ABC (Sevilla)

Petro anuncia por error el rescate de cuatro niños perdidos en la selva colombiana

▸ Iban en una avioneta que se estrelló y el país está en vilo por la suerte que corrieron

- POLY MARTÍNEZ

Con el credo en la boca. Así está Colombia a la espera de noticias sobre la suerte de cuatro menores de edad que sobrevivie­ron a un sinietro aéreo, pero 18 días después siguen perdidos en la selva. Se trata de Lesly Mucutuy (13 años), Soleiny Mucutuy (9 años), Tien Noriel Ranoque Mucutuy (4 años) y Cristin Neriman Ranoque Mucutuy (11 meses), indígenas Mauinane, del resguardo Puerto Zábalo, departamen­to de Caqueta, de acuerdo con la la organizaci­ón indígena OPIAC, cuyos miembros fueron los que hallaron la avioneta accidentad­a el pasado 1 de mayo.

Versiones encontrada­s, fuertes tempestade­s, dificultad­es de comunicaci­ón entre parajes de la selva profunda y caseríos con zonas urbanas, se suman a historias que atraviesan esa selva de imprecisio­nes que son las redes sociales.

En ese vaivén angustioso de noticias, el miércoles en la noche el presidente Gustavo Petro publicó felizmente en su Twitter que los menores habían sido rescatados, tras recibir informació­n del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar. Pero resultó equivocada o apresurada. El mandatario quitó el tuit en la mañana, borrando algo de la esperanza de hallar con vida a los menores tras 18 días de deambular por la selva: «He decidido borrar el ‘trino’ debido a que la informació­n entregada por el ICBF no ha podido ser confirmada. Lamento lo sucedido. Las Fuerzas Militares y las comunidade­s indígenas continuará­n en su búsqueda incansable para darle al país la noticia que está esperando», anotando que la prioridad, más que en el debate que se armó por su ‘trino’, debe estar en encontrar a los menores.

El análisis de conocedore­s del territorio y expertos sobre los rastros dejados –ligas para el pelo, ropa colgando de ramas, objetos y un cambuche básico de refugio– es que las dos niñas mayores, que habitan en la región y por su edad y cultura ya saben bastante cómo vivir y moverse por la selva, hayan logrado evitar peligros como serpientes y otros animales, y alimentars­e con frutos que conocen, además de tomar agua en riachuelos de la zona.

Pero las horas que pasan, las difíciles condicione­s climáticas y la angustia juegan en contra de la posibilida­d de encontrarl­os con vida.

Además del apoyo de grupos de rescate civiles, de la labor de rastreo de las comunidade­s indígenas de la región y del esfuerzo de 100 hombres de las fuerzas militares por ubicar a los menores, inclusive lanzando bengalas y llevando un mensaje grabado por la abuela de los niños, que en lengua wuitoto les pide quedarse quietos para que puedan encontrarl­os, al mediodía del jueves aún no se hacía el milagro.

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Un soldado y su perro buscan el rastro de los niños en la selva // REUTERS
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