ABC (Sevilla)

La Supercopa sigue en Arabia, pese a que el Gobierno no la autoriza

▸ El Consejo Superior de Deportes continúa sin aprobar hoy la celebració­n de este torneo en otro país

- JOSÉ CARLOS CARABIAS MADRID

La actualidad en la Federación Española de Fútbol (RFEF) es la normalizac­ión de un campo de minas diario. Se suspende al director de la selección, Albert Luque, al director de marketing, Rubén Rivera, a los que el fiscal pide un año y medio de cárcel por coacciones a Jenni Hermoso; se anuncia una auditoría forense que, visto lo que ha sucedido, a buenas horas; y se está a la espera de los próximos pasos del Gobierno, a través del Consejo Superior de Deportes (CSD). «Estamos en conversaci­ones con la FIFA para ir de la mano en las conversaci­ones que se tengan que tomar», comunicó su presidente, José Manuel Rodríguez Uribes, a ‘ El País’. Solución FIFA que suena a las antiguas sanciones de dopaje: mejor que castiguen los de fuera que tomar las riendas y asumir el control. Y mientras se aclara algo, queda otra cuestión sin resolver desde hace cuatro años: ¿Por qué se sigue jugando la Supercopa de España en Arabia Saudí si el CSD no lo autoriza?

La raíz del trasiego federativo de estos días, que trae el viento de cola por el beso no consentido de Rubiales a Jenni Hermoso, reside en la denuncia que presentó hace dos años el particular Miguel Galán contra Rubiales y Gerard Piqué por corrupción en los negocios y administra­ción desleal en el traslado de la Supercopa a Arabia. Y casi resulta incomprens­ible, al margen de su majestad el dinero, que el torneo se siga celebrando en Oriente Próximo.

Versión del CSD

«El Consejo Superior de Deportes no ha autorizado la celebració­n de esa competició­n deportiva en otro país. No entra dentro de sus competenci­as. La competenci­a del CSD se circunscri­be a la autorizaci­ón de aquellas competicio­nes oficiales de carácter internacio­nal que se disputan en territorio español», señalan fuentes del Consejo a ABC. Y añaden: «La decisión de llevar la Supercopa a Arabia Saudí fue de la Real Federación Española de Fútbol».

El CSD envió un informe a la Fiscalía Anticorrup­ción y la Criminalid­ad Organizada firmado por José Manuel Franco, antepenúlt­imo secretario de Estado para el deporte que ocupó el

cargo hasta junio de 2023. En él expone que, según la Ley del Deporte, una de las funciones de las Federacion­es es «organizar las actividade­s y competicio­nes deportivas oficiales de ámbito estatal». Y según recoge en el documento, artículo 190.1 del Reglamento de la Federación Española de Fútbol, la Supercopa es una competició­n «oficial de ámbito estatal».

A partir de estos matices, en la denuncia pública de Miguel Ángel Galán se recoge que «se pudo producir una prevaricac­ión administra­tiva» por par

te de Rubiales al ejercer la función pública delegada por el CSD y ceder la organizaci­ón de la Supercopa a Sela, el fondo de inversión del reino de Arabia.

En un primer contrato entre la Federación y Sela queda reflejado lo siguiente: «Sela será la única responsabl­e de la organizaci­ón de todos los partidos de conformida­d con la normativa y las directivas de la RFEF y asumirá todos los costes… La RFEF no será responsabl­e bajo ningún concepto de la gestión y organizaci­ón de dichos eventos».

El problema para el expresiden­te Rubiales y sus manejos es que la noticia saltó a los medios de comunicaci­ón. Y en ‘El Confidenci­al’ se airearon los audios con los millones (palos, en la jerga) que Piqué repartía a su criterio. Ante una conducta presuntame­nte prevaricad­ora, los asesores de Rubiales cambiaron el contrato que cedía la organizaci­ón de la Supercopa a Sela y suprimiero­n las cláusulas que impedían a la RFEF ejercer la función pública delegada de gestionar la Supercopa.

«La obligación de Sela de ser exclusivam­ente responsabl­e de la preparació­n de los partidos, quedará suspendida en dicha edición», expresa una de las subcláusul­as del nuevo acuerdo.

«No consta»

Y llama mucho la atención el contenido del documento que envió el Consejo Superior de Deportes a la Fiscalía Anticorrup­ción en el que especifica lo siguiente: «... Cabe señalar que no consta autorizaci­ón o refrendo por parte del CSD, ni comunicaci­ón de la RFEF en relación con el traslado de la disputa de la Supercopa de fútbol a Arabia Saudí».

Como si fuese un agujero blanco en el desierto, el Consejo Superior de Deportes ni autorizó en su momento ni autoriza ahora la disputa de la Supercopa en Arabia, al no entrar, aseguran, dentro de sus competenci­as, y deja esta competició­n en el limbo jurídico de lo inexplicab­le. Eso sí, poderoso caballero es el dinero que proviene del petróleo saudí, 40 millones de euros por edición.

«El CSD no ha autorizado la celebració­n de esta competició­n en otro país», aseguran fuentes del Gobierno

La Federación cambió el contrato ante una presunta prevaricac­ión por haber cedido la organizaci­ón del torneo a Arabia

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// EFE José Manuel Rodríguez Uribes, presidente del CSD
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// EFE Luis Rubiales, expresiden­te de la RFEF

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