Baltimore enfrenta un «camino difícil» para reabrir su puerto
LUTO POR LOS SEIS OPERARIOS MUERTOS
El luto en Baltimore por los seis operarios muertos –todos inmigrantes hispanos que arreglaban baches en el turno de noche– en el derrumbe del Francis Scott Key Bridge, el puente contra el que se estrelló un carguero fuera de control la madrugada del martes, convive con la preocupación de qué ocurrirá con el puerto, uno de los más importantes del país. El puente afectado está en la desembocadura del río Patapsco y era la puerta de entrada al puerto de Baltimore, una fuente de riqueza insustituible para una ciudad que arrastra problemas económicos desde hace décadas. El año pasado entraron por allí más de 52 millones de toneladas de mercancía procedente del extranjero, con un valor de más de 80.000 millones de dólares. El puerto está cerrado, con un carguero atravesado contra el amasijo de hierros que queda del puente, con una reconstrucción que durará años y con un gran interrogante sobre los 15.000 puestos de trabajo directos –y 100.000 indirectos– que supone la zona portuaria.
El presidente de EE.UU., Joe Biden, aseguró que buscará que el Gobierno costee la reconstrucción. Pero su secretario de Transportes, Pete Buttigieg, reconoció que la recuperación de la estructura y de la actividad del puerto será un «camino largo y difícil». Mientras tanto, las autoridades locales daban los primeros pasos en la investigación del accidente y en determinar las causas de por qué al carguero se le apagó el motor y se descontroló. Ayer se recuperó la ‘caja negra’ del barco y se tratará de determinar si hubo fallos eléctricos y a qué se debieron.