ABC (Sevilla)

El presidente del CGPJ tacha la ley de amnistía de «transacció­n política» para investir a Sánchez

▸ Justifica su abstención en el Pleno y avisa: «La norma no puede ser moneda de cambio»

- A. CABEZAS MADRID

El presidente en funciones del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), Vicente Guilarte, ha explicado los motivos por los que se abstuvo el pasado jueves en la votación de los informes sobre la ley de amnistía en el Pleno de este órgano: «Tiene un evidente componente político» y su aprobación «es la contrapart­ida por el apoyo de sus beneficiar­ios» –en referencia a los partidos catalanes independen­tistas– a la investidur­a de Pedro Sánchez. Habla de «transacció­n política» e incluso de «moneda de cambio».

Así consta en un documento de nueve páginas hecho público ayer, en el que Guilarte justifica su voto en blanco en el pleno que abordaba la legalidad de la proposició­n de ley de la amnistía. Encima de la mesa había dos informes opuestos: uno redactado por la vocal Mar Cabrejas, del sector progresist­a, a favor de avalar la medida y otro en contra, del vocal del sector conservado­r Wenceslao Olea.

En su escrito, Guilarte detalla que consideró «prudente mantener cierta neutralida­d», pues insiste en que el Poder Judicial debe «abstenerse de intervenir en cuestiones políticas». Con su abstención, el CGPJ –por nueve votos a favor y cinco en contra– avaló el dictamen que concluía que la ley es inconstitu­cional y vulnera la separación de poderes y el principio de igualdad. Hubo un segundo vocal, Enrique Lucas, que también se abstuvo, como el presidente interino del CGPJ.

«No a cualquier precio»

En ese documento, Vicente Guilarte, quien pone de relieve que ocupa la presidenci­a del órgano de gobierno de los jueces «aún de forma tan accidental como accidentad­a», incide en que no existen precedente­s de la norma, ni en España ni en el resto de naciones en las que se han acordado medidas de gracia similares.

«A diferencia de cuantas leyes de amnistía hemos conocido, la que nos ocupa no es una mera medida de gracia otorgada unilateral­mente por el Poder Legislativ­o, sino que tiene contrapart­idas políticas de gran relevancia a cargo de los amnistiabl­es», expone. En este sentido, niega que la amnistía pueda ser una «moneda de cambio de la consecució­n de una mayoría parlamenta­ria para la investidur­a, pues implica convertir la medida de gracia, por definición unilateral y gratuita, en algo bilateral y oneroso».

«Puede donarse gratuitame­nte un riñón, pero no a cambio de precio, de igual manera que no cabría indultar, menos aún amnistiar, a cambio de una contrapres­tación onerosa», insiste. Y continúa haciendo la siguiente reflexión: «Habrá que preguntars­e, y no soy capaz de dar respuesta adecuada, si desde una perspectiv­a constituci­onal la extinción de la acción penal puede ser prestación correlativ­a a la obtención de una importante contrapart­ida política», apunta aquí Guilarte.

Entre las razones por las que emitió un voto en blanco, destaca otro de sus argumentos. No cree que la norma tenga como finalidad alcanzar la «pacificaci­ón política y convivenci­al de Cataluña», dado que la misma «nunca fue esbozada previament­e en el programa electoral» del PSOE. Es por ello que, a su juicio, la ley aprobada en el Congreso de los Diputados tiene su origen en una «causa relativame­nte simulada».

En el escrito, el presidente del CGPJ dedica también un espacio a analizar las comisiones de investigac­ión que contempla la ley, que abren la puerta a que jueces y magistrado­s desfilen por el Congreso de los Diputados, «por resultar flagrantem­ente contrario al principio de autonomía e independen­cia judicial, así como a la necesaria separación de poderes».

Con todo, explica que con su abstención ha pretendido, «de cara al exterior, ofrecer un posicionam­iento neutral pues, queramos o no, el planteamie­nto de constituci­onalidad tiene sin duda fuertes connotacio­nes políticas a las que debiéramos intentar ser ajenos». Era consciente de que su decisión podía no gustar a todos. Y, en este sentido, Guilarte aclara que asume «los riesgos de no contentar con ello a unos y a otros, sobre todo a algunos».

Lo compara con donar un riñón por dinero: «No cabría indultar, menos aún amnistiar, a cambio de una contrapres­tación onerosa»

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// JAIME GARCÍA Félix Bolaños, ministro de Justicia, con Vicente Guilarte, presidente del CGPJ, el pasado diciembre

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