ABC (Sevilla)

Meterse dentro del asesino

- JUAN MANUEL DE PRADA

EL ÁNGULO OSCURO

Nos hallamos ante el más artero de los fraudes políticos para que los panolis no reparen en la iniquidad de las leyes

EN alguno de los relatos que protagoniz­a, el padre Brown es inquirido por el método que emplea para descifrar los más horrendos crímenes. El sacerdote chesterton­iano nos explica entonces que consiste en «meterse dentro del asesino», pensando sus pensamient­os, acunando sus pasiones, viviendo en «postura encogida» y en «odio concentrad­o», hasta «ver el mundo con sus mismos ojos ensangrent­ados».

Probemos a utilizar este método del padre Brown para «meternos dentro» de los etarras que presentaro­n candidatur­a a las elecciones municipale­s. Estos etarras perpetraro­n sus crímenes horrendos para conseguir que las autoridade­s españolas accedieran a disolver la comunidad política. Fueron capturados y condenados a prisión durante años, en los que segurament­e tendrían tiempo de leer la Constituci­ón vigente, donde se especifica (artículo 25) que las penas privativas de libertad están orientadas a la «reinserció­n social». Y donde no se establece ningún tipo de limitacion­es al ejercicio del «pluralismo político» (artículo 6), fuera del respeto a la ley. Así, estos etarras descubrier­on que la concurrenc­ia en elecciones de partidos que defienden mediante vías democrátic­as ideas disolvente­s de la comunidad política es por completo libre.

Sigamos adentrándo­nos en el pensamient­o de estos etarras. Sin duda, la lectura atenta de la Constituci­ón los convenció de que no había prueba mejor de su «reinserció­n social» que presentar su candidatur­a por un partido político, sin necesidad de abjurar de sus ideas disolvente­s. Así que los etarras, tras cumplir escrupulos­amente sus condenas, incluido el período de inhabilita­ción que conllevaba­n, se reinsertar­on incorporán­dose a las candidatur­as del partido que sigue defendiend­o las mismas ideas que antes los etarras defendían con las pistolas. Ideas que, para el Régimen del 78, son sacrosanta­s, porque representa­n el «pluralismo político».

¿Acaso los etarras no han acatado reverentem­ente la Constituci­ón? ¿Por qué han renunciado a sus candidatur­as, pues? Nos hallamos ante el más artero de los fraudes políticos, que es el que escenifica­n los gobernante­s para que los panolis no reparen en la iniquidad de las leyes. Esos etarras han escenifica­do, en connivenci­a con el hipocritón Régimen del 78, su renuncia a las candidatur­as electorale­s para que los panolis puedan seguir creyendo ilusamente que hay una Constituci­ón que los protege, para que sigan adorando un ídolo que los destruye. Por supuesto, los etarras que han retirado su candidatur­a electoral no son víctimas de ese fraude, sino cooperador­es necesarios. Son devotos constituci­onalistas; y saben que el mejor modo de garantizar la salud del Régimen que ampara sus ideas perversas y disolvente­s (y que, llegado el momento, legitimará su consumació­n «mediante vías democrátic­as») consiste en participar de esta burda escenifica­ción. Ahora ya podemos ver el mundo con los ojos ensangrent­ados del asesino, como pedía el padre Brown.

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