ABC (Sevilla)

«Miraron hasta debajo de los toldos»

- J. J. MADUEÑO

Seis horas tardó la Policía en dar con el sospechoso de matar a su novia en Torremolin­os. La huída acabó a las 17.20 horas del miércoles a unos 300 metros del 38 de la calle San Ginés, donde en la primera planta, supuestame­nte, había dejado el cadáver Paula, su novia, de 28 años. Apoyado sobre una puerta blanca de una comunidad de calle Los Perros, al lado del maniquí de una mujer con ropa playera, tratando de pasar desapercib­ido, con una capucha puesta para ocultarse y fumando con disimulo. Allí lo reconoció un agente de la Policía Local de Torremolin­os.

«Pasó con el coche y frenó de pronto. Dio marcha atrás acelerando. Se bajó y lo apuntó con la pistola para detenerlo», dice uno de los testigos. Ahí acabó su huída, junto al supermerca­do de un marroquí que decía, este jueves, no haber visto nada y una mujer que, en un español con acento extranjero, aseguraba que la cafetería estaba cerrada esa tarde.

«Estaba ido, era como un zombie», recuerda Miguel Ángel Castro, uno de los trabajador­es del chiringuit­o La Coquina, enfrente del lugar de la detención, al otro lado de la zona de aparcamien­tos. «Estaba tranquilo, echado sobre la puerta blanca, fumaba de forma disimulada cuando lo reconoció el policía local», afirma Castro, quien describe al detenido como delgado y con barba. «No se parecía a las fotos que nos había enseñado la policía durante toda la mañana. En la imágenes parecía fuerte, pero estaba muy delgado», explica este cocinero.

En La Coquina vieron a la Policía buscarlo. No dieron tregua. Fuentes consultada­s por ABC explican que las autoridade­s creían desde un principio que no había ido lejos, que no se había marchado de la Carihuela. Por eso, desde por la mañana no dejaron de pasar por los negocios de la zona con la foto del sospechoso en la mano preguntand­o, indagando, revisando. «Miraron en las hamacas y hasta debajo de los toldos», dice otro de los trabajador­es de La Coquina.

Las batidas por la playa no paraban. La Policía Nacional y los agentes de la Policía Local con la foto del sospechoso pasaban, una y otra vez, por los negocios de las estrechas calles de este barrio de marineros Torremolin­os. Nadie los había visto. «Es que no se parecía a las fotos. Cuando lo detuvieron, no era igual que en las imágenes que nos había enseñado la Policía», asegura Miguel Ángel Castro.

Finalmente, fue detenido. «Cuando lo esposaron dijo ella lo había agredido», asegura Castro, que estaba cerca del lugar. Fuentes consultada­s por ABC explican que, hasta el momento, no se ha podido hacer una reconstruc­ción de los hechos porque niega haber sido el autor de la muerte. «Dice que estaba viva cuando se fue», señalan esta fuentes.

Sin embargo, la investigac­ión apunta a que la asaltó la mañana del miércoles, cuando se preparaba para ir a trabajar al chiringuit­o ‘La Tómbola’. Allí supuestame­nte la apuñaló. Paula pidió auxilio por la ventana del primer piso, que estaba casi cerrada. El propietari­o de la vivienda y su cuñado subieron corriendo, pero el detenido no les abrió la puerta.

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