La ley de Restauración de la Naturaleza queda en un limbo
▸ El Consejo de Ministros europeo aplaza sin fecha la votación para ratificar la norma
Uno de los proyectos legislativos más emblemáticos de la política medioambiental de la Unión Europea, la ley de Restauración de la Naturaleza, podría terminar en la papelera, después de un nuevo fracaso del Consejo de ministros europeo de Medio Ambiente para aprobarlo. En la reunión de ayer lunes se intentó nuevamente y sin éxito revivir el tema, aunque había sido retirado del orden del día a la vista de que Hungría se había sumado a la lista de países que se oponen a su aprobación. El comisario de Medio Ambiente, Virginijus Sinkevicius, lamentó al final del consejo de ministros que a pesar de que el texto ya ha sido aprobado en el Parlamento y en el Consejo a nivel de embajadores, varios países han cambiado de opinión y bloquean lo que considera «una herramienta fundamental en nuestra política medioambiental».
Esta ley es otro de los varios ejemplos que demuestran que la política verde de la Unión Europea está empezando a tener efectos en las perspectivas de las elecciones europeas de junio y que se han expresado en parte a través de las protestas de los agricultores. El representante de la presidencia belga, Alain Maron (sería en España el equivalente al consejero del ramo de la Comunidad de Madrid ya que la ecología es una competencia que está totalmente transferida a las regiones) reconoció que a la vista de la situación «es muy difícil decir si se podrá aprobar antes de que termine la legislatura. El proyecto sigue vivo y no estamos
lejos, pero no se puede predecir qué va a pasar».
La ley de la Restauración de la Naturaleza es una parte esencial de la política ambiental de la UE que ha sido muy criticada, a través sobre todo de las protestas de los agricultores que se quejan de las estrictas regulacio
nes. La Comisión ya ha suavizado varias de esas normas para intentar sofocar las protestas, pero ahora el temor se ha desplazado a varios gobiernos nacionales. El ministro holandés de Clima, Rob Jetten, reconoció que se ha abierto un debate en torno a las medidas ecológicas antes de las votaciones al Parlamento Europeo en junio por lo que «con las próximas elecciones europeas, no será fácil salir de esta situación». La secretaria de Estado de Medio Ambiente de Hungría, Aniko Raisz, dijo a su llegada al Consejo que no se opone a la protección de la naturaleza, pero que «los objetivos medioambientales deben ser realistas y tener en cuenta los sectores afectados». Desde la Comisión se contesta en privado que Hungría ya tiene grandes espacios protegidos y que el cumplimiento de esta ley no representaría ningún problema, por lo que deducen que se trata de una posición puramente política.
Además de Hungría, se oponen a la ley Italia, Holanda y Suecia. Austria, Bélgica, Finlandia y Polonia se abstendrán, de lo que se deduce que un cambio de posición en uno solo de estos países podría decidir el sentido de la votación.
Recuperar el 20% de las zonas
La ministra alemana de Medio Ambiente, Steffi Lemke dijo que «no podemos rendirnos por lo que insto a los Estados miembros a lograr este gran avance». La española Teresa Ribera insistió en que abandonar este proyecto «sería una gran irresponsabilidad». La ley de restauración de la Naturaleza pretende recuperar al menos el 20% de las zonas terrestres y marinas para 2030 para devolverlas aun supuesto estado original y retirarlas del espacio agrícola o de cualquier actividad humana.
El comisario Sinkevicius se declaró «profundamente preocupado, no solo por las consecuencias políticas de una no conclusión de este expediente clave, sino por la señal desastrosa que esto va a mandar ala mundo sobre la credibilidad de nuestras instituciones».
A su juicio, con este bloqueo «la UE y los Estados miembro ponen en juego su reputación a nivel internacional» puesto que hay países que han aceptado ciertas concesiones por su parte, a cambio de las que ha prometido hacer la UE. Sin embargo, para ciertos países con una agricultura intensiva ultraeficiente, como Holanda, esto puede tener un coste económico y social incalculable.