El Betis acordona el futuro
LÍNEA DE FONDO
La compleja situación financiera de la entidad invitó a un cambio de paradigma en la forma de enfocar los fichajes
HUBO un tiempo, no muy lejano, en que José Miguel López Catalán hizo en el Real Betis de Brad Pitt en Moneyball: Rompiendo las reglas. La película era un biopic ficcionado de Billy Beane, el mánager de un discreto equipo de béisbol de las Grandes Ligas que, adelantado a su tiempo, priorizó las estadísticas sobre el «ojo clínico» para el fichaje de los jugadores. Le fue mejor a Pitt que a Catalán, que para eso es más guapo y masca chicle, pero nadie puede negar la contribución del vicepresidente verdiblanco en la modernización del club. Desconozco que queda de aquella apuesta por el Big Data para el primer equipo, pero parece indudable que la compleja situación financiera de la entidad desde hace años y el acceso de Antonio Cordón a la dirección deportiva invitaron a un cambio de paradigma.
Publicaba Mateo González días atrás en estas páginas el estrecho y continuo contacto que la entidad verdiblanca mantiene con jugadores como Bellerín, Ceballos o Aouar para incorporarlos a la plantilla de la temporada 23-24. Todos ellos, a 1 de enero, son agentes libres, por más que hasta el 30 de junio sus fichas pertenezcan a sus actuales clubes. Se aseguran ir a donde quieran, con buenos contratos y primas de fichaje, aunque asumibles por los interesados, porque ni Arsenal, ni Real Madrid, ni Lyon pillarán cacho.
La falta de recursos para firmar de no haber traspasos, ha hecho que Antonio Cordón consolide y mejore la política de buscar alternativas a las estadísticas como base de las potenciales adquisiciones. Y en vez de plusmarquistas de kilómetros recorridos, balones recuperados o pases dados, que al final cuestan millones, concentra su labor en el «espionaje industrial», si me permiten el término. Sólo así conoce con mucha antelación quiénes terminan contrato, los descontentos en su club o el estado de las finanzas de este. Cómo si no obtener jugadores de «coste cero» (relativo, porque hay que compensarles su carácter de libertos) o futbolistas jóvenes con proyección, caso de Luiz Henrique, por el precio de una pringá. La necesidad aviva el ingenio.