Mienta, que algo queda
SIN ACRITUD
En política, y más en campaña, se ha legitimado la mentira; con falsas promesas o para socavar al rival
HOMBRE, claro que te mentí. Si te digo la verdad, el precio del jugador se dispara». Esta frase me la soltó, con toda naturalidad, el ex presidente de un club de fútbol. La pregunta que le había formulado era bien sencilla. «¿Es cierto que el club está interesado en fichar al talentoso delantero?». Y la respuesta, breve a la par que contundente: un rotundo «no». Cuando un par de semanas más tarde fue que sí, se lo reproché con otra interrogativa directa: «¿Me mintió usted cuando le pregunté por el interés en el jugador?». Y me confirmó sin rubor que me la había metido ‘doblá’. Esta práctica –la de faltar a la verdad si consideras que haciéndolo beneficias a intereses superiores– es más antigua que orinar hacia abajo, sin embargo no deja de sorprenderme. En un niño se entiende, pero se supone que se va corrigiendo poco a poco hasta que un día te conviertes en respetable presidente de un club de Primera División. Pero al parecer es al revés. No llegas arriba hasta que no has mentido lo suficiente. Es algo parecido a lo de la malversación. Si es para tu bolsillo, mal. Si malversas ‘sólo’ para perpetuarte en el poder, pecado venial.
Porque si en el fútbol la mentira está instalada con toda normalidad, en política ni le cuento. Y si estamos en campaña, maricón el último en contar la trola. Perdón, heterosexual el último, no se me ofenda. Todo lo que estamos viviendo en estos días es ejemplo palmario de la teoría de la mentira por conveniencia. El tema del agua, sin ir más lejos. Estamos en plena sequía, obvio. A partir de ahí, mentira tras mentira. La Junta presenta un proyecto de regadíos en Doñana. Regadíos controlados y siempre y cuando haya disponibilidad de agua. Y comienza la cascada de bulos desde la oposición. Que si Juanma Moreno quiere secar la joya de la corona, la otra señora echando arena en el escaño, que si terrorismo ecológico. Poco después los rocieros preguntan si es posible adelantar unos días el desembalse del Agrio para que el vado del Quema tenga agua cuando ellos pasen por allí. Lo formulan alto y claro, sólo si no es molestia. Nuevo torrente de falsedades. Que mira la caradura que tienen. Que todos los de las hermandades son unos fachas. Qué menudo despropósito. Que vaya tela con los caprichitos. Y ahora estamos liados con el campo de golf de Trebujena. Un proyecto que lleva años en el cajón y cuyo ideólogo principal fue el expresidente socialista de la Diputación de Cádiz Francisco González Cabaña. De la mano del mismo empresario belga construyó uno primo hermano en su pueblo, Benalup. Y de ahí quiso pegar el salto a Trebujena, pero se cruzó la crisis y pa’ qué le voy a contar. Ahora, de nuevo la Junta lo único que ha hecho es aprobar el trámite de la declaración ambiental. Pero una vez más el socialismo andaluz, y no tan andaluz, encuentra un arma arrojadiza. Hasta la ministra Ribera ha tenido que pedir las sales –que diría el maestro Carlos Herrera– ante semejante atropello. Que cómo es posible. ‘Aprobar’ un campo de golf en plena sequía. Están locos estos peperos. Y a otra cosa. O a la misma. A seguir mintiendo. Que algo queda.