ABC (Sevilla)

NADAL PREPARA SU DESPEDIDA

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El mejor deportista español de la historia anuncia un paréntesis en su carrera para poder preparar con garantías el que será su último año como tenista profesiona­l

RAFAEL Nadal anunció ayer que no jugará Roland Garros este año. El que probableme­nte sea el mejor deportista de nuestra historia ha decidido poner un punto y seguido en su trayectori­a para afrontar con garantías el tramo final de su carrera. El de Manacor confía en regresar para jugar con España las finales de la Copa Davis y aspira a volver a competir durante 2024, año que, según sus propias palabras, podría ser el último como profesiona­l. Estamos acostumbra­dos a ver jugar y ganar a Nadal en la Philippe-Chatrier desde el año 2005, pero por primera vez en 18 años nuestro mejor tenista no comparecer­á en la pista de tierra de París. Aunque tenísticam­ente mantiene la ambición, los condiciona­mientos físicos que lleva más de dos años arrastrand­o le han exigido tomarse un descanso para hacer un paréntesis y volver a comenzar.

La rueda de prensa de ayer no supone necesariam­ente un final, pero sí expresa el modo en el que Rafael Nadal quiere planificar su despedida: conciliand­o la ambición que le llevó a ser el mejor del mundo con el realismo que le hace consciente de su propio límite. La profesiona­lidad que nuestro mejor tenista ha demostrado durante más de dos décadas exige una despedida a la altura de su trayectori­a. París no es una cita más para quien ha ganado catorce veces Roland Garros y la pista de tierra batida que tantas veces ha sido testigo de las gestas de Rafa sólo merece reencontra­rse con un Nadal en las mejores condicione­s. La ejemplarid­ad de un deportista capaz de ganar 22 Grand Slam ha trascendid­o lo me

LA HUELGA DE LOS JUECES Y FISCALES SE DISIPA

Más allá de que aún queden flecos pendientes de negociació­n que se puedan cerrar definitiva­mente en los próximos días, ayer pareció disiparse al fin la presión de jueces y fiscales con la huelga prevista para la semana que viene. Las negociacio­nes para lograr un incremento salarial que tenían congelado prácticame­nte desde 2010 se saldan por ahora con un aumento del ramente deportivo y todo lo que expuso en el día de ayer pone de manifiesto el cuidado con el que durante tantos años ha planificad­o su carrera.

Saber despedirse es una virtud y Nadal acierta al no querer convertir su último año de carrera profesiona­l en una comparsa. Han sido demasiados años al máximo nivel como para conformars­e con una despedida por la puerta de atrás. Han sido, también, muchas las ocasiones en las que Rafael Nadal ha sabido colmar las expectativ­as generadas en España y en todo el mundo. La admiración y el afecto que genera el manacorí entre el público y entre sus compañeros de profesión se asienta sobre unos valores que han vuelto a manifestar­se en la rueda de prensa que dio ayer en su Academia. Durante un tiempo dejará de entrenar y se procurará el descanso que su cuerpo necesita para poder regresar con garantías. Frente a los eslóganes vacíos y a una épica deshumaniz­adora, la pausa de Nadal demuestra que no siempre todo es una cuestión de voluntad.

Todo un país espera el regreso de Rafa, pero el anuncio de ayer debería servir, sobre todo, para cobrar conciencia de una trayectori­a que ha resultado ser tan sobresalie­nte como irrepetibl­e. Nadal quiere volver y demuestra una enorme valentía al exponerlo públicamen­te y al planificar un descanso que ha tenido que ser enormement­e difícil de decidir. Nadie puede exigirle nada más a quien nos ha brindado tantos momentos de ilusión colectiva. Existen argumentos tenísticos y emocionale­s para confiar en que todavía podremos ver, al menos una vez más, al gran campeón. Si no fuera el caso, y si el cuerpo de Rafa definitiva­mente hubiera dicho basta, tendremos que conservar todo lo aprendido y expresar una gratitud permanente por el ejemplo que nos ha brindado durante tantos años y que ha ensanchado, más allá de lo imaginable, la historia del deporte español. gasto de más de 46 millones de euros, lo que aliviará especialme­nte la raquítica cantidad que vienen cobrando los jueces, por ejemplo, por cada hora de guardia. Y más aún, en localidade­s pequeñas. No se resolverán así todos los males de la justicia, desde luego. Pero la pacificaci­ón laboral de un sector tan esencial para el funcionami­ento de nuestra administra­ción es un ejercicio de responsabi­lidad por parte de todos. Ninguna huelga es deseable, y menos aún si amenaza con paralizar los juzgados y tribunales. No obstante, es imprescind­ible redignific­ar unas carreras que ya sufren demasiados ataques.

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