ABC (Sevilla)

El gancho mortal que tumbó al arquitecto

- J.J. MADUEÑO MÁLAGA

ue un gancho de boxeo, un ‘uppercut’ mortal, el que derribó a Rafael Santa-Cruz, el conocido arquitecto de Málaga que murió en el centro de la ciudad cuando tomaba una copa con un amigo. El asesino sabía golpear. Era un «experto boxeador» que tenía conocimien­to de Muay Thai. Así se lo reconoció a la Policía Nacional el que fue su maestro en este arte marcial tailandés en 2015. Aquel impacto «en una zona vital» lo derribó, al caer se golpeó en la cabeza y, días después, murió por las complicaci­ones derivadas del traumatism­o craneal sufrido.

El miércoles 12 de abril, el finado había comido con varios amigos en el restaurant­e Chinitas. Estuvieron de sobremesa hasta las seis de la tarde. A esa hora, uno de los comensales se despidió y se fue a casa. Rafael SantaCruz y el otro amigo, un constructo­r granadino, decidieron tomarse una copa en un bar del centro de Málaga.

Fueron al The Museum Irish Pub, una taberna irlandesa de la calle Convalecie­ntes. Para aquel entonces, como publica ‘Diario Sur’, ya iban ebrios. Al entrar, el arquitecto se fue hacia el fondo del local, donde había un grupo de jovenes jugando al billar. Al poco tiempo se le unió el amigo y jugaron una partida juntos al billar con el grupo de jóvenes, entre los que estaba el agresor.

Sobre las 20.32 horas, se inició una

Fdiscusión entre los dos grupos. Según el informe policial, hay dos versiones sobre lo ocurrido. La primera es de una camarera del bar que manifestó a los agentes que una chica del grupo le pidió que llamase la atención a los dos señores, porque se estaban poniendo pesados. La otra es del amigo de Rafael, que contó que el arquitecto sacó un billete de 50 euros de la cartera para pagar la siguiente partida y que una de las chicas se lo quitó de la mano, aunque se lo devolvió.

La policía, en su atestado, subraya que en las imágenes se podía observar cómo el agresor, un joven delgado que iba vestido de negro, se encaraba con el arquitecto en esa discusión. El ataque fue «sorpresivo». Lanzó un primer puñetazo a Rafael Santa-Cruz con el brazo derecho y acto seguido, con el izquierdo, propinó otro golpe con idéntico gesto al amigo del arquitecto. Ambos cayeron KO.

Los dos amigos quedaron tendidos, inconscien­tes, mientras el agresor enfiló la salida del local. Se paró a pagar las consumicio­nes y dijo a la camarera que lo habían amenazado. Algo que no se aprecia en las grabacione­s. Fueron los camareros los que avisaron a Emergencia­s y a la Policía Local.

Rafael fue trasladado en ambulancia al hospital, pero salió voluntaria­mente de él por la mañana. En una concatenac­ión de hechos sorprenden­te, regresó y fue dado de alta. Dos días después, volvió, fue ingresado en la UCI y murió. Los investigad­ores pusieron el foco en las cámaras y en los testigos. El martes 18 de abril detuvieron al agresor. Se había rapado la cabeza y dejado una cresta rosa. Además, comprobaro­n que tenía un historial violento con cuatro antecedent­es, tres de ellos por lesiones. Ahora está en la cárcel.

El profesiona­l murió días después de protagoniz­ar una brutal disputa en un bar donde jugaba al billar; fue derribado de dos puñetazos y se golpeó la cabeza

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A la derecha, el arquitecto; arriba, imágenes del agresor en el bar y tras su detención // SUR

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