Una periodista lleva a juicio a Trump por una acusación de violación
▶ El expresidente ha negado los hechos y acusa a E. Jean Carroll de mentir
Ayer se vivió una situación de lo que en Estados Unidos se denomina ‘split screen’, ‘pantalla partida’, que podría ser un anticipo de la campaña electoral de 2024. En un lado, Joe Biden se envuelve en el azul marino presidencial para dar imagen de estabilidad y eficacia. En el otro, Donald Trump se enfrenta a su enésima batalla judicial, que justifica sus acusaciones de persecución y enardece a sus bases.
El mismo día en el que el presidente anunció su campaña de reelección, comenzó en Nueva York un juicio contra su antecesor. Se trata de una demanda civil por difamación interpuesta por una mujer, E. Jean Carroll, que le acusó en 2019 de violación.
Difamación
Ayer comenzó el proceso con la elección del jurado, con la misión imposible de encontrar a doce ciudadanos imparciales con la persona más polarizante de la historia reciente de Estados Unidos. En el juicio no se ventilará la responsabilidad de Trump sobre una presunta violación, sino la difamación contra la presunta víctima por sus declaraciones posteriores al respecto. Es decir, tendrá la sordidez de la violación, pero consecuencias de naturaleza civil.
Carroll acusó a Trump de violación en la revista ‘New York’, donde publicó en junio de 2019 un extracto de un libro que estaba a punto de publicar. En él, aseguraba que el entonces presidente la violó en un vestidor de Bergdorf Goodman, los célebres grandes almacenes de Manhattan. Ocurrió, según su relato, a mediados de la década de 1990, cuando Carroll era una conocida articulista y Trump, un magnate del ladrillo y ligón impenitente, conocido porque aparecía cada dos por tres en la prensa rosa.
Trump le pidió que le ayudara a elegir un regalo para una mujer y acabaron juntos en un probador. En su versión, porque habían bromeado con probarse una pieza de lencería. Allí fue cuando Trump la empotró contra la pared y la forzó.
El expresidente lo ha negado siempre todo y ha calificado la acusación de Carroll como una forma de conseguir publicidad para la venta de su libro. Pero fue más allá de eso. La acusó de mentirosa, dijo que esos inventos «deberían pegarse caros» y le denostó como alguien que «no es mi tipo».
Carroll no pudo llevar a Trump a juicio por violación –había prescrito–, pero sí por difamación, gracias a una ley aprobada en el estado de Nueva York en noviembre del año pasado. El mismo día que se aprobó, interpuso la demanda. Repetirá en el juicio sus acusaciones y llevará a otras mujeres que han hecho alegatos similares.
Asuntos sórdidos
No está claro si Trump se presentará en Nueva York a declarar, sobre todo después del caos formado en los juzgados el mes pasado cuando se le imputó por otro asunto sórdido: su papel en los pagos para silenciar la relación extramatrimonial con una actriz porno.
De lo que no hay dudas es de que su campaña estará a medio camino entre el mitin y los juzgados. El expresidente tiene una imputación penal estatal, otras tres causas federales abiertas y un litigio civil más sobre fraude en su imperio económico en Nueva York. Todavía está por ver si esa maraña judicial puede tener un efecto negativo en sus aspiraciones electorales: de momento, la imputación le hizo dispararse en las encuestas.