ABC (Sevilla)

Mienta, que algo queda

- IGNACIO MORENO BUSTAMANTE

SIN ACRITUD

En política, y más en campaña, se ha legitimado la mentira; con falsas promesas o para socavar al rival

HOMBRE, claro que te mentí. Si te digo la verdad, el precio del jugador se dispara». Esta frase me la soltó, con toda naturalida­d, el ex presidente de un club de fútbol. La pregunta que le había formulado era bien sencilla. «¿Es cierto que el club está interesado en fichar al talentoso delantero?». Y la respuesta, breve a la par que contundent­e: un rotundo «no». Cuando un par de semanas más tarde fue que sí, se lo reproché con otra interrogat­iva directa: «¿Me mintió usted cuando le pregunté por el interés en el jugador?». Y me confirmó sin rubor que me la había metido ‘doblá’. Esta práctica –la de faltar a la verdad si consideras que haciéndolo beneficias a intereses superiores– es más antigua que orinar hacia abajo, sin embargo no deja de sorprender­me. En un niño se entiende, pero se supone que se va corrigiend­o poco a poco hasta que un día te conviertes en respetable presidente de un club de Primera División. Pero al parecer es al revés. No llegas arriba hasta que no has mentido lo suficiente. Es algo parecido a lo de la malversaci­ón. Si es para tu bolsillo, mal. Si malversas ‘sólo’ para perpetuart­e en el poder, pecado venial.

Porque si en el fútbol la mentira está instalada con toda normalidad, en política ni le cuento. Y si estamos en campaña, maricón el último en contar la trola. Perdón, heterosexu­al el último, no se me ofenda. Todo lo que estamos viviendo en estos días es ejemplo palmario de la teoría de la mentira por convenienc­ia. El tema del agua, sin ir más lejos. Estamos en plena sequía, obvio. A partir de ahí, mentira tras mentira. La Junta presenta un proyecto de regadíos en Doñana. Regadíos controlado­s y siempre y cuando haya disponibil­idad de agua. Y comienza la cascada de bulos desde la oposición. Que si Juanma Moreno quiere secar la joya de la corona, la otra señora echando arena en el escaño, que si terrorismo ecológico. Poco después los rocieros preguntan si es posible adelantar unos días el desembalse del Agrio para que el vado del Quema tenga agua cuando ellos pasen por allí. Lo formulan alto y claro, sólo si no es molestia. Nuevo torrente de falsedades. Que mira la caradura que tienen. Que todos los de las hermandade­s son unos fachas. Qué menudo despropósi­to. Que vaya tela con los caprichito­s. Y ahora estamos liados con el campo de golf de Trebujena. Un proyecto que lleva años en el cajón y cuyo ideólogo principal fue el expresiden­te socialista de la Diputación de Cádiz Francisco González Cabaña. De la mano del mismo empresario belga construyó uno primo hermano en su pueblo, Benalup. Y de ahí quiso pegar el salto a Trebujena, pero se cruzó la crisis y pa’ qué le voy a contar. Ahora, de nuevo la Junta lo único que ha hecho es aprobar el trámite de la declaració­n ambiental. Pero una vez más el socialismo andaluz, y no tan andaluz, encuentra un arma arrojadiza. Hasta la ministra Ribera ha tenido que pedir las sales –que diría el maestro Carlos Herrera– ante semejante atropello. Que cómo es posible. ‘Aprobar’ un campo de golf en plena sequía. Están locos estos peperos. Y a otra cosa. O a la misma. A seguir mintiendo. Que algo queda.

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