Los tesoros del convento de Madre de Dios
asta el Domingo de Resurrección, toda persona que se acerque al convento de Madre de Dios de la calle San José puede disfrutar de la iglesia, la cual se ha terminado de restaurar hace unos meses y de una exposición que resume los 550 años de la comunidad de dominicas en la ciudad y del siglo y medio del fallecimiento de sor Bárbara de Santo Domingo, ‘la hija de la Giralda’, que se encuentra en proceso de beatificación. La entrada se hace por la puerta del templo, accediendo a un espacio que ha tenido transformaciones por el paso del tiempo pero que mantiene, por ejemplo, la solería original y una serie de altares muy interesantes de Miguel Adán y con cerámica de artistas como Niculoso Pisano.
La mirada se pierde en los detalles del retablo mayor y en la imagen principal, la Virgen con el Niño Jesús, de Jerónimo Hernández y que pertenecía al antiguo altar del siglo XVI que presidió la iglesia del cenobio de las dominicas. José María Galán, uno de los colaboradores de la orden, explica los hallazgos que se hicieron durante las obras, como un pozo en el muro que da a la calle San José y que estaba afectando por completo a los arcos torales del edificio. Hay que señalar que, hace apenas unos meses, esta iglesia fue reabierta para que los visitantes disfrutaran de uno de los conjuntos monumentales y artísticos
Hmás completos que existen en la ciudad. La exposición se reparte por el coro alto y bajo y los antecoros, espacios donde está expuestos los tesoros acumulados de más de medio milenio.
La llegada de la dominicas a este lugar hay que situarla en el siglo XV, cuando se asientan en el arrabal de la Cestería, cuyas calles serían hoy en día Santas Patronas, Almansa o Pastor y Landero. Sin embargo, se mudan a unas nuevas casas en el entorno de la Judería y allí van construyendo un convento donde suele dormir Isabel la Católica o tiene una vinculación estrecha la segunda mujer de Hernán Cortés.
En la primera parte de la muestra, se explica la relación entre la reina de Castilla y el cenobio, así como con Juana de Zúñiga, la que fuera esposa de Cortés y que está enterrada en la iglesia. Desde las alturas del coro alto, el cual ya no es utilizado por las hermanas cuando llega el invierno para aprovechar los rayos de sol, se observan los techos del edificio y la imponente nave que acaba en el retablo mayor.
También, José María Galán se refiere a cómo el convento tenía prácticamente toda la manzana de la calle San José, Madre de Dios y Federico Rubio y, en la actualidad, sólo posee una pequeña parte porque la desamortización quitó gran parte de los terrenos a las dominicas. Por ejemplo, el que fuera el claustro principal, ahora es el edificio del Cicus, el Centro de Iniciativas Culturales de la Universidad de Sevilla, o que un hotel ocupe otra parte del antiguo recinto en la plaza Ramón Ybarra, al lado de la iglesia de San Nicolás.
Asimismo, hay dependencias que, hoy en día, necesitan de una restauración urgente porque amenazan ruina. Son precisamente en las que se alojó Isabel la Católica y que se sigue buscando financiación para conservar unos espacios llenos de historia.
Caminando por la muestra, se puede ver la importancia de la orden dominica en la ciudad de Sevilla y contemplando el famoso plano de Olavide, el equipo que ha preparado esta exposición ha señalado los distintos lugares donde hubo conventos: las Dueñas, el propio de Madre de Dios o el de Santa María de la calle San Vicente. Sin embargo, en el mapa destaca por su dimensión, el de la dominicas que cumplen más de medio milenio en este lugar.
Uno de los puntos especiales de la exposición es el dedicado a sor Bár
Las dominicas de la calle San José reúnen en una muestra su patrimonio histórico y artístico para contar a los visitantes más de 500 años de su cenobio y los 150 de sor Bárbara de Santo Domingo, ‘la hija de la Giralda’