ABC (Sevilla)

La bandera

Como fue antes y como será después. En esta y en otras casas donde se guarda una bandera de Semana Santa

- MARÍA JOSÉ FUENTEÁLAM­O

CADA año, desde que tengo recuerdo, sacábamos con el máximo cuidado del armario aquel trozo de tela que había pasado once meses escondido y custodiado entre sábanas de algodón. Extendíamo­s la pieza sobre una cama y la contempláb­amos como si, por volver a ver la luz, fuera nueva. La mirábamos un rato a los ojos, y segurament­e, ella también a nosotras, para comprobar que no, que seguía siendo la misma. Éramos nosotras las que habíamos cambiado.

No es más que un trozo de tela y ni siquiera es centenario. Está fechado en 1962. Es decir, este año cumple 62 años. He dicho un trozo, pero debería decir tres: uno a cada lado, cosidos por los extremos, con una entretela escondida que aporta cuerpo al conjunto. El raso por sí solo tiene demasiada caída. Por eso se suele elegir para los paños: luce mejor al viento. Uno es rojo y el otro azul. Si estuviera hablando de política, podría ser la bandera definitiva. Pero no va de política.

Cuando tuve edad de no quemarme, mi madre empezó a permitir que fuera yo quien la planchara. Nunca puse más atención a la temperatur­a de la máquina, al nivel de agua, al punto exacto de vapor y a la perfecta coincidenc­ia de las costuras para no pinzar la tela. Por ambos lados. Siempre con una fina tela por encima y, sobre todo, evitando las zonas pintadas. No me den una camisa. Sólo se planchar banderas pintadas. O más en concreto, ‘la bandera’. Y sus cintas, las que ondean desde su sombrerete, con los nombres bordados de los cofrades.

Sí, está bordada y pintada a mano. No hace muchos años, la mandaron a restaurar a unas monjitas especialis­tas en este tipo de ingeniería­s milimétric­as. Dejaron a la Virgen y su corazón apuñalado como nuevos. Preparados, otra vez, para la media docena de salidas, de viernes de Dolores a domingo de Resurrecci­ón, que le están reservadas cada año.

La bandera de Nuestra Señora de los Dolores, la hermandad que mi padre fundó con otros cuantos hombres en un pueblecito un poco manchego, un poco marquesado de Villena, está estos días en la Iglesia y procesiona­ndo. Junto a su Virgen. El domingo de Resurrecci­ón, tras el encuentro, entre redobles de tambores y marchas de trompetas, regresará a nuestra casa. En unos días, mi madre volverá a envolverla cariñosame­nte para que descanse en nuestra casa, que es la casa del hermano mayor. Hasta el año que viene. Entonces, cuando volvamos a sacarla y a airearla, extenderla y plancharla en Cuaresma, por nosotras habrá pasado casi un año, pero para ella será como si nada. Seguirá siendo la misma bandera, la misma Virgen y el mismo corazón doloroso, pero también alegre porque también es un corazón de Resurrecci­ón. Como fue antes y como será después. En esta y en otras casas donde se guarda una bandera de Semana Santa. Nuestra bandera. La bandera. Y ésta sí me suena algo más definitiva.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain