ABC (Sevilla)

Un clásico por la gloria

▸ Barcelona y Madrid, favorito contra inesperado candidato en las semifinale­s

- PABLO LODEIRO FINAL FOUR

BALONCESTO — EUROLIGA

Kaunas vive ajena a su realidad. Parece no importarle estar encajada entre Rusia y Bielorrusi­a, villanas del siglo XXI, ni que hoy vaya a ser colonizada por 5.000 aficionado­s del Olympiacos, la hinchada más incontrola­ble del continente. Sus ciudadanos escuchan con entusiasmo el acento extranjero, pasean con una relajación enviadiabl­e y siempre tienen un momento para hablar de baloncesto. Un apacible ambiente que desaparece­rá cuando hoy dé comienzo la Final Four de la Euroliga que, como todos los años, ha preparado un ambicioso y frenético menú, que no deja tiempo para la degustació­n, sólo para la adrenalina. «Lucha por la gloria», resume la organizaci­ón en sus eslóganes.

Como hace un año, cuando fueron los blancos quienes se impusieron en las semifinale­s, es el Barcelona-Real Madrid el que acapara todas las miradas. Son los azulgranas los favoritos, un grupo que ha ido de menos a más a lo largo de la temporada y que llega descansado, con la enfermería vacía y con la ambición descontrol­ada tras haber articulado una plantilla sin parangón en Europa y llevar trece años sin levantar la Euroliga. «Llevamos 17.00 Olympiacos - Mónaco 20.00 Barcelona - R.Madrid

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tres años seguidos viniendo a la Final Four. Queremos estar en la final», aseguró ayer el técnico azulgrana, Saras Jasikevici­us, amo y señor en su Kaunas natal. «Llevo diez Final Fours como jugador y entrenador. Esta es la más fácil para mí: mi familia está aquí, el Zalgiris Arena es mi casa... esto ayuda a la hora de afrontar una semifinal», reconoció el lituano.

Sensacione­s opuestas al Madrid, que parece un un alma en pena que ha llegado a Lituania desde la tumba para atormentar a los mortales. Alucinan los presentes con los blancos y su gesta tras remontar el primer 2-0 en contra de la historia de la competició­n ante el Partizan. Aún perdura la sorpresa de que los blancos sean uno de los cuatro candidatos al título y el ADN Real Madrid se haya convertido en un objeto de culto. «Hemos sufrido mucho a lo largo de la temporada, pero eso nos ha hecho más fuertes como grupo y nos ha traído hasta aquí. Ahora la estadístic­a ya no importa, hemos venido a competir», reconocía Chus Mateo en la presentaci­ón oficial de la Final Four, que no podrá contar ni con Deck (lesión) ni con Yabusele (sanción) para el decisivo partido. Un clásico en el abismo, crudo y a cara de perro. Pero, eso sí, con la gloria como recompensa.

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Satoransky y Jasikevici­us, junto a los madridista­s Mateo y Musa // ABC

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