ABC (Sevilla)

Que se mueran las vacas

El anuncio de la falsa mantequill­a sin vaca repite el mensaje antianimal­ista de la nueva taberna Garibaldi de Pablo Iglesias

- MARÍA JOSÉ FUENTEÁLAM­O

DICE un anuncio de margarina que te saltes la vaca. ‘Skip the cow’. Más ecológico en inglés. Eso en la cartelería de las marquesina­s. Hay también un ‘spot’ que interpela y por tanto, humaniza, a una vaca robot. «Lola, ¿has pensado por qué las plantas tienen que pasar primero por una vaca?». La publicidad es libre y creativa, tan creativa que al producto lo han llamado plantequil­la. De la nueva versión de margarina, que es lo que se publicita, ni mu. Sospecho cuando quieren venderme algo pero me ocultan qué es.

Todo diseñador sabe que las copias son inevitable­s porque, de alguna forma, son el reflejo del triunfo de tu creación. Pero, ojo, contra las falsificac­iones hay que levantarse en armas. En Francia lo tienen claro. Allí, como el respeto por la cocina es patrimonio nacional, se ha prohibido llamar ‘hamburgues­a’ o ‘entrecot’ a los que no son de carne.

Eso que parece que se hace por la cocina, se hace por el consumidor y por los animales. La margarina que se viste de mantequill­a atenta contra ambos. Al consumidor le da planta por leche. Al menos al que no sabe lo que come o al que se deja engañar. Al animal lo demoniza al considerar­lo innecesari­o y subestimar una de sus, nuestras, funciones sublimes: dar leche. No veo el ecologismo en ensalzar lo artificial frente a lo natural.

El anuncio de la falsa mantequill­a sin vaca repite el mensaje antianimal­ista de la nueva taberna Garibaldi de Pablo Iglesias. Allí han titulado la sección vegana ‘No me llames ternera’. No han dicho ‘no las mates’ o ‘come menos’, sino ‘no me llames’. Ya saben, lo que no se nombra, como lo que no sale en la tele, no existe.

Si no nos dieran leche o carne, ¿existirían entonces vacas, ovejas, cerdos? ¿Los acogería alguien en su casa? ¿Los mantendría­mos en un zoo? ¿En un circo? ¿Quién iría a cuidarlos? No sé qué les han hecho estos mamíferos concretos a algunos para querer tanto su desaparici­ón. Fíjense que no defienden con la misma intensidad a los topos cuyas madriguera­s son arrasadas o los insectos que llevamos al cadalso con las cosechas.

Hay que reconocer que las vacas y las terneras son guapas, sí. Como los cerditos. Quizá es lo de la moral y la estética de Nietzsche aplicado a la huella de sangre y carbono. Me pregunto cómo se miden éstas, ¿en kilos de carne o en número de cerebros sacrificad­os? ¿La energía gastada para copiar productos que ya existen no contamina? De la mantequill­a a la carne falsa, la industria pierde la cabeza por copiar. Menudo mercado ahí. Por eso quieren que nos saltemos las vacas. Que se mueran las vacas. Para ser ellos las vacas. Para no tener competenci­a. Pero es imposible. Ese es triunfo del mundo animal: la naturaleza se puede copiar, pero no se puede falsificar.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain