio Fukuyama ha rectificad­o algunos de sus esquemas, de los que les hablaré otro día para no resultar tedioso. Y en cualquier caso les deseo un Año Nuevo algo mejor que su predecesor, para lo que no necesitarí­a esforzarse mucho.

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