¿Qué fue de la agria polémica de Iñaki Gabilondo con Arangüena?
El humorista palentino cogió plaza en el imaginario español con sus entrevistas a famosos a base de incomodidad y surrealismo
El poshumor es un término acuñado por Jordi Costa para referirse a una comedia desconcertante en la que la risa no es lo prioritario sino el malestar. Y luego está Ramón Arangüena y sus entrevistas en 1997 en ‘Osados’, de Antena 3, con aquel gag recurrente: «¿Qué fue de su agria polémica con Iñaki Gabilondo?». Un entrevistador inseguro y fatalmente documentado, que se levantaba e iba incluso, preguntando delirios. A Gloria Fuertes, Chicho Ibáñez Serrador, Ivonne Reyes, Bertín Osborne, etcétera. Sin saber que todo era un vacile cósmico, claro. Arangüena se presentó al casting en el Ritz, donde sacó de quicio a Imanol Arias: «¡Mira, ni soy gitano, ni hijo de Imanol Uribe ni tengo dos hijos! Repetimos la entrevista en una semana y te la preparas mejor», rememora el desquiciador al teléfono.
En total, 70 entrevistas pero no todas valieron. Carlos Cano lo pilló enseguida. Otros no dieron permiso, como Margarita Landi, de ‘El Caso’. «Le pregunté: ‘¿Es cierto que tienes un fantasma en casa?’ Y dijo que sí. ‘¿Y es cierto que molesta a los vecinos?’. Y se agarró un rebote de la leche. ‘¡A los vecinos no les ha molestado jamás!’. Antonio Mercero no dio autorización porque no le habían aceptado una serie. Le pregunté: ‘Usted ha trabajado mucho en cine, pero con la televisión ha encontrado la hormona de su zapato’. Y dice: ‘Sí, pero no es hormona, es otra cosa’. Y yo: ‘Es hormona de toda la vida’. Y él: ‘Que no…’».
Sacaba verdad. Porque enfrentarse a un periodista nefasto y vulnerable desenmascaraba a las estrellas, que demostraban si eran buenas personas o no. Por ejemplo, Jesús Puente le dio coba a todas las preguntas absurdas salvo a la de Gabilondo. «No pesco salmones ni como piedras ni he tartamudeado en mi vida, no pasa nada. Te he visto muy nervioso y no quiero que quedes mal. Pero con Iñaki me llevo bien. Hay algo que falla en esta entrevista’. Un tipo maravilloso». O José Luis López Vázquez, que tenía fama de mal genio: «Cuando murió, el hijo me vio por la calle y se acercó: ‘Quería decirte que con tu entrevista se demostró por fin que era simpático y no un cascarrabias». Además, hubo justicia poética. Gabilondo le fichó. La idea, antes, incluso fue entrevistarle, pero canceló a última hora. «‘Eres una persona con contradicciones’, hacer un silencio y preguntarle: ‘¿Qué fue de su agria polémica con Iñaki Gabilondo?’. A ver qué decía. Iñaki, al principio, no entendía nada, pensaba que era un pitorreo sobre su nombre, pero luego le pareció un humor muy interesante. Y otra cosa. Hubo grandes comunicólogos de radio que me dijeron que por qué no les había nombrado en vez de a Iñaki. No te voy a dar nombres, pero estaban celosos».
Imanol Arias «¡Mira, ni soy gitano, ni hijo de Imanol Uribe ni tengo dos hijos!»