El Supremo de EE.UU. duda de si puede prohibir la píldora abortiva
▸ Un 60% de las interrupciones del embarazo se realizaron con fármacos en 2023
El Tribunal Supremo de Estados Unidos se mostró ayer escéptico ante los esfuerzos de varios estados para limitar el acceso a la mifepristona, un medicamento clave utilizado en más del 60% de los abortos en el país y que fue aprobado por primera vez hace más de dos décadas.
El caso es en realidad una continuación de los esfuerzos de varios estados de mayoría republicana de limitar el aborto, tras la victoria de junio de 2022, cuando el Supremo anuló su propia jurisprudencia y declaró inválido el fallo de 1973 que permitía a las mujeres abortar «hasta que el feto sea viable», en torno a las 22 semanas.
La mifepristona está autorizada en EE.UU. hasta la décima semana de gestación. Está aprobada en 90 países de todo el mundo, incluida España, y se considera por lo general segura para la mujer. El medicamento en cuestión actúa bloqueando la hormona progesterona, necesaria para el buen curso del embarazo. Al impedir su acción, provoca el desprendimiento del revestimiento uterino, deteniendo el desarrollo del embarazo. Comúnmente, se administra en combinación con el misoprostol, que induce contracciones uterinas, facilitando la expulsión del embrión. Se espera un fallo judicial de aquí a cuando acabe el mandato judicial, en junio, antes del receso anual. Erin Hawley, abogada que defendió la prohibición ante la Corte, argumentó que la mifepristona es «peligrosa» porque si surgen complicaciones en los abortos provocados con medicamento, sin intervención quirúrgica, los médicos que se oponen por conciencia al aborto deben elegir entre la vida de la madre o la del niño. Los jueces están examinando en concreto los cambios de regulación en 2016 y 2021 que, entre otras cosas, hicieron que el medicamento estuviera disponible por correo postal, lo que ha permitido abortar a muchas mujeres en estados que han prohibido el aborto desde 2022, recibiendo envíos desde Nueva York o California.
Un fallo a medio camino
Varios jueces centristas o progresistas, incluidos el presidente del Tribunal Supremo, John G. Roberts Jr., y los jueces Neil M. Gorsuch y Ketanji Brown Jackson, sugirieron que el tribunal podría emitir un fallo limitado, que no implique un veto a nivel nacional de las regulaciones que han facilitado el acceso a la mifepristona incluido a través del correo. Las preguntas más duras para la Administración Biden, que defiende la seguridad del medicamento, y el fabricante vinieron de los dos jueces más conservadores del Alto Tribunal, Clarence Thomas y Samuel Alito. Este último ejerció presión sobre el abogado del fabricante del medicamento, que defendió que la píldora era segura: «¿Cree que la Agencia del Medicamento es infalible?».
Estos dos jueces dieron a entender que se plantean la posibilidad de aprobar una prohibición completa de la venta por correo de cualquier medicamento que pueda estar relacionado con el aborto, aunque no está claro si tienen mayoría suficiente en la Corte, con ocho magistrados, para aprobarlo. Hasta 2022, el aborto estaba permitido en EE.UU. hasta esas 22 semanas, en virtud de la sentencia del Supremo de 1973. Tras su anulación, algunos estados han aprobado leyes que limitan la interrupción del embarazo a casos de riesgo para la vida de la madre o inviabilidad del feto, y hasta las seis semanas de gestación.
Los demócratas defienden una ley federal que reinstaure los plazos hasta las 22 semanas, pero para eso necesitarían una supermayoría en el Capitolio, que no tienen, y la presidencia, que se renueva en noviembre. Los republicanos están divididos, y de forma decisiva, Donald Trump, que aspira a volver a la presidencia, ha defendido que unas 15 semanas, que es el plazo más común en otros países, sería aceptable para él.
En elecciones recientes, parciales y estatales, ha habido un aumento de mujeres que han votado o bien en contra de restringir el aborto o bien a favor de los demócratas, lo que ha hecho que la campaña de Biden se centre en prometer leyes federales que devuelvan al ‘statu quo’ anterior. Biden, católico practicante, era durante sus décadas en el Senado un firme oponente del aborto, pero cambió tras llegar a la Casa Blanca, en un marcado giro a la izquierda.
Los demócratas quieren que el aborto sea legal hasta las 22 semanas de plazo y Trump cree que deberían ser 15