EE.UU. abre una crisis con Israel al permitir una resolución en la ONU para el alto el fuego
▸ Netanyahu cancela el viaje de una delegación a Washington después de que su aliado no vetara la iniciativa
Después de más de cinco meses de guerra en Gaza, el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó ayer una resolución con una exigencia de alto el fuego y de liberación de rehenes. El texto salió adelante porque EE.UU., el gran socio de Israel en la comunidad internacional, lo permitió: no usó su derecho de veto y se abstuvo. Esa decisión ha supuesto el primer gran avance diplomático en la ONU sobre la situación en Gaza. Pero también ha abierto una crisis en una relación entre EE.UU. e Israel que ya venía deteriorada por los desencuentros entre la Administración de Joe Biden y el Gobierno de Benjamin Netanyahu sobre la gestión de la operación militar en la Franja. El primer ministro israelí amenazó con que cancelaría la visita de una delegación de su país a Washington si EE.UU. permitía la resolución. Tras la votación en la sede de Nueva York de la ONU, cumplió con la amenaza y anunció que sus representantes no viajarán.
El de ayer era el quinto intento en el Consejo de Seguridad, el órgano de poder de la ONU, de aprobar una resolución para exigir un alto el fuego. Los tres primeros fueron vetados por EE.UU., uno de los cinco países –Rusia, China, Francia y Reino Unido son los otros– con membresía permanente en el Consejo y derecho a veto en las votaciones. La Administración Biden, que defendió el «apoyo inquebrantable» a Israel desde que su socio sufrió el ataque terrorista de Hamás del pasado 7 de octubre que motivó la respuesta militar en Gaza, actuaba en su papel habitual de escudo frente a las iniciativas contra su socio ante la ONU. La delegación estadounidense argumentó en aquellas ocasiones que Israel tenía derecho a responder al ataque, que un alto el fuego prematuro solo beneficiaba a Hamás y perpetuaba la guerra, que los textos no condenaban a Hamás o que perjudicaban a las negociaciones entre las partes, intermediadas por Egipto y Qatar.
EE.UU. presentó a votación una resolución la semana pasada, esta vez vetada por Rusia y China, en una nueva demostración de la diplomacia de bloques que tiene paralizada a la ONU.
Después de ese veto, los diez países del Consejo sin asiento permanente, con el apoyo del grupo de países árabes, presentaron un texto alternativo, escueto, de mínimos, para apoyar un alto el fuego durante la celebración del ramadán, el mes santo musulmán, que
lleva casi dos semanas y que acaba el próximo 9 de abril.
El texto llama a un «alto el fuego inmediato durante el mes de ramadán» que lleve a un «alto el fuego duradero y sostenible». Esta última expresión motivó una negociación de última hora: EE.UU. quería cambiar la expresión «permanente», que estaba en el texto original, por «duradero». Rusia y China buscaron que se votara el texto original, pero el resto de miembros tenían claro que solo saldría adelante el texto con el cambio estadounidense e impulsaron el texto con ese cambio.
La resolución se aprobó con 14 votos a favor y con la abstención de EE.UU., cuya embajadora, Linda Thomas-Greenfield, lamentó que otras exigencias estadounidenses, como la condena a Hamás, fueran ignoradas, pero que su país apoya los «objetivos críticos» de la resolu
ción. Thomas-Greenfield defendió que era importante que el Consejo se pronunciara y que «dejara claro que todo alto el fuego debe venir con la liberación de rehenes». Pero el texto no condiciona en su literalidad el alto el fuego a la liberación de rehenes, por lo que su homólogo israelí, Gilad Erdan, criticó con dureza la resolución, que tampoco condena a Hamás –el grupo terrorista aplaudió su aprobación– y aseguró que da «esperanzas a los terroristas de conseguir un alto el fuego sin liberación de rehenes».
El texto no condiciona en su literalidad la tregua a la liberación de rehenes ni tampoco incluye una condena a Hamás
«No vinculante»
No está claro cuál será el impacto de la resolución. Thomas-Greenfield la calificó de «no vinculante», en una posible referencia a las actuaciones del Consejo de Seguridad que no implican el uso de fuerza por parte de la organización internacional. Y, desde Israel, el ministro Benny Gantz defendió que la resolución «no tiene significado operativo para nosotros».
Pero sí es evidente su impacto político. La oficina de Netanyahu lo calificó como una «retirada de la posición consistente de EE.UU. desde el comienzo de la guerra» que daña la posición militar de Israel y los «esfuerzos para liberar a los rehenes». Desde Washington, el portavoz de seguridad nacional de la Casa Blanca, John Kirby, defendió que la abstención en la ONU no significa un «cambio en la política» y mostró su «decepción» por la cancelación del viaje de la delegación israelí, en el que se iban a tratar los planes para una operación militar en Rafah, uno de los principales desencuentros con Washington.