ABC (Sevilla)

El Papa entra caminando en la audiencia general y lee un largo discurso

▸ Ni rastro de los problemas de salud que mostraba las semanas anteriores

- JAVIER MARTÍNEZ-BROCAL

deste asiático; mientras el cuarto está dominado por países africanos. La esperanza de vida en este conjunto apenas alcanza los 60 años, era de 44-50 años en 1990 y de 57-61 años (hombres y mujeres) en 2010.

Por último, cierran el último grupo algunos Estados «sueltos» donde se han producido acontecimi­entos «sociopolít­icos complicado­s» y muy localizado­s que han boicoteado su crecimient­o demográfic­o, como Ruanda, Uganda, Guinea-Bissau, República Centroafri­cana y Lesoto. Las políticas perjudicia­les que desarrolla­n los gobernante­s para sus pueblos provocan que un país pueda descender de grupo en la serie histórica, sostiene este informe.

Pero la regla general es que «la longevidad aumenta en prácticame­nte todos los países del mundo», asegura el economista a este diario. Ello es debido a que hasta los países con los peores indicadore­s han aprendido la regla de oro: la primera baza para aumentar el tiempo de vida de su población es atajar la mortalidad infantil. Después, se mejora la calidad de vida en la edad adulta a través de avances médicos, se cuida la higiene y así hasta conseguir una impronta en todos los datos.

El tabaco como explicació­n

Para el experto de la Sociedad Demográfic­a Danesa Jesús Adrián Álvarez, la publicació­n reviste importanci­a en cuanto que evidencia la desigualda­d mundial en los indicadore­s de las regiones, pese a que mejoren en todas partes. Y ese ‘gap’ es abismal, refiere: los varones en Nigeria vivirán de media en 2030 53 años, en España, tres décadas más, si se cumplen las proyeccion­es realizadas hasta finales de la década.

Donde más se reduce la brecha entre sexos es en las economías de altos ingresos, deducen los investigad­ores. Según dice Álvarez a la cadena de medios Science Media Centre, eso se explica por el «aumento de muertes entre mujeres debido a los cánceres y enfermedad­es respirator­ias asociadas al consumo del tabaco, lo cual se traduce en mayores pérdidas de esperanza de vida de las mujeres en comparació­n a la de los hombres».

El trabajo clasifica 194 países en cinco grupos: hay tres décadas de diferencia entre unos y otros

Combatir la mortalidad infantil y cuidar la higiene son las dos bazas para mejorar los indicadore­s demográfic­os

Ayer Miércoles Santo el Papa entraba a pie en el Aula Pablo VI del Vaticano, el gran salón de audiencias, y hacía saltar por los aires los rumores sobre su delicada salud. Sonriente, ayudándose de un bastón, caminó hasta el sillón desde el que pronunció con voz fuerte una larga catequesis sobre la virtud de la paciencia. Además, se apartó del texto que tenía escrito para contar la historia de dos amigos que asistían en primera fila, un israelí y un palestino, que han perdido a sus hijas en la guerra.

«Hoy aquí hay dos padres, ambos han perdido a sus hijas en el conflicto y ambos son amigos», decía mirando a Bassam Aramin, musulmán de Palestina, y a Rami Elhanan, judío de Israel. Abir, la hija de Bassam falleció en 2007, cuando un soldado israelí disparó con balas de goma en la frontera de Cisjordani­a y el proyectil alcanzó su escuela. Tenía diez años. Smadar, la hija de Rami Elhanan falleció diez años antes, en septiembre de 1997, cuando tenía 14 y un terrorista de Hamás cometió un atentado suicida en un mercado de Jerusalén.

Ambos pertenecen al The Parents Circle Families Forum, organizaci­ón de paz formada por padres que han perdido hijos en el conflicto entre Israel y Palestina. Desde hace años viajan juntos para proponer que se rompa el círculo de violencia. Esta mañana han estado en el Vaticano.

«No miran la enemistad de la guerra, sino que miran la amistad de dos hombres que se aman y que han pasado por la misma crucifixió­n», dijo de ellos el Papa. «Pensemos en este testimonio tan bonito, de estas dos personas que han sufrido en sus hijas la guerra en Tierra Santa. Queridos hermanos, gracias por vuestro testimonio», les saludó. El Papa reclamó «paz en Tierra Santa» y pidió oraciones por «la paz en la atormentad­a Ucrania, que tanto está sufriendo bajo los bombardeos». «Que el Señor nos dé a todos la paz como don de su Pascua», oró.

En muy buena forma

El Pontífice estaba en muy buena forma, preparado para las ceremonias de Semana Santa. Hoy le esperan dos largas ceremonias. Por la mañana tendrá la misa crismal en la basílica de San Pedro, y por la tarde, los oficios del Jueves Santo en una cárcel de mujeres de Roma.

Hay gran expectació­n por las meditacion­es del viacrucis de este año en el Coliseo de Roma, pues lo ha escrito personalme­nte Francisco. Se trata de un texto sobre la oración, con menciones genéricas a cuestiones de actualidad. El Vaticano encarga cada año el texto de estas reflexione­s al hilo de la Pasión de Cristo a un autor diferente. En el año 2000 lo redactó Juan Pablo II, y en 2005, un mes antes de convertirs­e en Papa, el entonces cardenal Joseph Ratzinger.

Por otro lado, el ministro de exteriores de la Santa Sede, Paul Richard Gallagher, ha explicado en una entrevista para la RAI que ve al Papa «con fuerza y decisión».

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Jerónima, de 105 años y su hijo José, en una residencia de Alcalá de Henares (Madrid) // IGNACIO GIL
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Asombrosa recuperaci­ón del Papa, que el domingo no leyó la homilía // EFE

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