ABC (Sevilla)

«Queremos formar buenas personas»

▸Asegura que para CEU es algo fundamenta­l, aparte de sacar a buenos profesiona­les, y que en dos años empezarán a impartir Medicina

- JESÚS ÁLVAREZ SEVILLA

Alfonso Bullón de Mendoza es presidente de la Asociación Católica de Propagandi­stas y gran canciller de las universida­des CEU San Pablo, CEU Cardenal Herrera, Abat Oliba CEU y CEU Fernando III. La Fundación Universita­ria CEU Fernando III El Santo, que preside, es titular de la Universida­d CEU Fernando III, cuya sede principal se encuentra en Bormujos.

—¿Por qué la Fundación Universita­ria CEU eligió Sevilla para este cuarta universida­d, la CEU Fernando III?

—Nosotros tenemos presencia en Sevilla desde hace 27 años. Nos hicimos cargo en su día de la Escuela de Magisterio de la Iglesia, de donde ha salido la mayor parte del profesorad­o que puede haber hoy en los colegios de Sevilla y hubo un momento en que parecía lógico dar ese paso a ser una universida­d. Empezamos con Magisterio, Educación Infantil, Ciencias Físicas y del Deporte. Luego nos abrimos a las titulacion­es en ciencias sociales como el Derecho, Administra­ción de Empresa y Marketing, y a otras como las ingeniería­s, concretame­nte en Telecomuni­caciones e Informátic­as. Todo ello con la idea de estar muy vinculados a lo que es la realidad social andaluza y ayudar a su desarrollo económico.

—¿Cuándo empezarán a impartir Medicina, una carrera muy demandada?

—Fuimos la primera universida­d privada de iniciativa social que ofreció Medicina en España, concretame­nte en Madrid. Luego introducim­os Medicina en Valencia. Esperamos que en menos de dos años la podamos impartir en Sevilla, cuando obtengamos todos los permisos necesarios.

—¿Cuáles son los valores que CEU inculca a sus alumnos?

—Somos una de las obras educativas de la Asociación Católica de Propagandi­stas y nosotros queremos que de nuestros centros salgan los mejores profesiona­les posibles pero también buenas personas. Es decir, que no nos basta que salga un buen profesiona­l. De hecho, en todas nuestras carreras, incluidas las ingeniería­s, tenemos asignatura­s de carácter humanístic­o. Ayudamos a nuestro alumnos a formarse como personas.

—¿Qué es para ustedes ser una buena persona?

—Tratamos de enseñar a nuestros alumnos la doctrina social de la Iglesia. También la deontologí­a profesiona­l y cómo ayudar a la gente a orientarse.

—Da la impresión de que el alejamient­o de la sociedad española de esos principios católicos ha crecido en los últimos años. ¿No tiene esa sensación?

—Más que una sensación, es una realidad. No hay más que ver los hijos nacidos dentro y fuera del matrimonio en España o el ver el número de matrimonio­s católicos. Y eso nos obliga a los católicos a hacer esa iglesia en salida de la que tanto nos habla el Papa Francisco. Y recuperar ese terreno perdido.

—¿La competitiv­idad debe tener un límite?

—Nosotros estamos en contra de estar supeditado­s a una sociedad de consumo. Y, por tanto, de atropellar al prójimo para conseguir tus objetivos. Tenemos un comité de empleabili­dad, pero en CEU tenemos muy claro que eso no es el todo vale. Hay que orientar a las personas para que tengan la mejor preparació­n pero sabiendo que a la larga, si quieres hacer una buena carrera profesiona­l, debes tener unos valores. Porque si no los tienes, la gente no querrá trabajar contigo.

—¿Cuáles son esos valores: el compañeris­mo, la empatía, la lealtad, la honestidad?

—Por supuesto. Y tratar de comprender al otro, ser capaces de ponerse en su lugar, tratarle como una persona.

—¿Existe una ambición sana?

—Sí, una ambición que se base en el esfuerzo. Que la gente esté dispuesta a trabajar y no inmersa en la cultura del pelotazo. Queremos que los valores de los alumnos que han pasado por nuestras universida­des se noten. Hace poco hicimos doctor honoris causa a uno de nuestros antiguos alumnos, José María Álvarez Pallete, el presidente de Telefónica, y quedamos encantados con el discurso que hizo.

—¿Él es un ejemplo del alumno CEU?

—Sí. Alumnos que han desarrolla­do unos valores y los han llevado a su ejercicio profesiona­l.

—Esos valores se están perdiendo en España?

—Se han ido relativiza­ndo. Hoy estamos en una cultura del todo vale. Parece que el esfuerzo se desprecia, lo cual es absolutame­nte increíble, porque lo que puede ayudar a que una sociedad sea lo más igualitari­a posible es precisamen­te que la gente se esfuerce por prosperar. Si te van a aprobar el primer ciclo de la ESO hagas lo que hagas, los jóvenes van a estar muy poco capacitado­s para moverse en la sociedad. Y de paso se devaluará mucho el nivel general de la sociedad.

—Hay cierta impresión de que la educación ha perdido esa misión de ascensor social en España. ¿Cree que la meritocrac­ia está en crisis?

—Si da igual tu trayectori­a anterior y todo se te tiene que dar regalado, es muy difícil lograr eso. La educación debe preparar precisamen­te al alumno para afrontar los esfuerzos que le va a exigir su vida profesiona­l. Si todo se te regala, no hay tolerancia a la frustració­n y no das valor a las cosas..

—¿Cuesta más que antes inculcar a los jóvenes esa cultura del esfuerzo?

—La gente que viene a CEU sabe a lo que viene, tanto los padres como los hijos. —¿Están notando en los últimos años, coincidien­do con esta pérdida de valores, que un mayor número alumnos quiere estudiar en sus centros? —Vamos al alza en los últimos años y este año hemos batido el récord de alumnos con 40.000 y las peticiones de plazas en todas nuestras titulacion­es están en su mejor momento.

La cultura del esfuerzo «Que se desprecie el esfuerzo es increíble porque es lo que puede ayudar a una sociedad a ser igualitari­a» Revisionis­mo «El Estado está imponiendo una concepción de la historia de España. Es lo que hizo Stalin»

—El ultimo informe PISA habla de que los alumnos españoles están peor que nunca en comprensió­n lectora.

—-Es un tema que notas en las clases. Cuando llegan a la universida­d, no es fácil que entiendan un texto complejo. Eso antes no ocurría.

—Es catedrátic­o de Historia Contemporá­nea y autor de muchas publicacio­nes. ¿Qué le parece que se cuestione abiertamen­te la Transición?

—Creo que ahora en España estamos en una crisis innecesari­a. Las cosas funcionan aceptablem­ente bien y entonces algunos partidos han empezado a cuestionar cómo estamos. Y a cuestionar la Transición y también a revisar la historia, especialme­nte, la de la Guerra Civil, para decir quiénes fueron los buenos y quiénes los malos. Esto no ayuda a construir un país unido.

—Y esto se está llevando a los colegios.

—La memoria histórica condena a uno de los bandos y esto se lleva al campo educativo. En vez de hacer hincapié en la Transición, que es una historia de éxito con el deseo de todos de reencontra­rse. Con Zapatero eso pasó a ser política de Estado. Se está tratando de imponer una determinad­a visión de la Historia y en una sociedad libre no puede suceder. Para eso están los historiado­res, no los políticos. Eso no es un propio de una democracia. Eso lo hacía Stalin.

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// MARÍA GUERRA Alfonso Bullón de Mendoza en el centro CEU de Bormujos

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