Ribera maniobra para colocar afines en empresas y reguladores
▸Tras dejar en el aire sus pretensiones en Europa, la idea de dejar al frente del ministerio a su marido, Mariano Bacigalupo, pierde fuerza ▸Pero crece la opción de proponerle para algún puesto en el consejo de la nueva CNE, junto a María Jesús Martín
Ala vicepresidenta tercera y ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, se le agota el tiempo y las opciones para dar el salto a Europa. Su fijación por hacerse un ‘Calviño’ y sustituir a Josep Borrell en la Unión Europea parece una opción secundaria ya, y proponerse como comisaria de la Comisión de Energía y Medio Ambiente, también va perdiendo fuelle.
De hecho, estos días, en declaraciones a medios, de forma muy prudente, ha dejado constancia de que no descarta aún ninguna opción, pero que, en cualquier caso, hará lo que le pida el presidente del Gobierno. «Estoy a disposición de lo que se requiera en cualquier momento... si bien mi papel está aquí, con el Gobierno de Pedro Sánchez», dijo en una entrevista reciente con La Sexta, donde adelantó que todo se puede concretar en abril, cuando se formen las listas para las elecciones europeas.
Presidente o consejero
Por tanto, sus planes en torno a colocar a personas afines dependen también de sus propias pretensiones y sus posibilidades de futuro. Según ha podido saber ABC de fuentes del entorno de la vicepresidenta, entre sus fijaciones tomaba fuerza la idea de dejar al frente del Ministerio de Transición a su marido, Mariano Bacigalupo –hoy, consejero de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV)–, una opción que no se dará si la también vicepresidenta tercera no puede dar el salto europeo.
Ahora bien, de mantenerse en el sillón ministrable, aún tiene la posibilidad de ejecutar otro de sus deseos: proponer a Bacigalupo para presidir la nueva Comisión Nacional de la Energía (CNE), que está prevista que eche a andar antes de finales de año. Para ello, sí hay tiempo. El organismo estará supeditado al Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, y estará compuesto por un consejo de administración con siete sillas, contando con el presidente y un vicepresidente, que deberán reelegirse cada seis años.
No obstante, fuentes jurídicas del sector explican a este periódico que colocar a Bacigalupo en la presidencia de la CNE originaría claramente un conflicto de intereses, como ocurriera ya cuando quiso colocarle en el pasado como presidente de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), por lo que «si no maniobra para ajustar la norma en el nuevo anteproyecto de ley de su creación, sí podría intentar sentarle en el consejo, y proponer entonces a María Jesús Martín –consejera de la CNMC desde octubre de 2022– al frente del regulador energético», apunta una fuente del entorno del ministerio, si bien coincide con otras fuentes que Martín suena ya también como futura vicepresidenta de dicho organismo.
María Jesús Martín, según expertos del sector, es una candidata siempre ligada a los socialistas, pero con muy buen currículum para hacerse con la presidencia del futuro regulador energético. Cuenta con una dilatada experiencia profesional de 30 años en el sector público, principalmente orientada a tres áreas: regulación energética, derecho de la competencia en mercados de energía y política energética. Entre 2008 y 2013 fue directora de Regulación y Competencia en la antigua CNE; y entre 2006-2008, ocupó la dirección de Mercados Derivados de Energía del regulador energético con Ribera, pero lo dejó para sustituir precisamente a Bacigalupo como consejera de Competencia, cuando se le nombró consejero de la CNMV.
Anteriormente, desde julio de 2000 a junio de 2006, Martín fue subdirectora de Precios Regulados de Energía (peajes y tarifas de electricidad y gas natural) también en la antigua CNE. Además, fue representante en diversos comités y grupos de trabajo europeos relacionados con el sector.
Las mismas fuentes jurídicas explican a este periódico que, el propio anteproyecto de ley de creación de la nueva CNE, tras su escisión de la CNMC, deja en el aire la opción de nombrar a Bacigalupo sea el puesto que sea en el regulador energético: «no cumpliría precisamente el código de buenas prácticas». En él, hasta hoy, se afirma que «sin perjuicio de las competencias atribuidas a la CNE dispondrá de un órgano de control interno cuya dependencia funcional y capacidad de informe se regirá por los principios de imparcialidad, objetividad y evitar la producción de conflicto de intereses». Un punto de la norma que, dada la relación personal entre ambos, dejaría fuera de la órbita del regulador, sobre todo lejos del sillón presidencial, al marido de la ministra.
Otro de los puntos que dejaría a Bacigalupo fuera de la carrera por presidir la CNE para evitar un claro conflicto de intereses personales reza: «Ni el personal ni los miembros de los órga
El propio texto del anteproyecto de ley de la nueva CNE pone en duda que Bacigalupo pueda ser su presidente
nos de la CNE podrán solicitar o aceptar instrucciones de ninguna entidad pública o privada».
Fuentes del PSOE, tal y como deslizó la propia ministra de Transición Ecológica, fijan fecha para que todo se despeje después de las elecciones en el País Vasco, el 21 de abril, para la preparación, a su vez, de las listas a los comicios europeos del 9 de junio. Las listas se proclamarán de manera definitiva el 13 de mayo, y al día siguiente, en el BOE. Será entonces, cuando se conocerá si finalmente Ribera acude o no como candidata en sustitución de Borrell, si es propuesta como comisaria del sector, o si se queda fuera de ambas listas.
Entre los acólitos de la vicepresidenta se escuchan insistentemente otros nombres muy relacionados con el sector energético y de la órbita socialista. Entre ellas, Natalia Fabra que, tal y como adelantó ABC, se torna favorita para presidir Redeia; María Teresa Costa, que presidió la antigua CNE entre 2005 y 2011 con Zapatero; e incluso hablan de Manuel de la Rocha, al frente hoy de Asuntos Económicos del Gobierno. A ambos también se les ha situado en la carrera para presidir la CNE y Redeia, o sentarse en algún sillón del consejo de ambos organismos.